Josefina Chávez
Rodríguez*
El 8 de marzo de 2018
millones de mujeres en más de 50 países salieron a las calles en
todos los continentes. Una revuelta del siglo XXI sin precedentes,
que muestra el estallido de una energía poderosa y una dinámica
internacional del movimiento de las mujeres en un contexto global e
histórico de un sistema capitalista en profunda crisis, que se
expresa con tendencias políticas y sociales conservadoras,
reaccionarias y misóginas.
El llamado a la Huelga
Internacional de Mujeres, como se documentó en el número anterior,
se gestó y creció en el contexto de la huelga de las mujeres en
Polonia, el movimiento Ni Una Menos en Argentina e Italia en 2016.
Experiencias que combinaron muy diversas luchas, abriendo la
posibilidad de remontar la fragmentación y de hermanar dolores y
desánimos, pues son muchas décadas de picar piedra, de denunciar la
violencia en todas sus expresiones, la agresión sistemática social,
cultural, estructural en contra de las mujeres.
Este movimiento tiene un
horizonte muy amplio ya que se han levantado mujeres de todas las
latitudes, nacionalidades, las llevan años en las luchas, las que se
incorporan por primera ocasión, las que ya estaban organizadas y las
que están creando nuevas formas de aglutinarse en el asambleísmo,
las redes sociales y las nuevas tecnología como herramientas que se
incorporan para alimentar y difundir la revuelta; pero también están
las nuevas generaciones de mujeres jóvenes, las campesinas, negras,
indígenas, populares, estudiantes, obreras, maestras, trabajadoras
informales, desempleadas, amas de casa, discapacitadas,
ciberactivistas, artistas, editoras, periodistas, cineastas,
escritoras, y muchas más que se sumarán a esta revolución social
de las mujeres.
Este año 2018 los
diversos balances apuntan a señalar que las mujeres han pasado del
movimiento a la contraofensiva. El movimiento rompe esquemas,
establece las conexiones y solidaridad entre las mujeres y los
movimientos de resistencia a las políticas neoliberales que están
devastando la tierra. También los debates son múltiples, y tiene
que ser, cuando algo nuevo llega es un reto comprender la
temporalidad transgresora, en vivo y a todo color en proceso. La
izquierda socialista, anticapitalista, en el mundo y la que aún no
ha sido asimilada al sistema tiene mucho para aprender y para
aportar. La huelga ha sido resignificada lo cual le imprime un
profundo sentido anticapitalista a la rebelión de las mujeres.
Las mujeres en el mundo,
no faltará quien aún no salga de su asombro, estamos utilizando la
huelga como una instrumento para visibilizar y demostrar que el
trabajo de las mujeres, producto de la división sexual del trabajo,
el de las tareas domésticas y los cuidados, no esta reconocido
socialmente juega un papel central para la reproducción del sistema
a costa de las mujeres.
El trabajo que genera
desigualdad, injusticia, el sistema se sostiene en los hombros de las
mujeres. La huelga como proceso de organización, como denuncia,
como acto de liberación, como acto de unidad y solidaridad
feminista, para cambiar al mundo. Nosotras
estamos en la contraofensiva porque ya no aguantamos tanta violencia,
desprecio, humillaciones, asesinatos, nosotras nos levantamos contra
este sistema y sus cómplices. Yo también (MeToo), nosotras también,
(WeToo) el eco femenino que retumba.
En España las lecciones
del año pasado generaron acciones unitarias y un proceso de
auto-organización inédito, se convocaron varias asambleas
nacionales previas, y en esta huelga estuvo presente la participación
de sindicatos de las centrales mayoritarias y de los alternativos los
cuales llamaron respectivamente a paros de 2 y 24 horas. Más de 5
millones de mujeres se fueron al paro este 8 de marzo, rebasando las
expectativas. En Italia la fuerza del movimiento Ni
Una Di Meno
y de las mujeres italianas tuvo expresiones masivas con intensos
procesos preparatorios y plan de acción. En estos dos países el
impacto de la huelga repercutió en medios de transporte: trenes,
metro, líneas aéreas y en escuelas. En Polonia las movilizaciones
se incrementaron sosteniendo la demanda por el aborto.
En Argentina las
movilizaciones tuvieron a cerca de un millón de mujeres en las
calles de todas las ciudades, se colocó como una de sus prioridades
políticas la despenalización y legalización del aborto. La lucha
de las argentinas es fundamental para todas las mujeres de América
Latina, la presión del movimiento, que presentó por séptima
ocasión el proyecto de ley al Congreso y dar el debate sobre la
interrupción voluntaria del embarazo. La despenalización para que
las mujeres no sean criminalizadas. Esta lucha ha sido históricamente
la Campaña Nacional Por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y
Gratuito. Por eso los colores verde que distinguen esta campaña se
sumaron a los violetas. Los otras demandas que las argentinas
debatieron en sus asambleas fueron: contra los despidos y las
políticas de ajuste del Macri; políticas públicas efectivas para
sancionar la violencia y el cumplimiento de la ley de educación
sexual integral; igualdad salarial y visibilizar el trabajo doméstico
de las mujeres; y los crímenes de odio en contra de trasvestis y
trans.
