sábado, 29 de diciembre de 2018

La revolución de las mujeres del siglo XXI: la Huelga Internacional



Josefina Chávez Rodríguez*

El 8 de marzo de 2018 millones de mujeres en más de 50 países salieron a las calles en todos los continentes. Una revuelta del siglo XXI sin precedentes, que muestra el estallido de una energía poderosa y una dinámica internacional del movimiento de las mujeres en un contexto global e histórico de un sistema capitalista en profunda crisis, que se expresa con tendencias políticas y sociales conservadoras, reaccionarias y misóginas.
El llamado a la Huelga Internacional de Mujeres, como se documentó en el número anterior, se gestó y creció en el contexto de la huelga de las mujeres en Polonia, el movimiento Ni Una Menos en Argentina e Italia en 2016. Experiencias que combinaron muy diversas luchas, abriendo la posibilidad de remontar la fragmentación y de hermanar dolores y desánimos, pues son muchas décadas de picar piedra, de denunciar la violencia en todas sus expresiones, la agresión sistemática social, cultural, estructural en contra de las mujeres.
Este movimiento tiene un horizonte muy amplio ya que se han levantado mujeres de todas las latitudes, nacionalidades, las llevan años en las luchas, las que se incorporan por primera ocasión, las que ya estaban organizadas y las que están creando nuevas formas de aglutinarse en el asambleísmo, las redes sociales y las nuevas tecnología como herramientas que se incorporan para alimentar y difundir la revuelta; pero también están las nuevas generaciones de mujeres jóvenes, las campesinas, negras, indígenas, populares, estudiantes, obreras, maestras, trabajadoras informales, desempleadas, amas de casa, discapacitadas, ciberactivistas, artistas, editoras, periodistas, cineastas, escritoras, y muchas más que se sumarán a esta revolución social de las mujeres.
Este año 2018 los diversos balances apuntan a señalar que las mujeres han pasado del movimiento a la contraofensiva. El movimiento rompe esquemas, establece las conexiones y solidaridad entre las mujeres y los movimientos de resistencia a las políticas neoliberales que están devastando la tierra. También los debates son múltiples, y tiene que ser, cuando algo nuevo llega es un reto comprender la temporalidad transgresora, en vivo y a todo color en proceso. La izquierda socialista, anticapitalista, en el mundo y la que aún no ha sido asimilada al sistema tiene mucho para aprender y para aportar. La huelga ha sido resignificada lo cual le imprime un profundo sentido anticapitalista a la rebelión de las mujeres.
Las mujeres en el mundo, no faltará quien aún no salga de su asombro, estamos utilizando la huelga como una instrumento para visibilizar y demostrar que el trabajo de las mujeres, producto de la división sexual del trabajo, el de las tareas domésticas y los cuidados, no esta reconocido socialmente juega un papel central para la reproducción del sistema a costa de las mujeres.
El trabajo que genera desigualdad, injusticia, el sistema se sostiene en los hombros de las mujeres. La huelga como proceso de organización, como denuncia, como acto de liberación, como acto de unidad y solidaridad feminista, para cambiar al mundo. Nosotras estamos en la contraofensiva porque ya no aguantamos tanta violencia, desprecio, humillaciones, asesinatos, nosotras nos levantamos contra este sistema y sus cómplices. Yo también (MeToo), nosotras también, (WeToo) el eco femenino que retumba.
En España las lecciones del año pasado generaron acciones unitarias y un proceso de auto-organización inédito, se convocaron varias asambleas nacionales previas, y en esta huelga estuvo presente la participación de sindicatos de las centrales mayoritarias y de los alternativos los cuales llamaron respectivamente a paros de 2 y 24 horas. Más de 5 millones de mujeres se fueron al paro este 8 de marzo, rebasando las expectativas. En Italia la fuerza del movimiento Ni Una Di Meno y de las mujeres italianas tuvo expresiones masivas con intensos procesos preparatorios y plan de acción. En estos dos países el impacto de la huelga repercutió en medios de transporte: trenes, metro, líneas aéreas y en escuelas. En Polonia las movilizaciones se incrementaron sosteniendo la demanda por el aborto.
En Argentina las movilizaciones tuvieron a cerca de un millón de mujeres en las calles de todas las ciudades, se colocó como una de sus prioridades políticas la despenalización y legalización del aborto. La lucha de las argentinas es fundamental para todas las mujeres de América Latina, la presión del movimiento, que presentó por séptima ocasión el proyecto de ley al Congreso y dar el debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo. La despenalización para que las mujeres no sean criminalizadas. Esta lucha ha sido históricamente la Campaña Nacional Por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Por eso los colores verde que distinguen esta campaña se sumaron a los violetas. Los otras demandas que las argentinas debatieron en sus asambleas fueron: contra los despidos y las políticas de ajuste del Macri; políticas públicas efectivas para sancionar la violencia y el cumplimiento de la ley de educación sexual integral; igualdad salarial y visibilizar el trabajo doméstico de las mujeres; y los crímenes de odio en contra de trasvestis y trans.
En Brasil las movilizaciones se dieron en un contexto de crisis política y las mujeres han desarrollado una resistencia activa en contra de las políticas de Temer. Entre sus principales demandas estuvo la denuncia por el incremento del feminicidio en contra de las mujeres negras y contra la intervención militar en Río de Janeiro. El asesinato de Mirelle feminista, negra y lesbiana originaria de las favelas y concejal se ha convertido en un caso emblemático a nivel mundial. El movimiento brasileño tampoco quita el dedo del renglón colocando la demanda por la legalización del aborto.

