domingo, 20 de noviembre de 2011

Ocupando Wall Street

Rocío Duque

“Criminal: persona con instintos depredadores sin suficiente capital para formar una corporación(Howard Scott…que no era ningún socialista)

En los últimos dos meses, miles de artículos, videos, fotos y noticias sobre Occupy Wall St. (OWS) han, a su vez, ocupado las pantallas y páginas del mundo entero. Así que este podría parecer un abuso mas (quizás lo sea).
En los extremos, el movimiento ha sido enaltecido como el inicio de una revolución mundial o satanizado como una conspiración, ya sea – dependiendo de la tendencia de la publicación – liberal/ marxista/ terrorista o pequeñoburguesa/demócrata/anarquizante. Y los ocupas han sido descritos desde como privilegiados muchachitos malcriados en busca de notoriedad hasta locos radicales o simplemente buenas almas perdidas que en algún momento encontraran su lugar en alguno de los (dos) partidos establecidos o dirigiendo una ONG con fondos de Rockefeller….una vez que los “errores” sean solucionados o el sistema saneado.
Escribir sobre OWS tiene, en primer lugar, el reto de superar las evidencias de un movimiento con múltiples encantos. La imagen, entre hippiteca y guevarista, promovida por diversos medios (simpatizantes) , de OWS como una arcadia fraterno-sororal en donde, borradas las diferencias de clase, raza , género e ideología política, todos planeamos la revolución mundial pacifica contra la avaricia de Wall Street mientras nos damos la mano escuchando canciones de protesta y las Abuelas contra la Guerra tejen bufandas para los muchachos, es falsa, infantiloide y reduce la complejidad de uno de los más importantes movimientos sociales del joven siglo XXI a la autocomplacencia y el simplismo triunfalista. Una narrativa no muy alejada de la que convirtió, para consumo masivo, los movimientos anti guerra de Vietnam en grupos de hippies bonitos con signos de Peace and Love. No una gran aportación a una izquierda que en mucho está instalada desde hace rato entre el narcisismo de la causa perdida y el voluntarismo.
OWS y los movimientos de indignados que hemos visto este año, ha retado no solo a las estructuras de poderes establecidos sino también las nociones de amplios sectores de izquierda sobre que hacer…y cómo hacerlo.
Muchos medios han dado preferencia y alimentado la leyenda de un movimiento que surgió repentina y espontáneamente y cuyo signo ideológico, aunque inclinado discretamente a la izquierda, es vago e inasible. Algunos más lo celebran como un movimiento “moral” contra los excesos de los ricos.
La vaguedad de su caracterización e identidad apela a un amplio sector de la población – no solo nacional sino internacional – y se acomoda al hartazgo y la ira de aquell@s que han sido también vagamente denominados como “l@s indignad@s”.
Como dijera Zizek: “Ahora todos jugamos a la prueba Rorsarch con OWS, tratando de vislumbrarlo y ver lo que queremos ver en el movimiento”.
Y por eso, también tenemos a todo mundo tratando de subirse al autobús: desde Bill Clinton y Lech Walesa hasta los raperos de moda. Incluso Obama ha tenido que hacer sus tradicionales piruetas declarativas para decir que si pero no…
Mucho de eso está cambiando ahora que OWS se enfrenta a la alternativa de maduración o desgaste y extinción, o un necesario cambio de estrategia y táctica, tanto de sus condiciones materiales como de sus objetivos políticos.
El desmantelamiento del campamento OWS en Zuccotti Park o Liberty Plaza, no significa de ninguna manera el fin del movimiento ni mucho menos; quizás para cuando estén leyendo esto, Zuccotti Park haya sido nuevamente tomado, es decir, sea nuevamente Liberty Plaza… o no.
“El movimiento Ocupa, después de todo, nunca ha sido sobre mantener un pedazo de suelo sino sobre cambiar al mundo” dice Astra Taylor en
After the Eviction.
La toma de la plaza por la policía y el desalojo de los ocupas eran hechos largamente previstos y las discusiones sobre el siguiente paso a dar y el carácter del movimiento, las centrales. Casi todo mundo coincide en que no se trataba de lograr un record Guinness de ocupación, aunque también se ha discutido la importancia de mantenerse en el sitio como un acto simbólico (en el “corazón de las tinieblas”) y como un supremo acto de desobediencia civil. Pero también se estaba consciente que ocupar la plaza durante el largo y usualmente fiero invierno de NY estaba fuera de cuestión. Había que pasar a una siguiente fase, y de esto hablaremos más adelante.
Por lo pronto, es bueno evaluar algunos de sus aportes e innovaciones… y también de sus pifias.
Paul Mason, (
Twenty reasons why it's kicking off everywhere ) escribe sobre el papel preponderante que han jugado las redes sociales de Internet en los movimientos de este año:
“Los tumultuosos eventos de 2011 están enredados con los nuevos medios de comunicación y con un nuevo sentido de lo que es políticamente organizado” (énfasis mío)
Uno de los puntos que menciona Mason: “La verdad se mueve más rápido que las mentiras”, refiriéndose obviamente a la impresionante capacidad de captar fotos y videos y postearlas en la red y la facilidad de volverlas “virales” . Por otro lado, yo agregaría que producir mentiras y basura informativa y diseminarla es igual de fácil, pero por supuesto eso pasa con cualquier otro medio. Y ahora la exclusividad de diseminar verdades o mentiras se está perdiendo, sin duda.
Si información es poder, hoy los términos de esa relación están siendo profundamente alterados. Las redes sociales son horizontales, mantener jerarquías y burocracias informativas es cada vez más difícil.
Por otro lado, pensar que las revoluciones se generan espontáneamente en Twitter o FaceBook es simplista, por decir lo menos. (La discusión sobre el papel de las redes sociales en los movimientos sociales en curso y por venir rebasa en mucho este artículo. Recomiendo, además del arriba mencionado de Mason, el magnífico
Why the revolution will not be tweeted, una crítica puntual a las limitaciones del activismo por Internet. )
El tremendo éxito mediático de OWS ha hecho repensar estrategias y tácticas de información y propaganda en la era de Internet y sobre una re elaboración de la comunicación interna y externa entre los participantes. De ser ignorado olímpicamente por los medios en sus primeras semanas (hasta la represión de las marchas a Union Square y, principalmente, en el puente de Brooklyn. Ver ligas a videos abajo), OWS no sólo pasó a ser noticia de primera plana alrededor del mundo, sino que desplazó la polémica en los medios sobre el problema económico como una cuestión de gasto publico a la de la inequidad brutal y el papel central del capital financiero no únicamente en la “macroeconomía” sino en la vida personal de cada uno de nosotros.
Una herencia ya establecida de OWS y de las revueltas populares en Medio Oriente, España, Grecia, Italia y Chile (Con sus enormes diferencias. Aquí los ocupas enfrentan en el peor de los casos cárcel, en Egipto y Túnez, tortura y muerte…para empezar por ahí. ) Es ya la de un replanteamiento de la lucha popular e ideológica: la lucha por los significantes y por los lugares físicos e ideológicos, entre otros y sus medios de trasmisión y representación. Y no solo en Internet, por ejemplo: paradójicamente, debido a la prohibición policiaca de usar megáfono, las asambleas masivas han tenido que (re)inventar lo que ahora se llama aquí “megáfono humano”, es decir los participantes deben repetir de boca en boca las palabras de l@s oradores. Para algunos esto resulta emocionante porque crea un nexo personal y muchas veces emotivo entre los participantes, por otro lado es terriblemente desgastante, obviamente impráctico y no pocas veces frustrante y sumamente aburrido. El encanto pretecnológico muestra rápidamente sus limitaciones. Paul Woodward, reflexiona al respecto:”Solo imaginen que hace 48 años, Martin Luther King Jr se hubiera encontrado frente a un megáfono humano a lo largo de todo el National Mall en Washington DC. Podría haber sido amplificado a través de las voces de 200 mil personas..[pero] en tal repetición, en donde quedarían la musicalidad, la cadencia, la pasión y el ritmo perfecto, si sus palabras hubieran sido exprimidas a través del rodillo del megafono humano?” Y creo que aquí Woodward no se refiere solo al preciosismo poético sino a la efectividad del discurso político. (
Time to unplug the human microphone )

