lunes, 4 de junio de 2012

Ser mujer y estar sana (Cuarta de siete partes)


Patricia Karina Vergara Sánchez pakave@hotmail.com

 Violencia contra la salud de las mujeres
 Acceso de las mujeres a servicios de salud

 Todo lo expuesto en las anteriores entregas para Mujeres.net sobre los factores que afectan y las condicionantes de la salud de las mujeres, puede sumarse a la limitación que el hecho de ser mujer impone al acceso en sí a los cuidados y servicios de salud -inequidad de género- que, de acuerdo con la Maestra Sara Islas, es “el que hombres y mujeres no tenemos acceso de igual manera a ciertas oportunidades de vida y se justifica por medio de la noción de lo que es permitido para hombres y para mujeres”..

 Menores índices educativos y de alfabetismos resultan en falta de información sobre autoprotección y atención a salud, a un mismo tiempo, que implican deficiente oportunidad laboral sumada al trabajo doméstico no remunerado y, por ende, deficiente poder adquisitivo de servicios de salud. O, bien, dice Sara Islas, “accedo al campo laboral pero no tengo condiciones para ejercer mi carrera profesional y menos si me hago cargo de los hijos pues los horarios laborales no coinciden con los escolares. (Islas acota que esa es otra violencia institucional).

 Las mujeres se tienen que someter a trabajos flexibles que no reditúan igual que los de los varones.” Sara Islas, sigue explicando: “Si yo soy la mujer cuidadora a cargo de los hijos y tengo un malestar físico, se ignora, no se le pone atención al cuerpo hasta que ya es muy tarde. Como culturalmente se espera seas tú quien cuide, no te cuidas a ti misma. Esto se convierte en padecimientos como diabetes, descalcificación, artritis reumatoide, gastritis, colitis, infartos y otros.”

 Al respecto la UNFPA denuncia: “La desigualdad de género y la discriminación perjudican directa e indirectamente la salud de las niñas y las mujeres a lo largo del ciclo vital; y el descuido de sus necesidades de salud impide que muchas mujeres participen plenamente en la sociedad.”1
 
 El origen de las situaciones de inequidad en salud, explica la psicóloga Miriam Medina, está  en la imposición y el preservar los roles tradicionales de género que dificultan el desarrollo pleno y la creación de situaciones equitativas, “como falta de oportunidades para participación política, lo cual redunda desde en políticas públicas no específicas sobre estas necesidades”, enumera Medina, “hasta la falta de autonomía sobre el propio cuerpo en donde no siempre es posible decidir sobre el número de hijos, espaciamiento en los nacimientos, sexualidad o, todavía, el derecho al goce.”

 Convergencia de factores
La línea entre cada factor mencionado es muy delgada y en ocasiones inexistente pues condiciones biológicas se ven complicadas con condiciones de pobreza y, ambas a su vez, son determinadas por violencias varias en contra de las mujeres.

Dos ejemplos:
    1. La maternidad, asunto biológico, no tendría que conllevar la muerte de una mujer cada minuto, a nivel mundial, por complicaciones durante el embarazo y parto. Es decir, alrededor de mil 400 cada día, de acuerdo con el Informe de Avance 2005 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. “Estas muertes maternas son asuntos de violencia patriarcal...”, denuncia la feminista Mónica Rodríguez Gaona, “...como la penalización del aborto, la deficiente educación y distribución de anticonceptivos, la violencia física, la mala alimentación, el escaso acceso a la salud de calidad.”

“La muerte materna se puede prevenir, en más del 90 por ciento de los casos que se registran al año, porque no se trata de accidentes que suceden de repente, son la consecuencia de una mala atención…” Según afirmó la doctora Maricarmen Elú Cayado, secretaría técnica del comité promotor por una Maternidad sin Riesgo.2

Autora, como Luisa Cabal, insisten en el mismo punto: “a pesar de ser fácilmente evitables, las muertes por aborto inseguro y complicaciones del embarazo, parto y puerperio siguen siendo las principales causas de las muertes maternas en estos países (América Latina)”.3

Ipas, que es una organización internacional no gubernamental, que lleva tres décadas trabajando para reducir la tasa de muertes y lesiones relacionadas con el aborto, denuncia que por lo menos un 13% de estas muertes relacionadas con el embarazo, e innumerables lesiones con la misma causa, ocurren como resultado del aborto realizado en condiciones inadecuadas, más adelante, Ipas, agrega que esas condiciones de riesgo ocurren cuando el acceso a servicios seguros para la interrupción del embarazo está  restringido por las leyes u otros motivos.4

Cada año hay, según se estima, unos 50 millones de mujeres que se someten a abortos, de los cuales 20 millones se realizan en malas condiciones; a raíz de ello, pierden la vida unas 78.000 mujeres y millones más padecen lesiones y enfermedades. Al menos un cuarto de todos los abortos realizados en malas condiciones corresponden a niñas de entre 15 y 19 años de edad, documenta UNFPA.5

Incluso, señala UNFPA, En muchos países de bajos ingresos si se ofrecieran servicios eficaces de atención posterior al aborto, se reducirían sustancialmente las tasas de mortalidad de madres en hasta una quinta parte.

