Patricia Karina
Vergara Sánchez pakave@hotmail.com
Violencia
contra la salud de las mujeres
Acceso
de las mujeres a servicios de salud
Todo lo
expuesto en las anteriores entregas para Mujeres.net sobre los factores
que afectan y las condicionantes de la salud de las mujeres, puede sumarse a la
limitación que el hecho de ser mujer impone al acceso en sí a los cuidados y
servicios de salud -inequidad de género- que, de acuerdo con la Maestra Sara
Islas, es “el que hombres y mujeres no tenemos acceso de igual manera a ciertas
oportunidades de vida y se justifica por medio de la noción de lo que es
permitido para hombres y para mujeres”..
Menores
índices educativos y de alfabetismos resultan en falta de información sobre
autoprotección y atención a salud, a un mismo tiempo, que implican deficiente
oportunidad laboral sumada al trabajo doméstico no remunerado y, por ende,
deficiente poder adquisitivo de servicios de salud. O, bien, dice Sara Islas,
“accedo al campo laboral pero no tengo condiciones para ejercer mi carrera
profesional y menos si me hago cargo de los hijos pues los horarios laborales
no coinciden con los escolares. (Islas acota que esa es otra violencia
institucional).
Las mujeres
se tienen que someter a trabajos flexibles que no reditúan igual que los de los
varones.” Sara Islas, sigue explicando: “Si yo soy la mujer cuidadora a
cargo de los hijos y tengo un malestar físico, se ignora, no se le pone
atención al cuerpo hasta que ya es muy tarde. Como culturalmente se espera seas
tú quien cuide, no te cuidas a ti misma. Esto se convierte en
padecimientos como diabetes, descalcificación, artritis reumatoide, gastritis,
colitis, infartos y otros.”
Al respecto
la UNFPA denuncia: “La desigualdad de género y la discriminación perjudican
directa e indirectamente la salud de las niñas y las mujeres a lo largo del
ciclo vital; y el descuido de sus necesidades de salud impide que muchas
mujeres participen plenamente en la sociedad.”1
El origen
de las situaciones de inequidad en salud, explica la psicóloga Miriam Medina,
está en la imposición y el preservar los roles tradicionales de género
que dificultan el desarrollo pleno y la creación de situaciones equitativas,
“como falta de oportunidades para participación política, lo cual redunda desde
en políticas públicas no específicas sobre estas necesidades”, enumera Medina,
“hasta la falta de autonomía sobre el propio cuerpo en donde no siempre es
posible decidir sobre el número de hijos, espaciamiento en los nacimientos,
sexualidad o, todavía, el derecho al goce.”
Convergencia
de factores
La línea entre
cada factor mencionado es muy delgada y en ocasiones inexistente pues
condiciones biológicas se ven complicadas con condiciones de pobreza y, ambas a
su vez, son determinadas por violencias varias en contra de las mujeres.
Dos ejemplos:
- La maternidad, asunto biológico, no tendría que conllevar la muerte de una mujer cada minuto, a nivel mundial, por complicaciones durante el embarazo y parto. Es decir, alrededor de mil 400 cada día, de acuerdo con el Informe de Avance 2005 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. “Estas muertes maternas son asuntos de violencia patriarcal...”, denuncia la feminista Mónica Rodríguez Gaona, “...como la penalización del aborto, la deficiente educación y distribución de anticonceptivos, la violencia física, la mala alimentación, el escaso acceso a la salud de calidad.”
“La muerte
materna se puede prevenir, en más del 90 por ciento de los casos que se
registran al año, porque no se trata de accidentes que suceden de repente, son
la consecuencia de una mala atención…” Según afirmó la doctora Maricarmen Elú
Cayado, secretaría técnica del comité promotor por una Maternidad sin Riesgo.2
Autora, como
Luisa Cabal, insisten en el mismo punto: “a pesar de ser fácilmente evitables,
las muertes por aborto inseguro y complicaciones del embarazo, parto y
puerperio siguen siendo las principales causas de las muertes maternas en estos
países (América Latina)”.3
Ipas, que es una
organización internacional no gubernamental, que lleva tres décadas trabajando
para reducir la tasa de muertes y lesiones relacionadas con el aborto, denuncia
que por lo menos un 13% de estas muertes relacionadas con el embarazo, e
innumerables lesiones con la misma causa, ocurren como resultado del aborto
realizado en condiciones inadecuadas, más adelante, Ipas, agrega que esas
condiciones de riesgo ocurren cuando el acceso a servicios seguros para la
interrupción del embarazo está restringido por las leyes u otros motivos.4
Cada año hay, según
se estima, unos 50 millones de mujeres que se someten a abortos, de los cuales
20 millones se realizan en malas condiciones; a raíz de ello, pierden la vida
unas 78.000 mujeres y millones más padecen lesiones y enfermedades. Al menos un
cuarto de todos los abortos realizados en malas condiciones corresponden a
niñas de entre 15 y 19 años de edad, documenta UNFPA.5
Incluso, señala
UNFPA, En muchos países de bajos ingresos si se ofrecieran servicios eficaces
de atención posterior al aborto, se reducirían sustancialmente las tasas de
mortalidad de madres en hasta una quinta parte.
