Participación de Lucha Castro del Centro de Derechos de las Mujeres de Chihuahua, México
Agradecemos el
gesto de solidaridad al compartir el trabajo profesional, objetivo y
sensible realizado por la CIDH, que refleja el cumplimiento de su misión
en la defensa de los DDHH. Sabemos de la tensión que viven,
por la presión de nuestros gobernantes latinoamericanos quienes
insisten en que se comporten con más “prudencia“, y se limiten a hacer
actividades de promoción en lugar de protección y denuncia.
Qué bueno que han resistido, como nosotras lo hacemos cada día.
Es una alegría
contar con el informe que da cuenta de que nuestras historias de vida
personal y comunitaria importan, que la vida cotidiana que sufrimos en soledad
y temor está acompañada y es validada por una instancia de tanto
prestigio, pese a los intentos de arrancar sus alas de libertad.
La emoción me
embargó cuando recibí la invitación, seguida de la preocupación
por cumplir con las expectativas de un informe tan amplio y
útil que abarca todas las temáticas del continente, solo en 15
minutos. El tiempo asignado me da un buen pretexto para ubicarme en el
contexto mexicano, que no es ajeno a la realidad de Latinoamérica.
El informe
no tiene desperdicio alguno en la enumeración de la realidad de las y los
defensores en el continente: líderes sindicales, campesinos, indígenas,
afro descendientes, del medio ambiente sano, los derechos de las
personas LGTBI y por supuesto las defensoras de derechos humanos cuyo
testimonio ocupará mayoritariamente mi atención.
Este
informe si bien no particulariza, nos ilustra sobre qué cosas
podemos exigir a nuestros gobiernos y que recomendaciones son
pertinentes, tiene valor porque además la realidad plasmada fue
retroalimentada por el testimonio de los sueños, el sufrimiento y la
sangre de quienes tomaron la decisión de defender los derechos
humanos.
Los testimonios
de las luchas de los pueblos latinoamericanos en la defensa de sus derechos,
contenidos en este informe, si bien no abarca los miles de casos que
permanecen en el anonimato, son una excelente aproximación de la cotidianidad
de obstáculos que enfrentamos las y los protagonistas. Asimismo, el capítulo da
cuenta de la respuesta de los estados, lo mismo Guatemala que Colombia,
Honduras o México. Parecería que todos los gobiernos coinciden en
la estrategia de deslegitimar, no investigar y criminalizar.
Por lo amplio del
tema comentaré algunos de los incisos de este capítulo, esperando dejarles
la inquietud de leer todo el amplio texto.
El especial
riesgo de quienes tutelan los derechos laborales. El informe señala que cito textualmente:
“el continente americano continúa siendo el más peligroso del mundo para
quienes ejercen la defensa de los DDHH laborales. A manera de ejemplo, en el
2010 de la cifra mundial de 90 asesinatos, el 83% se cometió en América,
el informe muestra la preocupación en países como Colombia, Honduras,
Guatemala y Venezuela “. Este tema me
hizo recordar las luchas sindicales en México de los electricistas, Mexicana de
Aviación, los mineros y los maestros que integran el SNTE, el más grande
sindicato de las América, obligados a conseguir votos para su lideresa Elba
Esther Gordillo y venderlos al mejor postor. Tiene razón la CIDH en
cuanto al uso abusivo del derecho, ayer unos maestros
de CONALEP de Chihuahua fueron despedidos por el cuñado del gobernador
(Director de CONALEP) al intentar registrar un sindicato independiente.
En relación al
riesgo especial de quienes luchan por un ambiente sano,
Como lo reconoce
el informe los proyectos desarrollados por industrias extractivas se da como
consecuencia de la conclusión de tratados de libre comercio y los compromisos
de aumento de la inversión extranjera, por lo que las y los defensores
enfrentan a trasnacionales que buscan: la privatización del agua, explotación
de minas, y bosques. Para “garantizar” esta explotación, las
transnacionales contratan guardias privados o grupos paramilitares quienes
aniquilan, amenazan y hostigan a quienes defienden el medio ambiente.
Además, es frecuente que se usen a los medios de comunicación para estigmatizar
a estos defensores de la madre tierra como enemigos del desarrollo. Gobiernos
que manipulan el derecho para encarcelar a defensores y defensoras casos
documentados de Brasil, Salvador, Guatemala, Honduras, Ecuador, Panamá, Perú y por supuesto, México.
Según datos del TPP capitulo México, el 25 % del territorio nacional fue
entregado a empresas mineras para su explotación.