Otro rasgo interesante de OWS, al igual que en movimientos similares en Europa y Medio Oriente, es su rechazo radical a instalarse en la lógica del discurso jurídico y electoral como los únicos posibles (aunque, a derecha e izquierda los amantes de la teoría de la conspiración lo vean como un producto del partido Demócrata con miras a la re elección de Obama el próximo año).
Pero dos temas mayores que realmente preocupan a analistas y críticos, ocupas y espectadores son los que se refieren a liderazgo y objetivos.
Mucha gente se pregunta sobre la dirección y carácter de un movimiento que no ha elaborado el consabido pliego petitorio ni tiene una dirigencia visible, lo que para una cultura política acostumbrada a caudillos y santones, resulta por lo menos inquietante. En realidad, OWS sí tiene una dirigencia, mucho más en los hechos que formalmente. Lo que no tiene es estrellas (a no dudar, surgirán en algún momento). Interesante y no sorprendentemente una buena parte de las dirigencias colectivas surgidas en los movimientos de indignados está integrada por mujeres. Mason (arriba citado) señala al respecto: “Las mujeres son muy numerosas como columna vertebral de estos movimientos. Después de 20 años de mercados de trabajo modernizados y de acceso a la educación superior, el arquetípico líder disidente, organizador, facilitador, vocero es ahora una joven educada mujer”. Lo que a Mason le falto señalar es la influencia del movimiento feminista en el impulso de los liderazgos femeninos (Sobre los y las líderes al interior de OWS y el cambio de estrategias, vale la pena leer:
Occupy Wall Street takes a new direction)

Acerca de la cuestión de las demandas, una de esas jóvenes, brillantes mujeres me dijo: “ La mayoría de las organizaciones e individuos que estamos aquí (en Liberty plaza) hemos ido docenas, probablemente cientos de veces a Washington, a las alcaldías locales, con demandas [que van] desde salarios justos, no al cierre de escuelas, vivienda digna para los sin casa, alto a la corrupción, alto a la guerra, alto a las políticas anti ambientalistas …en fin, tu menciónalo…no tenemos demandas? Esta es una caja de resonancia de todas ellas...”
Un aspecto sobresaliente de OWS es que no es necesariamente un movimiento con una docena de peticiones presentadas en una carta al Senado o al presidente, sino que es un movimiento organizativo y con la exigencia de un cambio profundo en el sistema, al estilo de lo que fue el movimiento por los derechos civiles. Qué tan profundo ese cambio y hacia dónde? Qué tan posible es y cómo lograrlo? Son los movimientos ocupas anticapitalistas por derecho propio o simplemente aspiran a “limarle las uñas” al sistema? Esas, obviamente son las materias centrales de las discusiones en el seno del movimiento…y fuera de él.
En
Occupy demands: Let's radicalise our analysis , Robert Jensen llama a: “Más que listar demandas”, analizar y profundizar la crítica a la concentración de riqueza y poder. Y señala como el imperio se ha vuelto inmoral, ilegal e ineficaz. Es decir, apunta al agotamiento de un sistema incapaz ya ni siquiera de respetar sus propias reglas del juego. Una feroz lucha interna entre las élites está en desarrollo. Y si no, vean lo que pasa ahora en Europa. Y , volviendo a Jensen, apunta también a uno de los talones de Aquiles de OWS: superar, sin abandonarlas, la critica ética y la exigencia explícita de cárcel a los criminales de “cuello blanco” : “Necesitamos reconocer que la crisis que ahora enfrentamos no es el efecto de simple codicia de ejecutivos corporativos o de corruptos políticos, sino más bien de un sistema fallido…El problema no es la específica gente que controla la mayoría de la riqueza del país , o aquellos en el gobierno que les sirven, sino el sistema que ha creado esos roles ”
En Estados Unidos los grandes escándalos financieros, tipo los de Bernard Madoff o Jack Abramoff, que han salido a la luz pública lo han hecho porque han sido preponderantemente “caníbales”: los pocos criminales bancarios y corporativos que están en la cárcel mordieron a otros de su misma especie…en el camino también se llevaron entre las patas a mucha gente común, por supuesto, pero no es por eso que están presos. Ninguno está en la cárcel por sus crímenes económicos cometidos contra la humanidad.