Yo Paro 8M, Yo también (MeToo), nosotras también (WeToo) el eco femenino que retumba.
La Huelga en Estados Unidos fue convocada, para ser un día del feminismo del 99%, y estuvo activa en muchas ciudades. Este es otro de los países en donde se han fortalecido los espacios colectivos y de jóvenes activistas y las redes y alianzas con mujeres que están dando la lucha como las migrantes, negras, estudiantes, maestras, sindicalistas, trabajadoras. En este país, convulsionado por las políticas nacionales e internacionales y desastrosas de Trump, la rebelión de las mujeres y las resistencias en sus distintas expresiones sociales y políticas asombra, genera debates y fuertes polémicas, repunta y se sostiene.

En octubre de 2017, la denuncia pública de la actriz Ashley Judd contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein fue el antecedente que estalló el movimiento #MeToo (#YoTambién). Después de esto, olas de denuncias de miles de mujeres quienes por primera vez se atrevieron a vencer su miedo y rompieron el silencio denunciando el acoso y abuso sexual que habían vivido. Un antecedente para hilar la memoria histórica, Tarana Burke en 2007 creó la campaña Me Too para visibilizar el acoso sexual a mujeres de sectores marginales inspirada a partir de los testimonios de mujeres jóvenes. Creó la organización Just Be, que ayuda a mujeres víctimas de acoso y agresión sexual. El 15 de octubre de 2017 Alyssa Milano, escribió un mensaje en twiter en donde decía que si habías sido sexualmente acosada y agredida escribieras “me too”. Es a partir de este momento que miles de mujeres hablaron de sus experiencias de violencia sexual. La iniciativa #TimesUp (El tiempo se terminó) impulsada por varias actrices en alianza con la activista Tarana Burke creó un fondo que recaudó en su momento 13 millones de dólares para brindar apoyo legal a las mujeres víctimas de acoso y abuso sexual.
Los fuertes vientos de este movimiento llevaron a renuncias de diversos personajes públicos en Estados Unidos y Europa. Imágenes de las protestas y marchas durante la Huelga Internacional de este año muestran la simpatía y afinidad de las mujeres en el mundo. El impacto #MeToo, más allá de los manejos mediáticos, trastocó consensos y complicidades. El silencio opresivo, asfixiante y el miedo estallaron en el espacio colectivo y público, la solidaridad entre mujeres genera confianza a las que han denunciado y a quienes aún no se atreven, pero seguramente el mensaje de que no están solas fue recibido.
Un año después, en el aniversario de la histórica Marcha de las Mujeres estadounidenses, éstas nuevamente salieron a las calles. En la ciudad de Las Vegas, la demanda política se centró en llamar al registro de nuevas mujeres para votar, consiguiendo en esos momentos 10 mil mujeres que por primera ocasión se empadronaron. La estrategia contempló tanto hacer valer el voto de las mujeres como ganar en posiciones y debilitar la fuerza del Partido Republicano en el contexto de las próximas elecciones intermedias en donde están en juego 435 lugares en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. La estrategia, conocida como #PowerToThePolls, tiene varios objetivos: incrementar el empadronamiento de las mujeres; capacitación para ser candidatas y que logren presentar candidaturas para todos los cargos en las elecciones que serán en el mes de noviembre de 2018. El incremento de la participación política electoral de las norteamericanas apuesta a incrementar la participación de mujeres en un país en donde, a diferencia de otros que han logrado la paridad, están subrepresentadas, al mismo tiempo, pretenden derrotar al Partido Republicano. Ya veremos cual puede ser el alcance de esta estrategia electoral. En este país los movimientos de resistencia frente a las políticas de Trump siguen en ebullición y están presentes otras estrategias de movilización, solidaridad en luchas impulsadas por activistas, maestras, mujeres, estudiantes, sindicalistas, socialistas y en general sectores más radicales en los diversos movimientos.

