lunes, 4 de junio de 2012

Acoso en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos


Dr. Raúl Plascencia Villanueva, Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos

Miembros de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República

Integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados

Organizaciones Civiles de Derechos Humanos

A la Opinión Pública:


El acoso sexual es un delito que representa una violación a la integridad y a la dignidad de las mujeres. Es un acto a todas luces intolerable, sobre todo cuando se lleva a cabo dentro de la propia institución encargada de velar por la defensa y observancia de los derechos humanos en México.

Dos mujeres fueron víctimas de acoso sexual por parte del Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la CNDH, Arturo Zárate Vite. Iniciaron el pasado 10 de abril el proceso penal AP/PGR/UEIDCSPCAJ/SP/M-XXVIII/089/2012 ante la Unidad Especializada de Investigación de Delitos Cometidos por Servidores Públicos y Contra la Administración de Justicia, por eso, la renuncia del acosador, limita las posibilidades de juzgarlo debidamente, porque de esta manera se libra a la CNDH de su responsabilidad. Nosotras exigimos que responda y se haga cargo de las consecuencias laborales y personales de las afectadas. 

Las hostigadas denunciaron esta situación ante el Primer Visitador, el Dr. Luis García López Guerrero, frente al cual el acosador reconoció su mala conducta y su delito. El visitador pidió que simplemente lo perdonaran e incluso desestimó sus versiones. Por ello posteriormente las afectadas acudieron al Órgano Interno de Control. La respuesta de las autoridades de este organismo nacional hasta ahora es el silencio y en cambio fueron hostigadas laboralmente, lo que las condujo a salir de la CNDH. Exigimos reparación del daño.

Dr. Raúl Plascencia Villanueva, usted se negó a recibirlas para escuchar su caso. Usted, que tantas veces ha señalado que los delitos deben denunciarse para que no queden impunes, que en discursos se ha pronunciado como un defensor de los derechos de las mujeres y que a raíz de la reforma constitucional en materia de derechos humanos aprobada en junio del 2011, ha repetido que ahora quien viola los derechos humanos viola la Constitución. 

Es alarmante la apatía que han mostrado hacia este caso, dejando a las mujeres a merced del agresor, quien se defiende como si no tuviera una responsabilidad interna y de servidor público. El acosador vuelve a revictimizar a las víctimas, provocando con esto una situación intolerable para las exfuncionarias.

Más preocupante es que haya aceptado la renuncia de Arturo Zárate Vite sin sanción alguna, privilegiando la impunidad y propiciando que esta conducta reiterada de acoso pueda suceder y multiplicarse en otros lugares, por ello es la CNDH quien debe inhabilitarlo para trabajar en otro puesto dentro del gobierno. Es lo menos que esa comisión puede hacer, para actuar en congruencia con su cometido. No admitimos que estén en riesgo a más mujeres.

Pero lo que debe inquietarnos a todos: mujeres, hombres, indígenas, periodistas, defensores civiles y a la sociedad en general, es el silencio de las autoridades que por ley deben velar por nuestros derechos humanos.
Una institución protectora de los derechos humanos, que para este año ejerce un presupuesto de mil 280,276,629 de pesos y que no defiende a dos mujeres víctimas de acoso sexual es algo que debe movernos a reflexionar, por la indignación que produce y porque contradice todos los discursos.

Las mujeres y organizaciones abajo firmantes exigimos que el caso sea revisado, atendido, que se actúe con justicia de acuerdo al marco legal y sobre todo, que la CNDH y su presidente expliquen de cara a la sociedad, en un ejercicio de transparencia, lo sucedido en este caso de hostigamiento sexual.

Creemos urgente que las afectadas reciban del Estado una reparación al daño que causó el acosador, en su trabajo, en su estabilidad familiar y emocional.

No nos quedaremos calladas. Vamos a exigir que el acoso que afecta a millones de mujeres sea realmente atendido.

Urgimos a las autoridades una justicia sea expedita.

Reconocemos a las valientes mujeres que rompieron el silencio y se atrevieron a denunciar.
¡Ya basta de impunidad!

Es de justicia identificar a quienes son agresores indirectos.


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