Un poco de historia – Además de la influencia de los ya mencionados movimientos en Medio Oriente y Europa y de los estudiantes chilenos, OWS tiene su propia historia.
No hijo de la espontaneidad desesperada (aunque también un ingrediente, sin duda) , el movimiento tiene algunos de sus antecedentes nacionales más visibles en la ocupación de la alcaldía de Madison, Wisconsin el invierno pasado por sindicalistas y ciudadanos que protestaban por los recortes de programas sociales y derechos sindicales; diversas huelgas de trabajadores a largo y ancho del país y el desencanto de un sector moderado de la izquierda (especialmente afroamericana) sobre el gestión de Obama. Ya la capacidad de convocatoria de un posible movimiento de resistencia muy plural había sido probado durante las manifestaciones anti guerra en la era de Bush, que aquí y en otras ciudades, fueron masivas.
No menor papel han jugado blogs y sitios de noticias independientes y la popularidad de documentales y películas como las de Michael Moore (“Capitalism: A Love Story”, “Bowling for Columbine”, “Sicko ”) ; “Inside Job”, sobre el desastre económico internacional; “Enron, the smartest guys in the room”, “The world according Monsanto”; “The fog of war” y “No end insight”, sobre las guerras en Irak y Afganistán y el poderoso complejo militar, entre otras. Y aun programas de televisión como Democracy Now!, Rachel Maddow show y hasta los muy moderados y “fresas” The Daily Show y Colbert Report . Que han sido, quiérase o no, el contrapeso a una brutal embestida mediática ultraderechista.
Localmente, la historia inmediata de OWS tiene un claro “pedigrí” izquierdista y anarquista. (Que no todo mundo quiere reconocer, por cierto.)
Quizás el semillero inmediato de OWS fue New Yorkers Against Budget Cuts, un pequeño grupo de activistas de organizaciones comunitarias, de base, trabajadores, sindicalistas, anarquistas, artistas y variopinta ciudadanía (agreguen aquí su “ista “favorita) que a principios de junio protestaron contra los recortes a programas sociales y a la educación anunciados por el multimillonario alcalde de la ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg. Se instalaron en las inmediaciones de la alcaldía, a unas cuadras del distrito financiero, y llamaron al campamento “Bloombergville”. Estuvieron ahí por un rato, ignorados totalmente por los medios y otras organizaciones “serias”. Una buena parte de la izquierda vio con desconfianza (no sin razón), un grupo de muchachit@s blanc@s sin programa ni demandas concretas tratando de imitar la moda europea y árabe de protesta y listos para la autoinmolación.
Pero no eran, de ninguna manera, solo muchachit@s “idealistas” o totalmente inexpertos sino, much@s de ell@s, experimentad@s luchador@s sociales de muy diferente signo, algunos de l@s cuales incluso habían participado en los movimientos contra la guerra de Vietnam y por los derechos civiles en los sesentas y setentas.
Las discusiones sobre el siguiente paso del movimiento (no descorazonados por la falta de respuesta) fueron acaloradas: desde quienes proponían ser directos sobre el carácter de clase y objetivos del movimiento hasta quienes planteaban un amplio llamado a la población, independientemente de clase y filiación política. Una discusión que solo se solucionó por la vía práctica. Y estoy segura que en esto hay una moraleja que se me escapa…OWS no es de ninguna manera un grupo compacto ideológica o políticamente, sino una convergencia de fuerzas muy diversa. Y la gente al interior del movimiento también está cambiando, se está politizando y, ciertamente, radicalizando su opinión sobre la realidad estadounidense y del mundo.

Para hacer una larga historia corta: un llamado en Twitter apareció: “Queridos americanos: este 4 de julio, sueñen con la insurrección contra el mandato corporativo” y llamaba a ocupar Wall Street. Fue viral en Internet…pero no funcionó.
Ya el 12 de mayo una enorme marcha (unos 20 mil, se calcula) convocada por muchas organizaciones comunitarias y sindicatos había tomado el distrito financiero exigiendo justicia económica y social. Todos tenían su propia demanda: alto al cierre de escuelas, salarios justos, descriminalización de la migración y criminalización de los saqueadores bancarios, alto a los recortes de programas sociales, etc.…un muy largo etcétera.

El 2 de agosto se reunió por primera vez, en el bajo Manhattan, la Asamblea General de la Ciudad de Nueva York, al lado del famoso toro, símbolo del poder corporativo de Wall Street. Todavía un pequeño grupo, a pesar de su pomposo nombre, integrado principalmente por artistas, videastas y activistas de signo vario, especialmente anarquistas y socialistas, pero no solamente. De acuerdo a una de las participantes: “La gente con la que la izquierda tradicional – sindicatos, académicos progresistas, organizadores comunitarios – no quería nada tener que ver al principio”. Las tensiones, mas no rupturas, entre diversos sectores de la izquierda y los sindicalistas y las organizaciones comunitarias continuarían hasta hoy, y continuarán, sin duda.

El 13 de julio una revista electrónica satírica/situacionista canadiense,
Adbusters, lanzó un llamado a ocupar Wall St., bajo el lema “Democracia, no corporacracia” (o algo así: "Democracy, not corporatocracy,") y aconsejando traer una carpa consigo. La fecha para la toma: 17 de septiembre.
Eso prendió…más o menos. Unos 60 activista se presentaron, list@s a tomar Zuccotti Park, una placita, no un parque como pudiera suponerse, en el corazón del fieramente vigilado distrito financiero y enfrente exactamente a “Ground Zero”, el lugar donde estaban las torres gemelas antes del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001. La evaluación de donde instalarse no fue producto de una inspiración divina sino un cuidadosamente planeado movimiento táctico, jurídico y, sobretodo, político.
Se dice que David Graeber, un profesor anarquista de antropología en Yale (hasta que lo corrieron por radical) fue quien acuño el certero, impecable slogan publicitario de “Somos el 99 %”.
Pero como alguien dijo, no fue meramente un anuncio llamativo en Adbusters lo que disparó el movimiento, sino que tomó el trabajo de más de 200 dedicad@s activistas y muchas, muchas horas de planeación, promoción, difusión y discusión lanzar OWS. Lo que siguió es historia bien conocida.