Las y los
defensoras / es de los trabajadores migratorios y sus familias.
La comisión y la
Corte en su opinión consultiva se han pronunciado sobre el tema. Destacan las
detenciones y la falta del debido proceso.
Sobresale México,
por ser uno de los principales países de origen, transito, destino y
retorno de migrantes. Según la Secretaría de Gobernación al año ingresan
150 mil migrantes indocumentados, según las organizaciones de la sociedad
civil, son 400 mil.
Por supuesto que
a las detenciones que realiza el estado mexicano violatorios del debido
proceso y libertad personal, se suma el contexto de militarización y
presencia del crimen organizado con la complicidad de cuerpos policíacos que
participan en secuestros, desapariciones y asesinatos de miles de
indocumentados.
La CNDH
informó que entre septiembre de 2008 a febrero de 2009 conocieron
de la privación de la libertad a 9,758 migrantes.
¿Cómo no
indignarse ante la pasividad del gobierno mexicano, frente a las madres
que este 10 de mayo marcharon para exigir que busquen a sus hijos e
hijas, muchos de ellos migrantes centroamericanos? ¿Cómo no indignarse cuando
grupos criminales y el propio estado manipulando el tipo penal de tráfico de
personas procesa a defensoras y defensores de derechos humanos que
ofrecen albergue a migrantes y además los estigmatizan como protectores
de delincuentes?
Despliegan a los
cuerpos policíacos para investigar y encarcelar a estos defensores o defensoras,
como a Concepción Moreno, de Querétaro, pero no actúan con esa diligencia cuando
se trata de investigar a quienes abusan de los migrantes, incluyendo a los
funcionarios que trafican con ellos o son cómplices de los abusos.
La impunidad es
una violación autónoma, se lo acabo de aprender a Silvia Serrano, en el taller
de hace dos horas.
México ofrece una
amplísima gama de casos, tal vez los más conocidos son los de los
sacerdotes Pedro Pantoja y José Alejandro Solalinde, ambos con
medidas cautelares desde abril del 2010, como no indignarnos si no cierra le
herida de San Fernando, donde se encontraron más de 70 cuerpos de migrantes,
cuando se abre otra cada día como la de Cadereyta, Nuevo León.
Todo este horror,
en medio de la política de simulación del estado mexicano y el especial
riesgo lo constatamos con la ausencia que duele del padre Solalinde.
El especial
riesgo de las defensoras de derechos humanos.
Como el de Blanca
Velásquez de Puebla; Betina y Alba Cruz de Oaxaca, Lidya Cacho de Cancún, las
compañeras y compañeros del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres de
Chihuahua, que acompañamos y litigamos a víctimas de violencia feminicida,
trata, violencia sexual y familiar, tortura, desaparición forzada ejecuciones
extrajudiciales, todo esto en Ciudad Juárez y Chihuahua.
Abrazadas
por las convenciones de Belén Do Pará y la CEDAW, las
defensoras de derechos humanos enfrentamos riesgos particulares, bajo el
alentador reconocimiento a la especificidad de la resolución AG/RES 2579
( XL-0-10) de la Asamblea General de la OEA.
El precio que se
paga por ser una defensora de derechos humanos tiene un altísimo costo al menos
en Chihuahua, desde donde vengo. La oficina de la Alta Comisionada para los DDHH
de la ONU, señala en su informe entre el compromiso y el riesgo, que este es el
lugar más peligroso de México para defender los derechos humanos.
Vivimos en un
mundo patriarcal en donde a diario luchamos por cuestionar y cambiar los roles
y estereotipos de género, llevamos a cuesta los riesgos
particulares a raíz de la discriminación histórica. Sin duda, esto
agrava las causas que promovemos, la participación de las defensoras desafía el
patriarcado y convoca a construir nuevos paradigmas, y eso no les gusta a
muchos.
Es muy importante
el énfasis que señala el informe sobre las dificultades del trabajo de las
defensoras en situación de conflicto armado, tal como sucede actualmente en
Chihuahua, en donde las madres, las hermanas, las hijas y las mujeres en
general, han asumido un rol activo en la defensa de los derechos humanos de los
varones de la familia que han sido torturados, desaparecidos, asesinados.