En América Latina se realizan al año más de cuatro millones de abortos inducidos. Dado que en la mayoría de los casos el aborto es ilegal, los procedimientos se realizan en condiciones de clandestinidad y por lo tanto peligrosas, resultando en un grave problema de salud pública que amenaza la vida de miles de mujeres y pone en peligro su salud reproductiva, de acuerdo con Cabal.6

Punto aparte del aborto, los embarazos llevados a término implican riesgos mortales para las mujeres. Informa el Fondo de Población de la ONU (UNFPA) “Llegan a millones las cantidades de mujeres que sobreviven pero padecen enfermedades y discapacidad debido al embarazo y el parto”.7

Incluso, se estima que por cada defunción de una madre, hay entre 30 y 50 casos de mujeres que no mueren en ese momento pero que a consecuencia de las complicaciones durante y en el post parto desarrollan enfermedades y discapacidades por las que llegan a fallecer, a ello se le nombra morbilidad, tanto temporal como crónica, de acuerdo a la Iniciativa sobre la Maternidad sin Riesgo, una coalición de organismos de las Naciones Unidas y Organizaciones No Gubernamentales.

La UNFPA relata: No es infrecuente que las mujeres africanas, cuando están a punto de dar a luz, se despidan de sus hijos mayores. En la República Unida de Tanzanía, las madres tienen un dicho: "Me voy al mar a recoger un nuevo niño, pero el viaje es largo y peligroso y tal vez no regrese". En algunos lugares, hasta un 40% de las mujeres padecen graves enfermedades después del parto.8

Los avances en estos temas son lentos, por ejemplo, IPAS denunció  que en octubre de 2007, el gobierno nicaragüense prohibió el aborto bajo toda circunstancia, incluso cuando el embarazo pone en riesgo la vida de la mujer.9

La Jornada refiere que el nuevo Código Penal eliminó en Nicaragua la figura legal de aborto terapéutico “condenando a morir a madres embrazadas.”

    1. Otro ejemplo, es la reciente feminización del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA), a nivel mundial es otra problemática que ejemplifica como la convergencia de factores diversos condiciona la salud de las mujeres: “En las regiones del Caribe y de África al Sur del Sahara es mayor la cantidad de mujeres infectadas que la de hombres seropositivos. En África al sur del Sahara, las jóvenes constituyen un 76% de los jóvenes que viven con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) Y el SIDA es la principal causa de muerte de mujeres”.10

Fabiana Méndez, activista feminista en argentina, en su página web Mujeres a Corazón Abierto cita a ONUSIDA que presentó el Informe 2006 donde todos ya coinciden en que en el mundo la epidemia del VIH positivo, sigue creciendo y mujeres y jóvenes (15 a 24 años) son hoy los que la alimentan.

En esta problemática también coinciden las vertientes de vulnerabilidad mencionadas: Por una parte las características fisiológicas, pues la Organización Mundial de la Salud (OMS), estimó que en las relaciones sexuales las mujeres son de dos a cuatro veces más vulnerables que los hombres a la infección del virus del VIH.

Por otra parte, la situación social de desprotección para el sexo femenino hace más difícil la búsqueda de soluciones, pues Fabiana Méndez señala que “las mujeres y las niñas adolescentes son vulnerables al VIH/SIDA, no a causa de sus comportamientos individuales, sino debido a la discriminación y la violencia de que son objeto y a la desigualdad en las relaciones de poder… Muchas mujeres en el mundo que no pueden controlar cuándo y con quién tienen contacto sexual, incluso en algunos lugares no se les permite, ni se les alienta, a entender su propio cuerpo, lo cual las vuelve más vulnerables frente a las enfermedades de transmisión sexual.”11

Un dato que mueve a la reflexión es el de Nigeria, en donde el primer caso de VIH/SIDA fue diagnosticado en una niña de 13 años en 1986. Desde ese entonces, el número de niñas infectadas y afectadas por el VIH/SIDA ha experimentado un aumento desproporcionado comparado con el de sus pares masculinos.12

Mientras que en Zaria (Nigeria), se comprobó que un 16% de las pacientes que acudían a hospitales por enfermedades de transmisión sexual eran menores de cinco años, según lo relatado en el informe de la UNFPA.

En cuanto a América Latina, de acuerdo con las Naciones Unidas, las mujeres tienen más probabilidades de infectarse con VIH/SIDA que los hombres a través de relaciones sexuales sin protección. La feminización del contagio ha sido evidente en toda la región. En Perú, por ejemplo, si en 1990 por cada 15 varones con SIDA había una mujer, en 1998 la proporción se había reducido, de modo que por cada cinco varones ya había una mujer infectada.13

Tradiciones, religiosidad, ritos, costumbres y su violencia contra la salud de las mujeres

Si al conjunto de violencias en formas y niveles varios, ya expuestos, se suma la violencia cultural desde lo tradicional religioso y su influencia en las decisiones políticas de las naciones, entonces se puede ver directamente afectada la salud de cada una de las mujeres de esas mismas naciones, será el tema de la siguiente entrega de Ser mujer y estar sana
1 UNFPA, El estado de la población mundial 2000, Capítulo 2.
2 González, Miriam, Muerte Materna: El precio de ser madre.
3Cabal, Luisa, Lemaitre; Julieta y Roa, Mónica, Cuerpo y Derecho: legislación y jurisprudencia en América
4Ipas, La salud de la mujer.
5 UNFPA, El estado de la población mundial 2000, Capitulo 2.
6 Cabal, Luisa, Lemaitre; Julieta y Roa, Mónica, Cuerpo y Derecho: legislación y jurisprudencia en América Latina.
7 Fondo de Población de las Naciones Unidas. Estado de la población mundial 2004: salud materna
8 UNFPA El estado de la población mundial 2000, Capitulo 2.
9 IpAS Resumen de noticias en Latinoamérica, 21 junio de 2007
10 Méndez, Fabiana Andrea, Cuando el SIDA tiene cara de mujer
11 Ibidem.
12Cesnabmihilo Dorothy Aken'Ova ,El Efectivo Funcionamiento de los Mecanismos de Derechos Humanos.
13 Cabal, Luisa; Lemaitre, Julieta y Roa Mónica, Op. Cit.

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