Y lo que siguió…
El crecimiento del campamento, su carácter horizontal y ciertamente un tanto anárquico, su falta de unívoca identidad ideológica, atrajo a todo tipo de personas y organizaciones. Cualquier día de la semana podías pasear por el lugar entre tambores (que tuvieron que ser restringidos a dos turnos de dos horas por día por quejas de los vecinos), grupos de meditación y yoga, estación de comidas gratuitas, enfermería, mesas de información varia (aunque estaba prohibida la propaganda política y partidaria explicita de cualquier grupo), prensa nacional e internacional, turistas políticos y de los otros y un largo etcétera de esta variopinta humanidad. Junto con la ciudadanía herida por el desempleo y los abusos bancarios, no tardaron en aparecer los sin casa, atraídos por la comida gratis (para noviembre, OWS estaba sirviendo alrededor de 3 mil comidas al día) y un lugar donde refugiarse (y de paso también politizarse, por qué no?).
Al tiempo, la embestida de los políticos y medios hostiles al movimiento (una vez que ignorarles no funcionó) empezaron a esparcir rumores de que drogadictos y sus proveedores se daban cita en Liberty Plaza, especialmente desde los tabloides amarillistas: rumores de que agujas infectadas con SIDA estaban siendo usadas por junkies, de que alguien había sido acuchillado en una pelea, de que el grupo de hackers Anonymous tenía planeada una provocación contra los policías que vigilaban el área, etc.
Y la gente que se instalaba alrededor de la plaza a pedir dinero “a nombre del movimiento” o a vender camisetas y botones alusivos se multiplicó. Ciertamente no solo los eventuales vendedores callejeros empezaron a ver un negocio en esto, la explotación comercial del fenómeno Occupy se veía (y se ve) venir. Al respecto, el éxito mediático y propagandístico de OWS incluso ha llevado a la discusión de qué hacer con el nombre Occuppy Wall Street, si registrarlo como marca a nombre del movimiento (que de todos modos tendría que tener personalidad jurídica para eso) antes de que alguna corporación lo haga y lo explote o qué…un problema más; paradojas de jugar contra el mercado dentro de una economía de mercado. Después de todo, no habría que olvidar lo que ha pasado con la imagen de el Ché : la famosa fotografía de Alberto Korda, que no es solo una foto de el Ché, sino la foto (O, a estas alturas, el Ché es la foto…) y, un recordatorio más de esto es la reciente venta del cartelón de amor y paz utilizado por Lennon y Yoko en su acostón contra la guerra en 150 mil dólares (
John Lennon peace sign sells for nearly $150K).
Pero divago, perdón.
Como decía, OWS atrajo a una amplísima variedad de población: estudiantes, desempleados de todo tipo, amas de casa, trabajadores y, por supuesto, vagos en busca de diversión, música y comida gratis.
En OWS estaba presente el tejido social de la ciudad en gran medida. Un problema mayor surgió: El asalto sexual de una activista (no violación, pero casi. El culpable, un voluntario en la cocina, fue rápidamente arrestado por la policía. ) y las quejas de hostigamiento sexual de varias mujeres trajeron enorme tensión dentro del campamento y fuera de éste. Los medios hostiles al movimiento sobredimensionaron la situación (Liberty Plaza era un lugar de violaciones cotidianas y orgías cada noche); mientras mucha de la “prensa amiga” fue desde ignorar olímpicamente el asunto hasta denunciarlo como una mentira creada para desprestigiar al movimiento. Pero de que en OWS existe el hostigamiento sexual, tampoco hay duda. Esta película ya la hemos visto y ciertamente es descorazonador pero también es real que ahora las mujeres activistas tienen mucho más capacidad de respuesta y lucha y un papel cada vez más central.
Code Pink abrió espacios virtuales y físicos para discutir el asunto y compartir historias y experiencias y hay reuniones de mujeres para hablar sobre esto y otros temas que preocupan especialmente a las activistas. También se abrieron páginas en Twitter y FaceBook y Women Occupy, entre otras para airear el asunto y visibilizar el trabajo de las mujeres en el movimiento. Se instalaron carpas o “zonas de seguridad”, tema controversial entre las diversas tendencias de feministas presentes ahí. Y, si, malas noticias: OWS no ha acabado ni con el patriarcado, ni con el machismo, ni con la violencia contra las mujeres. Un tema mayor: la necesidad de mantener y exigir respeto, equidad y seguridad sin tener que salir corriendo en dirección al gineceo. Sobre las medidas de seguridad adoptadas pueden consultarlas en: http://www.womenoccupy.org/saferspaces/.
Es importante señalar que no ha habido ningún otro incidente de violencia contra las mujeres (ni contra hombres, por cierto) al interior del campamento, es decir, fuera de los perpetrados por la policía. En mi opinión hay una larga discusión pendiente sobre la situación de las mujeres y sobre las relaciones de género al interior de los movimientos sociales. Una discusión no solo entre mujeres. Sobre el tema y sobre ellas en las revueltas de la Primavera Árabe:
An Arab Spring for Women, de Juan y Shahin Cole.
Pero, sin duda, las campañas para desprestigiar a OWS se intensificaran: “Según un informe de cuatro páginas, publicado por MSNBC, la firma de Washington Clark Lytle Geduldig & Cranford (CLGC) propone a la Asociación de bancos estadunidenses (ABA) llevar a cabo una investigación de Ocupa Wall Street (OWS) para construir un discurso negativo sobre el movimiento y quienes lo apoyan, con el fin de difundirlo en los medios, reportó la agencia de noticias Afp.” ( Proponen a banqueros una campaña para desprestigiar a Ocupa Wall Street) y apuesto que la cuestión de los acosos será diligentemente utilizada en ello. Hay tela de donde cortar…y si no hay suficiente, la van a estirar.

La instalación de carpas, en general, inevitable desde la temprana e inesperada nevada a finales de octubre, trajo otro tipo de problemas, desde sanitarios, de tránsito interno y, por supuesto, de seguridad (una chispa en medio de ese amontonadero, resultaría fatal, a no dudar). Y era de esperarse que la alcaldía tomara esto como un muy buen pretexto para decidir el desalojo de la plaza.
Los inevitables problemas de tener a miles de personas viviendo juntas por cerca de dos meses en condiciones precarias y en medio de una terrible presión afloraban ya antes del asalto policiaco al campamento. Se calcula que unas 500 personas en promedio pernoctaban ahí cada noche. A pesar de la innegable diversión, camaradería y creatividad que había en el lugar, la amenaza de ser arretad@s o desalojad@s era cotidiana y las eternas asambleas, desgastantes. Algunas de ellas (las de varias comisiones) se movieron fuera del lugar, en parte, supongo, por razones de seguridad.
No pocos comentaban que las cosas se estaban saliendo de control, aunque al tiempo, otras actividades en el lugar mejoraban visiblemente (atención médica, la maravillosa pequeña
biblioteca que ya tiene su base de datos, etc.) y daban muestra de la enorme capacidad, inventiva y generosidad de la gente involucrada desde fuera y al interior de la plaza.