En América Latina
se realizan al año más de cuatro millones de abortos inducidos. Dado que en la
mayoría de los casos el aborto es ilegal, los procedimientos se realizan en
condiciones de clandestinidad y por lo tanto peligrosas, resultando en un grave
problema de salud pública que amenaza la vida de miles de mujeres y pone en
peligro su salud reproductiva, de acuerdo con Cabal.6
Punto aparte del
aborto, los embarazos llevados a término implican riesgos mortales para las
mujeres. Informa el Fondo de Población de la ONU (UNFPA) “Llegan a millones las
cantidades de mujeres que sobreviven pero padecen enfermedades y discapacidad
debido al embarazo y el parto”.7
Incluso, se estima
que por cada defunción de una madre, hay entre 30 y 50 casos de mujeres que no
mueren en ese momento pero que a consecuencia de las complicaciones durante y
en el post parto desarrollan enfermedades y discapacidades por las que llegan a
fallecer, a ello se le nombra morbilidad, tanto temporal como crónica, de
acuerdo a la Iniciativa sobre la Maternidad sin Riesgo, una coalición de
organismos de las Naciones Unidas y Organizaciones No Gubernamentales.
La UNFPA relata:
No es infrecuente que las mujeres africanas, cuando están a punto de dar a luz,
se despidan de sus hijos mayores. En la República Unida de Tanzanía, las madres
tienen un dicho: "Me voy al mar a recoger un nuevo niño, pero el viaje es
largo y peligroso y tal vez no regrese". En algunos lugares, hasta un 40%
de las mujeres padecen graves enfermedades después del parto.8
Los avances en
estos temas son lentos, por ejemplo, IPAS denunció que en octubre de
2007, el gobierno nicaragüense prohibió el aborto bajo toda circunstancia,
incluso cuando el embarazo pone en riesgo la vida de la mujer.9
La Jornada
refiere que el nuevo Código Penal eliminó en Nicaragua la figura legal de
aborto terapéutico “condenando a morir a madres embrazadas.”
- Otro ejemplo, es la reciente feminización del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA), a nivel mundial es otra problemática que ejemplifica como la convergencia de factores diversos condiciona la salud de las mujeres: “En las regiones del Caribe y de África al Sur del Sahara es mayor la cantidad de mujeres infectadas que la de hombres seropositivos. En África al sur del Sahara, las jóvenes constituyen un 76% de los jóvenes que viven con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) Y el SIDA es la principal causa de muerte de mujeres”.10
Fabiana Méndez,
activista feminista en argentina, en su página web Mujeres a Corazón Abierto
cita a ONUSIDA que presentó el Informe 2006 donde todos ya coinciden en que en
el mundo la epidemia del VIH positivo, sigue creciendo y mujeres y jóvenes (15
a 24 años) son hoy los que la alimentan.
En esta
problemática también coinciden las vertientes de vulnerabilidad mencionadas:
Por una parte las características fisiológicas, pues la Organización Mundial de
la Salud (OMS), estimó que en las relaciones sexuales las mujeres son de dos a
cuatro veces más vulnerables que los hombres a la infección del virus del VIH.
Por otra parte,
la situación social de desprotección para el sexo femenino hace más difícil la
búsqueda de soluciones, pues Fabiana Méndez señala que “las mujeres y las niñas
adolescentes son vulnerables al VIH/SIDA, no a causa de sus comportamientos
individuales, sino debido a la discriminación y la violencia de que son objeto
y a la desigualdad en las relaciones de poder… Muchas mujeres en el mundo
que no pueden controlar cuándo y con quién tienen contacto sexual, incluso en
algunos lugares no se les permite, ni se les alienta, a entender su propio
cuerpo, lo cual las vuelve más vulnerables frente a las enfermedades de
transmisión sexual.”11
Un dato que mueve
a la reflexión es el de Nigeria, en donde el primer caso de VIH/SIDA fue
diagnosticado en una niña de 13 años en 1986. Desde ese entonces, el número de
niñas infectadas y afectadas por el VIH/SIDA ha experimentado un aumento
desproporcionado comparado con el de sus pares masculinos.12
Mientras que en
Zaria (Nigeria), se comprobó que un 16% de las pacientes que acudían a
hospitales por enfermedades de transmisión sexual eran menores de cinco años,
según lo relatado en el informe de la UNFPA.
En cuanto a
América Latina, de acuerdo con las Naciones Unidas, las mujeres tienen más
probabilidades de infectarse con VIH/SIDA que los hombres a través de
relaciones sexuales sin protección. La feminización del contagio ha sido
evidente en toda la región. En Perú, por ejemplo, si en 1990 por cada 15
varones con SIDA había una mujer, en 1998 la proporción se había reducido, de
modo que por cada cinco varones ya había una mujer infectada.13
Tradiciones,
religiosidad, ritos, costumbres y su violencia contra la salud de las mujeres
Si al conjunto de
violencias en formas y niveles varios, ya expuestos, se suma la violencia
cultural desde lo tradicional religioso y su influencia en las decisiones
políticas de las naciones, entonces se puede ver directamente afectada la salud
de cada una de las mujeres de esas mismas naciones, será el tema de la
siguiente entrega de Ser mujer y estar sana
3Cabal, Luisa, Lemaitre; Julieta y Roa, Mónica, Cuerpo y Derecho:
legislación y jurisprudencia en América
6 Cabal, Luisa, Lemaitre; Julieta y Roa, Mónica, Cuerpo y Derecho: legislación
y jurisprudencia en América Latina.
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