El informe de la
CIDH habla de Josefina y Malena Reyes, de Susana Chávez y por
supuesto de mi querida compañera Marisela Escobedo. No es casual
que los feminicidios cometidos en vs. de defensoras de Chihuahua, es el lugar
del planeta que mas asesinan mujeres en el mundo. Según las cifras del INEGI,
tan sólo en 2010, Chihuahua presentó una tasa de 34 asesinatos por cada 100 mil
mujeres, el promedio mundial es de menos de 3.
La Comisión
acierta en ubicar la problemática en la aplicación de estereotipos de género en
el lenguaje y razonamiento de los operadores del sistema de justicia, a cargo
de investigar las violaciones a derechos humanos de las mujeres, tal como lo
relaciona la Corte con la sentencia de campo algodonero, y por
supuesto la fuerte estigmatización en sus comunidades, de quienes
se convierten de victimas en defensoras de derechos humanos como el caso de
Inés y Valentina que además cargaron con el obstáculo adicional por su
calidad de indígenas.
Por ejemplo se
nos acusa de atentar contra los valores morales y de la familia al
defender los derechos sexuales y reproductivos o a la personas lésbico-gay. Nos
acusan los gobiernos conservadores, las iglesias que desde el púlpito
condenan a personas, partidos u organizaciones propiciando un ambiente de
linchamiento para las y los defensores de las personas LGTBI. Esto lo saben
bien las católicas por el derecho a decidir,
Por eso aplaudo la reciente
sentencia de la Corte Interamericana sobre el caso de Atala, la mujer, jueza,
chilena y lesbiana a quien se le negó la custodia de sus hijas por su
orientación sexual. La Corte no hubiera resuelto este caso, de no ser por la
valentía de la Comisión de aceptarlo y luego enviarlo a la Corte. Es el primer
caso en el que el sistema interamericano se pronuncia sobre una discriminación
por razones de orientación sexual.
Las defensoras
que levantamos nuestra voz ante la CIDH nos exponemos a un riesgo adicional a
los ya cotidianos de hombres violentos con sus parejas, o violadores,
tratantes de personas, agentes estatales y no estatales, todo esto en un
contexto militarizado y machista, con gobiernos que simulan y manipulan
como la del gobernador Duarte de Chihuahua, que presumió el
reconocimiento de la CIDH por haber erradicado la tortura y el feminicidio en
Chihuahua. Nosotras respondimos con cifras, y entonces el Fiscal General
del estado nos acusó de inventar desapariciones forzadas para acudir a la
CIDH y el gobernador Duarte nos acusó de vivir de exhibir al
estado y de lucrar.
La respuesta a mi presencia en este informe fueron
las declaraciones de antier, los que viven de hablar mal de chihuahua que
se vayan, dijo el gobernador. Con esta situación de linchamiento, cómo
hacer posible las recomendaciones del informe? ¡Es una buena
pregunta¡
Finalmente leer y
releer el informe me hizo enfrentarme a las luces y sombras que acompañan los
pasos de los y las defensores de derechos humanos, en cada párrafo me
encontré a alguien conocido, al menos sabía de su lucha por las
redes que las y los defensores hemos tendido, como manera de saber que no
estamos solas…, hoy mismo los correos se encuentran saturados de peticiones de
acciones urgente por defensores en riesgo, muchas de ellas y ellos son
parte de este auditorio.
Termino con
algunas frases que les escuché a dos defensoras de DDHH entrañables, con
quienes compartí la utopía de que otro mundo es posible, y con quienes
hasta hace poco compartí también pláticas, risas y foros como éste. Tiempo
después las mataron.
A Marisela
Escobedo le escuché decir: “no quiero que la sangre de mi hija
sea en vano, ojala que sea el último femincidio en Ciudad Juárez”. Su
asesinato y el de su hija Rubí continúan impunes.
Hago mías las
palabras de Bety Cariño: “Documentamos la violación de derechos
humanos para no olvidar, para conservar la memoria histórica en la cabeza
y en el corazón de quienes están torturando, quienes queman nuestras
casas, nos amenazan, violan, desaparecen y asesinan a nuestros hijos e
hijas”.
Gracias a
la CIDH para el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres de Chihuahua la
invitación a presentar el informe es un logro, es un reconocimiento a la labor
que realizamos.
Ante la situación
especialmente difícil que hoy nos encontramos las y los defensores de derechos
humanos en México, nosotras somos parte del aumento de las estadísticas
del 42% de medidas cautelares a las que se refirió el subsecretario Max
Alberto Diener, por lo que a pesar de contar con las MC 55 -2008
como en nuestro caso y la importancia de este informe la pregunta obligada
es QUIEN SIGUE?
Muchas gracias.
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