Y lo que ahora sigue…
Salir de la plaza (aunque no totalmente) significa también acelerar la ocupación, física eventualmente, pero principalmente política de otros lugares: escuelas y universidades; iglesias, sinagogas, mezquitas y templos; centros de trabajo, sindicatos, etc. Hay unos 1600 movimientos Ocupa alrededor de los Estados Unidos y docenas alrededor del mundo. Algunos de ellos minúsculos, otros, masivos.
Algunas fuentes calculan que en Estados Unidos ha habido más de 3 mil arrestos de ocupas en los últimos dos meses, la mayoría de ellos libres ya, gracias a los buenos equipos de abogados que los activistas han formado. También hay herid@s, solo uno de gravedad (en la pasada desocupación de Occupy Oakland). La respuesta policiaca y la militarización acelerada de las policías estatales (claramente la de Nueva York, por cierto) es un hecho, so pretexto de la lucha contra las drogas y contra el terrorismo, lo que ya ha sido denunciado en diversos medios (
Militarizing the Police: How the Drug War and 9/11 Led to Battle-Dressed Cops Cracking Down on Peaceful Protests).
Todo mundo está consciente del riesgo de poder ser arrestado, y se asume. Una veces con esa carga de autoinmolación y victimismo que fascina a ciertos sectores e individuos, a veces como simplemente un riesgo a correr pero frente al cual hay que planear y tratar de evitar, por supuesto. Es esta una cuestión que ha prevenido en gran medida al movimiento de inmigrantes de integrarse masivamente: nadie quiere ser deportado, obviamente.
En la ciudad de Nueva York hay movimiento Ocupa en los 5 condados que la integran.
Occupy your Block, intenta promover acciones de solidaridad entre vecinos y formar grupos de educación y discusión de los problemas locales y comunitarios, y apoyar a los pequeños negocios locales, entre otras iniciativas, aun en embrión la mayoría.
La otra línea de desobediencia civil está dirigida a evitar los embargos de casas, lo que se ha estado haciendo en Nueva Orleans desde hace buen rato y en otros lugares como Chicago y Florida recientemente: Occupy Homes (
Occupy Homes: New Coalition Links Homeowners, Activists in Direct Action to Halt Foreclosures). Al estilo de lo que El Barzón hizo en México hace años (esperemos que sin lideres corruptos en este caso).
Y un aspecto mayor es la acción directa contra el capital financiero, por lo pronto: promover que la gente retire su dinero de los grandes bancos y lo deposite en cajas de ahorro y uniones de crédito. Al respecto, vean
Move Your Money Project, ya que es una acción que habría que contemplar no solo nacional sino internacionalmente. Países como México, en donde los bancos son responsables de la mayor parte del lavado del narcodinero deberían pensar en promover campañas de este tipo.
Cada Ocupa tiene proyectos propios, algunos ciertamente demasiado ambiciosos (Lo que yo llamaría “entre la esperanza y el voluntarismo”), otros, son totalmente locales y algunos más, acciones que ya se hacían pero que ahora han cambiado de nombre para unificarse a un gran movimiento nacional.
Por ejemplo: Occupy Dallas aprobó la convocatoria a una huelga general para el 30 de noviembre en esa ciudad (Tengo enormes dudas de que vaya a tener éxito. En Oakland el paro general realmente no funcionó sino parcialmente, digan lo que digan los entusiastas desaforados. ). En Georgia, el tradicional plantón anual por la clausura de la Escuela de las Américas (SOA), donde el Pentágono entrena a militares latinoamericanos, este año se llama Occupy Fort Benning (sede de la institución), informó la organización School of Américas Watch (
SOAW).
El 17 de noviembre se cumplieron 2 meses de la ocupación del corazón del distrito financiero de Nueva York. Hubo movilizaciones a nivel nacional e internacional. En la ciudad de Nueva York, las concentraciones fueron masivas, especialmente la central en Foley Square, atrás de la alcaldía y muy cerca de Liberty Plaza. Una parte del contingente, al final del mitin, se desplazo a ocupar el puente de Brooklyn. Por la mañana de ese día, cientos de personas trataron de cerrar la bolsa de valores; lograron aplazar el campanazo de inicio de la jornada por 45 minutos, y eso costo, literalmente, sangre (vean videos, abajo las ligas).Y se plantaron (por lo menos parcialmente) de nuevo en Liberty Plaza. A lo largo del día hubo acciones de plantones, “teach ins (información callejera de la situación y explicación sobre la razones del desastre económico) en los cinco condados de la ciudad y en 16 estaciones de metro (las más transitadas) y un plantón menor de estudiantes exigiendo educación superior gratuita, empleos y alto a la corrupción gubernamental. El despliegue policiaco fue impresionante. Por cierto, la policía de Nueva York recibió hace poco la más grande donación de su historia de…JPMorgan Chase : $ 4.6 millones de dólares, en la primavera de este año, cuando las cosas empezaban a “ponerse feas” alrededor del mundo (
The NYPD, now sponsored by Wall Street )
La jornada del 17 arrojó 250 arrestad@s en la ciudad y mucho más a lo largo y ancho del país; varios heridos leves y 7 policías heridos, también muy levemente. Ah! Y un alcalde furioso…
Les invito a visitar la página de
FB del movimiento, para más información sobre esta jornada y más.

Es claro que en invierno habrá un reflujo de actividad ocupa en las calles y plazas de la ciudad de Nueva York, pero no de los esfuerzos, que se dirigen ahora a reorganizarse, evaluar y planear una gran ofensiva de primavera, señala un activista: “Organizar, planear, informar, educar. Hasta donde vamos a llegar y cómo? Eso nadie lo sabe con certeza; nadie puede saberlo. Este ha sido solo el principio del viaje…”

PD – Ciertamente docenas de aspectos sobre OWS se quedaron en el teclado y, sin duda, la discusión política apenas empieza. Así que aquí va una pequeña lista de muy interesantes artículos sobre el tema, lamentablemente y por obvias razones, en ingles, además de los arriba citados artículos. Y una muy pequeña muestra de videos y fotos.


The Violent Silence of a New Beginning - Slavoj Žižek -

Six Questions for Slavoj Žižek

Inside Occupy Wall Street

Reawakening The Radical Imagination: The Origins Of Occupy Wall Street

Is Occupy Wall Street too white?

How I Stopped Worrying and Learned to Love the OWS Protests - Matt Taibbi

Occupy movement plans spring offensive as momentum stalls

The branding of Occupy Wall Street

This Is What Revolution Looks Like

As Occupy Enters Third Month, a Look at How Protesters Are Building a Global Movement

Fotos y videos:

Photos: Occupy Wall Street
Photos: Rock Occupies Wall Street
Photos: Occupy Wall Street Timeline
Protesters Begin To "Occupy" Wall Street
Occupy Wall Street protesters arrested on Brooklyn bridge – in pictures
Occupy Wall Street: inquiries launched as new pepper-spray video emerges
Close Your Bank Account and Get Arrested!
Videos from the Raid: Beatings, Teargas, Tents Dismantled
Occupy Wall Street Draws Massive Turnout in NYC and Across the Nation to Mark 2-Month Milestone
"Day Of Action" Ends With Brooklyn Bridge March, Manhattan Rallies
Widespread Protests Spark Clashes With Police; Over 250 Arrested As OWS Marks Second Month
Caught on Camera: 10 Shockingly Violent Police Assaults on Occupy Protesters

La Seducción al Servicio de la Revolución. El papel de las mujeres en cuatro periódicos insurgentes.


Ana María Hernández López*

No admires de las damas grandes proezas, pues tienen por armas las bellezas.1

Las historiadoras mexicanas han avanzado en la tarea de visibilizar a las mujeres en los procesos sociales e históricos, con tropiezos y aciertos, han documentado la presencia de mujeres en múltiples espacios sociales, institucionales, políticos. En este sentido coincido con Gabriela Cano y Verena Radkau cuando señalan que “se trata no tanto de una ‘historia olvidada’, sino de una historia que aún no ha sido escrita”.2

Pero la búsqueda continua y se hace con fuentes poco estudiadas como las biblio-hemerográficas que dejaron de ser sólo documentos de referencia para pasar a ser objetos de estudio de la historia. Desde el libro, pasando por gacetas, revistas, folletos, memorias, hojas sueltas, hasta la prensa o periódico, se ha verificado que los periódicos, además de sus contenidos, son importantes por los datos o información que pueden proporcionar, ya que al ser productos culturales dados en un contexto, nos habla de fundadores, editores, colaboradores, mensajes, destinatarios, manufactura y circulación de los mismos. Coincidimos con Miguel Ángel Castro al decir que prensa ha servido a los ciudadanos para exponer, atacar, defender, discutir, informar, opinar, educar, amenazar, convencer e instruir, y algunas acciones más que constituyen el poder de la palabra, la imagen y el discurso.3 De ahí el interés por su estudio.

En este texto se analiza el papel de la mujer en la prensa insurgente, trataremos de dar respuesta a las siguientes interrogantes: ¿las mujeres estuvieron involucradas en la producción del periódico? o ¿sólo fueron tomadas en cuenta cómo destinatarias de un mensaje?, ¿qué tipo de mensaje?, ¿qué papel se le asigna a las mujeres en este contexto de cambio y transformación de la sociedad a través de la prensa?