¡Vivas nos queremos!, ¡Ni una más, ni una asesinada más!
En México en donde vivimos bajo el impacto de la violencia extrema cotidiana, la huelga es aire fresco. En las movilizaciones estuvieron presentes los múltiples casos emblemáticos de feminicidio de los estados y las denuncias de impunidad y falta de justicia. En el país la lucha contra la violencia sigue siendo una de las demandas mas sentidas por el incremento de la violencia feminicida y la ineficacia de muchas de las políticas de prevención que son insuficientes para la erradicación de la violencia extrema. En algunos estados son muchas las dificultades para la implementación de las Alertas de Violencia de Género, producto de la falta de voluntad y de la simulación de las autoridades, complicidad y omisiones de jueces y fiscales. La estrategia de mantener viva la memoria de las mujeres asesinadas y desparecidas se mostró al visibilizar los nombres de las mujeres. También destaca la denuncia de la trata de mujeres y niñas, así como el rechazo contra la ley de Seguridad Interior.
La exigencia por la legalización del aborto y los derechos reproductivos fue otra de las demandas que se pudieron ver en las pancartas y en los pronunciamientos en el contexto de las movilizaciones del 8 de marzo en más de 10 estados de la república, evidenciando el carácter patriarcal del Estado y los profundos impactos de la violencia en el tejido social que están afectando las vidas de las mujeres, principalmente en algunos estados en donde se tienen que enfrentar con situaciones de alto riesgo; desde el traslado cotidiano que les obliga a tomar medidas de seguridad, establecer redes de protección, hasta las activistas y defensoras de derechos humanos, quienes enfrentan agresiones, amenazas de muerte, lo que les obliga a vivir con protocolos de seguridad para protegerse ellas y sus familias.
Asimismo, el llamado a la Huelga Internacional repercutió en el sindicalismo independiente, por fuera de las burocracias sindicales cómplices de las políticas neoliberales, mujeres sindicalistas, con amplia trayectoria de lucha se sumaron utilizando la herramienta de la huelga para visibilizar el trabajo no reconocido que realizan las mujeres. En el ámbito laboral denunciaron el incremento de las condiciones de precariedad de las mujeres, destacando la inestabilidad laboral, los despidos injustificados por embarazo, y demandaron salarios dignos para las mujeres, y el derecho a la seguridad social.
Pero este año el 8M en México fue muy diferente. En el contexto previo destaca la lucha en contra del acoso sexual de mujeres estudiantes en las universidades, que ha generado redes para enfrentar la inseguridad, la violencia sexual y feminicida en donde el tema de la autodefensa se vuelve uno de los más sensibles. Las autoridades universitarias aún no logran ir al fondo del problema que indudablemente requiere de voluntad, y encarar la magnitud de cambios que se requieren implementar y asumir que el acoso sexual permea a las universidades y generar las estrategias para la protección y apoyo a las jóvenes y activistas feministas universitarias.