La prensa insurgente

Los independentistas revolucionarios, conscientes de la importancia de contar con un periódico para difundir la justicia de su lucha, explicar y convencer de sus justos motivos, desmentir lo publicado por el grupo opositor, educar e instruir, además de propiciar el debate político, elaboraron una serie de periódicos, que en conjunto se conoce con el nombre de la “Prensa Insurgente”. Ésta se compone de nueve periódicos publicados entre el 20 de diciembre de 1810 y el 26 de abril de 1817, durante siete años y con todas las condiciones materiales y humanas en su contra saldrán a la luz. Para el objetivo de este artículo únicamente nos referiremos a los siguientes periódicos: El Despertador Americano, El Ilustrador Nacional, Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano, que fueron publicados entre el 20 de diciembre de 1810 y 17 de enero de 1813.

No se cuenta con estudios que afirmen que los periódicos hayan tenido gran difusión, lo que si podemos señalar es que circuló en las ciudades más importantes y hasta en el extranjero. El proceso de consolidación de la prensa misma, en cuanto a periodicidad y permanencia fue difícil, ya que se trataba de un medio subversivo que atentaba contra el orden establecido, y así como fueron asediados y acorralados los contingentes insurgentes, la misma suerte corrieron los periódicos. Quizá a estas condiciones, además de la dificultad de contar con los insumos (prensas, papel, tinta, tipos móviles, etc.), se deba la poca proliferación de periódicos, si los comparamos con los 2,000 que surgieron durante la Revolución Francesa de 1789.

Las mujeres en la prensa

El momento de crisis revolucionaria sin duda movilizó a las mujeres, algunas de éstas se salieron de sus papeles tradicionales y otras dieron a sus papeles tradicionales un significado político. Silvia Marina Arrom4 abunda en este sentido cuando señala “que millares de mujeres fueron movilizadas tanto por la causa realista como por la insurgente, principalmente en las provincias, pero buen número también en la ciudad de México, sin embargo es difícil determinar la cantidad de mujeres que participaron y en qué ámbitos.5 Tampoco sabemos sobre alguna mujer que haya participado en la concepción, elaboración, escritura, edición e impresión de los periódicos insurgentes. Lo que sí es notorio es que en un momento determinado de la contienda fue destinataria de un mensaje específico. Parece ser que sus actividades no sólo influyeron en el curso de la confrontación, sino que tuvieron efectos sutiles en la forma de ver a la mujer en esa época.

El primer dato que resalta es que de las 470 páginas publicadas por los cuatro periódicos revisados, sólo en un total de 20 se les menciona. En los tres primeros periódicos6 las mujeres son referidas sólo como víctimas de la guerra, como parte de ese pueblo amorfo donde caben todos: niños, ancianos y mujeres:

…vosotros diréis que visteis en las calles de aquel infeliz pueblo a las vírgenes y mujeres ser víctimas de la desenfrenada lascivia de los satélites del irreligioso Andrade: vosotros diréis que visteis llevar por prisioneras a todas las mujeres que consideraban útiles al serrano de San Gabriel, y que sólo escaparon de su torpeza las que su edad o deformidad hicieron despreciables”... “Pero, ¿quién lo creerá? Aun en el acto mismo del ataque, tiempo en que el horror y la muerte volaban por aquellos lugares, las libertinas tropas de los europeos no se abstuvieron... de sus vicios, peores que de bárbaros; pues en las mismas calles y casas satisfacían brutalmente estupros inmaduros, asesinatos de niños, mujeres y ancianos indefensos...7

Cuando aparece el Semanario Patriótico Americano, ya habían pasado dos años del inicio de la guerra. En términos editoriales ya se tiene una experiencia acumulada, estamos ante la presencia de un periódico más ideológico, cuyo propósito esencial es “manifestar a la faz de todo el mundo la justicia, la necesidad y conveniencia de los motivos que han armado contra la obstinación de sus tiranos”.8 Pero también el gobierno virreinal ha echado a andar diversas estrategias para contrarrestar el avance de los insurgentes, una de ellas va a ser la publicación de gazetas, folletos y periódicos con el único objetivo de desmentir el avance insurgente, sus ideas, denostar a sus dirigentes, y desacreditar las actividades de las mujeres insurgentes; los primeros que se percataron de la real fuerza de éstas fue el bando realista al documentar abundantes casos de mujeres que simpatizaban con los insurgentes… pero más allá de la simpatía, existían formas más activas de animar el espíritu de rebelión, como la sedición y la seducción que fueron menos frecuentes, pero castigadas con mayor rigor por parte de los realistas”.9

Al mostrar la eficacia de su fuerza, estas mujeres contribuyeron a la opinión de que ellas eran competentes y reforzaron la idea de que su cooperación era esencial para el alcance de los objetivos nacionales, así nos podemos explicar que sea en el Semanario Patriótico Americano, en su número 19 del domingo 22 de noviembre de 1812, cuando aparece el primer artículo destinado exclusivamente “A las damas de México” con una extensión de siete páginas, y concluye en el siguiente número con una extensión de dos.

Las seductoras

...Señoritas mexicanas, ninguna nación del orbe os excede en hermosura, y antes bien tenéis la ventaja de exceder a otras muchas en aquel arte, gracia y donaire propias solas de nuestro suelo. Sois por lo mismo capaces de lograr iguales o mayores triunfos por vuestros encantos, y ningún tiempo más oportuno que el presente en que vuestra patria se ve empeñada en sostener una lucha tan gloriosa, en que se disputa nada menos que la libertad...

Nada tenéis que no sea un precioso regalo de la liberal mano de vuestra madre America, y llegó ya el tiempo en que imperiosamente os pide la ayudáis a sostener sus inviolables derechos.10

El papel de seductoras que se les asigna a las mujeres en aras de la libertad de la América liberal, parece que fue puesto en práctica, por lo menos tres investigaciones lo mencionan.11 Así mismo es evidente un rasgo que caracteriza a las publicaciones periodicas desde la primeras gazetas coloniales: exaltar las cualidades del ser americano, ayudando a expandir la semilla del nacionalismo criollo.

El que las mujeres sean las destinatarias de un texto con el objetivo de que sus encantos sean puesto al servicio de la patria, se sustenta en el mismo periódico con ejemplos sacados de la historia universal:

...pero apenas acierta la historia a señalarnos algunos de estos mismos hombres [Aquiles] que haya podido resistir a las encantadoras armas de la belleza… humillándose dóciles a las encantadoras voces de una hermosura que apenas insinúa cuando inmediatamente ve rendido y postrado a sus pies…convirtiéndose en un corderito dócil y obediente... y enseña a obedecer al que hasta entonces sólo había sabido mandar […] Aún los mismos vencedores han necesitado los dulces preceptos de una mujer para completar sus triunfos.12

Para reforzar el discurso criollo, se apela, también en el caso de las mujeres, a lo prodigioso de ser americano: “A los benéficos influjos de su clima debéis la hermosura de esos rostros que embelezan a cuantos los ven: vuestra delicada tez, la dulce modulación de vuestra voz y lo que es más, la innata docilidad de vuestros corazones son frutos del suelo americano”.13

Pero el mensaje de este artículo tiene una particularidad, está dirigido a un público femenino ilustrado, con una posición privilegiada, pues el llamado es para sacarlas de su inmovilidad o superficialidad, la patria las llama a convencer a los hombres indecisos. Las prescripciones son de un “deber ser” regulado, ya que no se les invita a los campos de batalla, se les insta a que desde su espacio privado sirvan a la patria. No se pide una participación razonada, sino más bien afectiva, utilizando sus encantos. Su participación va a ser valorada en cuanto tenga un servicio de acuerdo a la necesidad de “el otro”, no para ellas mismas, como seres pensantes.

Esa delicada voz que no llega a los oídos sino para posesionarse del corazón, ese gesto, ese accionar tan sencillo pero tan gracioso como eficaz, ese es el que pide la América para auxiliar en su causa… que venza en amores, quien haya sabido vencer en el campo del honor, quedando para siempre privados y excluidos los cobardes que no supieren comprarlos a este precio.14

La mujer no necesitaba de una instrucción especial para el cometido que se le pedía; su papel se reducía a presionar, a condicionar su atención, cuidados y amor a aquellos que estén dispuestos a quitar sus temores y miedos y se decidan a participar en el movimiento insurgente. Para el cumplimiento de este deber histórico la virtud más socorrida será la de la obediencia. Se transgreden las pautas sociales a partir de que su contraparte masculina sublevada, dicta las normas de comportamiento que tendrá que utilizar para convencer a los indecisos, se permite una cierta libertad con el único objetivo de ser parte de la historia. El texto va a cumplir la función de convencerlas y señalar las pautas a seguir:

Valeos de cuantos arbitrios os sugiera vuestra fecunda imaginación. Revestid algunas veces vuestras hermosas caras de seriedad y enojo, y echar una mirada desdeñosa a esos insurgentes tímidos y vergonzantes dándoles a entender que no mudara vuestro aspecto hasta que no cese su inacción, y despierte de su profundo letargo…

Y explicarle que un insurgente, un verdadero patricio no se compone de papeles y quejas, sino de gloriosas acciones que se consiguen ensangrentando las armas en los combates....

“Vosotras doncellas ilustres, cuya gracia, recato y hermosura os ha granjeado innumerables pretendientes que aspiran al sagrado vínculo del matrimonio desechad ante todas cosas a todo gachupín…; y por lo tocante a los hijos de la patria decidles que seréis suyas; pero que mientras la América combate está cerrado el tiempo de las nupcias, y sólo queda abierto el campo de batalla donde se ha de obtener la preferencia de vuestra mano, pues estáis resuelta a no dar ni entregar vuestro corazón sino al que haya sabido antes liberaos de la esclavitud en que todos gemimos.15

El contenido del Semanario Patriótico Americano núm. 19 muestra, lo que está presente en la mayoría de las prensas insurgentes, que las y los destinatarios fueron el sector social más educado e ilustre de las ciudades novohispanas, no era una prensa destinada para el pueblo. Su objetivo, más que informar, era el de convencer, en este caso, a las mujeres dispuestas a prestar sus servicios a la patria siguiendo los lineamientos específicos por la urgencia de las circunstancias, evidenciando dónde está la función de cada sexo, la de ellas desde el espacio de la casa y ellos en las trincheras, en los periódicos, en los incipientes espacios públicos.

Poco se sabe de la respuesta de las mujeres a este llamado, salvo lo que se documenta de aquellas que fueron apresadas por espías, sediciosas y conspiradoras. La parte visible de la participación de las mujeres es documentada sólo cuándo éstas invaden los espacios públicos o típicamente masculinos, es decir, los campamentos o son parte del grupo dirigente.

El proyecto ilustrado insurgente prosigue con la visión tradicional de no reconocer la presencia de la mujer en la esfera pública. El hecho es que en este proceso liberal las mujeres no forman parte de la universalidad tan pregonada de libertad e igualdad. Así concepciones como igualdad, libertad, espacio público serán derechos de los hombres, de los “iguales” o de los que creen serlo; o de los que se reconocen como los únicos ciudadanos. 

Notas

1. Semanario Patriótico Americano, Núm. 19, domingo 22 de noviembre de 1812, p. 165.

2. Gabriela Cano y Verena Radkau, “Libertad condicionada o tres maneras de ser mujer en tiempos de cambio (1920-1940)”, en Revista Secuencia, núm. 13, enero-abril 1989, México, Instituto Mora, p. 216.

3. Miguel Ángel Castro, “Una ojeada a una muestra de dos décadas de la prensa mexicana: 1856-1876”, en Celia del Palacio Montiel (coord.). La prensa como fuente para la historia, México, Universidad de Guadalajara, Miguel Ángel Porrúa y CONACyT, 2006, p. 73.

4. Silvia Marina Arrom, Las mujeres de la ciudad de México, 1790-1857, México, Siglo XXI, 1988, p. 48.

5. Como parte de los festejos del Bicentenario de la Revolución de Independencia se editaron varios libros sobre las mujeres más destacadas, se rescataron a muchas otras, pero todavía falta mucho por hacerse en este aspecto.

6. Nos referimos a El Despertador Americano, Ilustrador Nacional e Ilustrador Americano.

7. El Despertador Americano, Núm. 5, del jueves 10 de enero de 1811, p. 35, e Ilustrador Nacional, Núm. 6. Tom. I, pp. 21-23, Sultepec, sábado 16 de mayo de 1812.

8. Semanario Patriótico Americano, “Plan de este periódico”, Núm. 1, sin fecha, p. 1.

9. Carmen Saucedo Zarco, Ellas, que dan de qué hablar. Las mujeres en la guerra de independencia, México, INEHRM/ Instituto Nacional de las Mujeres, 2010, p. 41.

10. Semanario Patriótico Americano, Num. 19, domingo 22 de noviembre de 1812, p. 165 y 167.

11. Silvia Marina Arrom, Las mujeres de la ciudad de México..., op. cit.; Carmen Saucedo Zarco, Ellas, que dan de qué hablar..., op. cit.; y Jean Franco, Las conspiradoras, México, El Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, 1994.

12. Semanario Patriótico Americano, Núm. 19, domingo 22 de noviembre de 1812, p. 166.

13. Ibid.

14. Ibid.

15. Ibid., pp. 168 y 169.

* Feminista, editora, profesora-investigadora e integrande del Grupo de Estudios de Género de la UACM.

La Cocina Mexicana: patrimonio intangible de la humanidad

Cristina Solis Reyes*

La relación que he tenido con la cocina y la comida a lo largo de mi vida me viene de familia, casi una herencia genética que ha moldeado y dirigido el sentido de mi existencia. Esta relación me ha resultado tan natural que llegué a pensar que era así para todo el género humano hasta que la adultez me enfrentó con la otra percepción que ha hecho de la cocina el lugar de sometimiento y desperdicio de tiempo para muchísimas mujeres. Por supuesto no pienso en lo que ha significado la alta cocina en nuestros días, lo que vemos en los programas de televisión donde grandes chefs se convierten en figuras públicas y son unos virtuosos del quehacer culinario. No, me refiero a hacer de comer del diario, ese continuo que han desempeñado miles y miles de seres para que la humanidad se perpetúe.