La otra ruta: el Encuentro de Mujeres que Luchan, las zapatistas.
Muchas mujeres de muy diversos colectivos y movimientos que participaron activamente en la Huelga del año pasado, en su mayoría ubicadas en una perspectiva anticapitalista y de lucha contra el capitalismo patriarcal se lanzaron respondieron a la convocatoria de las zapatistas.
El 20 de diciembre de 2017, el Comité Clandestino Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, hizo una invitación a las “mujeres rebeldes del mundo” al Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural a las “mujeres que luchan resisten y se rebelan en contra del sistema capitalista machista y patriarcal”. Firmada por las Comandantas: Jésica, Esmeralda, Lucía, Zenaida y la Niña Defensa Zapatista. La cita fue en el Caracol de Morelia, zona de Tzotz Choj, Chiapas, México, los días 8, 9 y 10 de marzo.
Se trataba de una convocatoria amplia a todas las mujeres de México y del mundo, en donde se lee que para el registro al Encuentro: “No importa tu edad, tu color, tu tamaño, tu credo religioso, tu raza, tu modo, sólo importa que eres mujer y que luchas como sea en contra del capitalismo patriarcal y machista”.
Y algo que sorprendió y rebasó las expectativas de la convocatoria fue la asistencia de más de 7 mil mujeres que lograron arribar al lugar de la cita después de largas horas de viaje desde remotas ciudades, comunidades, pueblos indios, países. 2 mil zapatistas de los cinco Caracoles durante meses prepararon colectivamente esta primera reunión de gran magnitud. Para ellas fue una nueva experiencia, donde la comandanta Ramona siempre estuvo presente.
Para las visitantes fue una experiencia nunca vivida, para algunas, así lo dicen, fue como “la utopía”, ”fuerte”, “único”, hasta “lloraron”.
Sin duda, las zapatistas lograron crear una temporalidad autónoma y una tierra para las mujeres, un espacio sólo para las mujeres, dentro y junto con pegado de otra autonomía, la de los Caracoles. Muchas de las participantes nunca habían estado en tierras zapatistas, y dicen que se sintieron seguras y confiadas, y esto nos es cualquier cosa. La invitación fue para “hablar, escuchar, mirarnos y festejarnos”. Y así fue.

8 de marzo. Muy temprano las mañanitas
En este día las zapatistas hablaron de su proceso organizativo y de sus luchas y hacen colectiva su preocupación porque algo está pasando: “es que nos están matando, que nos matan por ser mujeres, como que es nuestro delito y nos ponen la sentencia de muerte”. La suave música de las palabras de las zapatistas explica con la metáfora del monte, que así le dicen ellas: “En todo el mundo podemos decir que hay mujeres, un bosque de mujeres, que lo que las hace iguales es que son mujeres”. Somos iguales porque todas somos mujeres y somos diferentes como los arboles del monte, que son pino, ocote y otros. Un encuentro por la vida donde las mujeres resonaron, fueron espejos, bailaron, cantaron, hicieron rituales, jugaron, compartieron sobre el autocuidado, sexualidad, el amor romántico, las relaciones de las mujeres en las organizaciones mixtas, la medicina alternativa para estar sana; se encontraron con las familiares víctimas de feminicidio y muchas más. Un encuentro de nuevo tipo, profundo, de asombros, descubrimientos, reconocimiento y recargue de energías.
Las velas de la despedida. Al final las zapatistas se despiden: ”..te lo está diciendo una mujer zapatista mientras te da un abrazo y te dice al oído, en tu lengua, en tu modo, en tu tiempo: No te rindas, no te vendas, no claudiques”.
Los acuerdos: seguir vivas, seguir luchando, segundo encuentro el próximo año y también encuentros en los lugares de origen de las asistentes.

*Directoras de Cuadernos Feministas.

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