La historia ha brindado algunas respuestas a esta visión, sobre todo la historia de la vida cotidiana, esa otra vertiente que junto con los grandes acontecimientos estelares del ámbito político y económico inciden callada y lentamente en la transformación de nuestras relaciones sociales y la manera de aprehender el mundo.

En nuestro país, la cocina representó por varios siglos una oportunidad para que muchas mujeres de estratos bajos y escasos recursos pudieran ganarse la vida siempre y cuando se hicieran de un anafre, algunas ollas, y el conocimiento que les fuera transmitido de generación en generación, para que pusieran un puesto en cualquier esquina de la gran ciudad. Así hicieron su aparición las tamaleras, chieras, tortilleras, molenderas, almuerceras y demás especialidades que la diversidad culinaria había desarrollado. Algunas de ellas cocinaban en las pulquerías; arrodilladas junto al comal, echaban las tortillas, calentaba las carnitas, los molitos y demás antojitos que aderezaban el jolgorio de un entusiasmado baile que después de varios vasos de pulques aumentaba el fragor del establecimiento. Esta postura, que exigió el quehacer culinario durante siglos, se distinguió por la cultura occidental como la de una imagen denigrante y de extrema exigencia física. Habría que recordar que la conexión del cuerpo con la materia y los alimentos del mundo prehispánico fue directa; se comía con las manos y la tortilla servía de cuchara multiusos, la preparación era en el piso donde también se tendían petates para comer. Estas costumbres prevalecen hoy en día, la mayoría de los países orientales siguen sentándose en el suelo y utilizando los dedos para alimentarse. Es decir, una conducta distinta a la de los europeos que han hecho de la utilización de los cubiertos y el sentarse a una mesa con un elaborado protocolo el termómetro con qué medir el grado de civilización de las culturas ajenas a esos códigos de comportamiento.

Naturalmente esto fue utilizado por los conquistadores como muestra de barbarie, que junto con el bajo valor alimenticio que le conferían a los productos naturales, denigraban sus formas de comer al considerarlas de naturaleza inferior. Este discurso estuvo presente en varios de los binomios que compartieron la mesa diaria de la sociedad como fueron el pan y la tortilla, el vino y el pulque y muchos otros como el consumo de insectos entre la población indígena.

Otra de las consideraciones de fondo por lo que la cocina ha ocupado un lugar de segunda tiene que ver con lo mal visto que era para los peninsulares y sus herederos los criollos, el trabajo manual. Se llegó al extremo de preferir pedir limosna, como quiera era destello de dignidad, que trabajar en alguna actividad que implicara lo manual, así lo externa Celeste en el Fistol del Diablo, después de haberse convertido en una exitosa emprendedora al establecer una dulcería, temía que Arturo, su enamorado, la volviera a ver en esas condiciones:

Al menos —decía— cuando me encontró en la calle por primera vez, pedía yo limosna para mi padre y mi madre, que se morían, y esto tiene mucho de noble y de sublime, y el lo comprendió así; pero ¡hacer dulces para vender, ponerse en una tienda a disputar con las criadas que compran los bizcochos todas las noches! Esto es, no sólo vulgar, sino hasta ridículo.1

Inclusive se propuso enviar a las vagabundas a la cárcel para que sirvieran en la cocina como castigo.2

Con el surgimiento del México independiente, la construcción del país llamaba a encontrar todas aquellas señas culturales que pudieran darle identidad frente al otro, sobre todo durante una época que el invasor estaba siempre al acecho. Así empezó un largo trayecto por rescatar algunas de las costumbres propias como la cocina que al igual que la música, el vestido y otras manifestaciones artísticas se presentaban como grandes valuartes nacionales. En ese sentido, sobresale la entrañable novela de Manuel Payno, Los Bandidos de Río Frío; testimonio único de las costumbres alimenticias: su relación, importancia y trascendencia en la vida cultura de un pueblo. Indudablemente, Payno expresa una gran sensibilidad por todo lo que se refiere a la comida del pueblo; de lo propio en contraste con la influencia de las cocinas europeas, especialmente la francesa e italiana que venían acaparando el paladar durante el siglo XIX. En su obra, este gran autor rescata el valor que tuvieron las cocineras anónimas y, a las que nombra, en un merecido homenaje a las artífices de lo que hoy nos llena de orgullo como es nuestra cocina. Crea un universo culinario donde las cocinas, comedores, olores, sabores y sinsabores llegan hasta nuestros días, Payno hace de la cocina una manifestación viva a través de los sentidos que nos ha identificado a través de la historia.

La publicación de varios recetarios, revistas y artículos en periódicos fue poniendo el tema de la cocina en la esfera pública y, aunque esto fue dirigido por la inteligentsia liberar decimonónica, sirvió para que muchas de las mujeres empezaran a escribir sus recetarios personales o de familia, lo cual generó una cultura culinaria que para finales del XIX ya tenía una personalidad propia. Podemos imaginar las horas interminables que pasaron mujeres escribiendo, como pudieran, todos aquellos guisos que ya fueran de la tradición que por la vía oral había adquirido de sus antecesoras o algunas incursiones propias experimentadas en el arduo e imparable trajín culinario. Una de ellas fue Juliana, cocinera del platero, personaje de Los Bandidos de Río Frío. Esta mujer se vale de su recetario que con ahínco había elaborado cada noche a la vez que escuchaba las estremecedoras historias que Relumbrón, el jefe de la banda de bandidos, contaba a su patrón el platero. Con gran enjundia y valor decide delatarlos, escapa con su recetario que ha guardado en el seno como único patrimonio y documento fiel, no sólo de lo que ha escuchado sino de lo que ha cocinado.

En Juliana se han sumado e inmortalizado todas aquellas cocineras anónimas que dedicaron su vida a ese espacio relegado y largamente ennegrecido por el sempieterno hollín; todas aquéllas que arrastrando una mula de donde pendían todo tipo de cacharros, servían cada mañana el café, atole y las gordas de manteca o buscaban en los cementerios cualquier rastro de quelites, quintoniles u otra hierba que pudieran utilizar cuando los abastos se habían agotado; todas aquéllas que desde la paz conventual se regocijaban en preparar las exquisiteces que la gloria de dios les había inspirado; todas aquéllas que desde sus cocinas de humo eran el orgullo familiar cuando en cada tortilla echada sobre el comal refrendaban la consubstancialidad divina del grano de maíz.

Su contribución ha sido enorme y de gran relevancia, para finales del siglo XIX y principios del XX su fruto maduró en ese gran corpus de lo que hoy conocemos como Cocina Mexicana. Su reconocimiento internacional: el nombramiento reciente de nuestra cocina como patrimonio intangible de la humanidad. 

* Historiadora, egresada de la unam, cocinera y especialista en gastronomía.