En Brasil las
movilizaciones se dieron en un contexto de crisis política y las
mujeres han desarrollado una resistencia activa en contra de las
políticas de Temer. Entre sus principales demandas estuvo la
denuncia por el incremento del feminicidio en contra de las mujeres
negras y contra la intervención militar en Río de Janeiro. El
asesinato de Mirelle feminista, negra y lesbiana originaria de las
favelas y concejal se ha convertido en un caso emblemático a nivel
mundial. El movimiento brasileño tampoco quita el dedo del renglón
colocando la demanda por la legalización del aborto.
Yo Paro 8M, Yo
también (MeToo), nosotras también (WeToo) el eco femenino que
retumba.
La Huelga en Estados
Unidos fue convocada, para ser un día del feminismo del 99%, y
estuvo activa en muchas ciudades. Este es otro de los países en
donde se han fortalecido los espacios colectivos y de jóvenes
activistas y las redes y alianzas con mujeres que están dando la
lucha como las migrantes, negras, estudiantes, maestras,
sindicalistas, trabajadoras. En este país, convulsionado por las
políticas nacionales e internacionales y desastrosas de Trump, la
rebelión de las mujeres y las resistencias en sus distintas
expresiones sociales y políticas asombra, genera debates y fuertes
polémicas, repunta y se sostiene.
En octubre de 2017, la
denuncia pública de la actriz Ashley Judd contra el productor de
Hollywood Harvey Weinstein fue el antecedente que estalló el
movimiento #MeToo
(#YoTambién). Después de esto, olas de denuncias de miles de
mujeres quienes por primera vez se atrevieron a vencer su miedo y
rompieron el silencio denunciando el acoso y abuso sexual que habían
vivido. Un antecedente para hilar la memoria histórica, Tarana Burke
en 2007 creó la campaña Me
Too
para visibilizar el acoso sexual a mujeres de sectores marginales
inspirada a partir de los testimonios de mujeres jóvenes. Creó la
organización Just
Be,
que ayuda a mujeres víctimas de acoso y agresión sexual. El 15 de
octubre de 2017 Alyssa Milano, escribió un mensaje en twiter en
donde decía que si habías sido sexualmente acosada y agredida
escribieras “me too”. Es a partir de este momento que miles de
mujeres hablaron de sus experiencias de violencia sexual. La
iniciativa #TimesUp
(El tiempo se terminó) impulsada por varias actrices en alianza con
la activista Tarana Burke creó un fondo que recaudó en su momento
13 millones de dólares para brindar apoyo legal a las mujeres
víctimas de acoso y abuso sexual.
Los fuertes vientos de
este movimiento llevaron a renuncias de diversos personajes públicos
en Estados Unidos y Europa. Imágenes de las protestas y marchas
durante la Huelga Internacional de este año muestran la simpatía y
afinidad de las mujeres en el mundo. El impacto #MeToo,
más allá de los manejos mediáticos, trastocó consensos y
complicidades. El silencio opresivo, asfixiante y el miedo estallaron
en el espacio colectivo y público, la solidaridad entre mujeres
genera confianza a las que han denunciado y a quienes aún no se
atreven, pero seguramente el mensaje de que no están solas fue
recibido.
Un año después, en el
aniversario de la histórica Marcha de las Mujeres estadounidenses,
éstas nuevamente salieron a las calles. En la ciudad de Las Vegas,
la demanda política se centró en llamar al registro de nuevas
mujeres para votar, consiguiendo en esos momentos 10 mil mujeres que
por primera ocasión se empadronaron. La estrategia contempló tanto
hacer valer el voto de las mujeres como ganar en posiciones y
debilitar la fuerza del Partido Republicano en el contexto de las
próximas elecciones intermedias en donde están en juego 435 lugares
en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. La estrategia,
conocida como #PowerToThePolls,
tiene varios objetivos: incrementar el empadronamiento de las
mujeres; capacitación para ser candidatas y que logren presentar
candidaturas para todos los cargos en las elecciones que serán en el
mes de noviembre de 2018. El incremento de la participación política
electoral de las norteamericanas apuesta a incrementar la
participación de mujeres en un país en donde, a diferencia de otros
que han logrado la paridad, están subrepresentadas, al mismo tiempo,
pretenden derrotar al Partido Republicano. Ya veremos cual puede ser
el alcance de esta estrategia electoral. En este país los
movimientos de resistencia frente a las políticas de Trump siguen en
ebullición y están presentes otras estrategias de movilización,
solidaridad en luchas impulsadas por activistas, maestras, mujeres,
estudiantes, sindicalistas, socialistas y en general sectores más
radicales en los diversos movimientos.
¡Vivas nos
queremos!, ¡Ni una más, ni una asesinada más!
En México en donde
vivimos bajo el impacto de la violencia extrema cotidiana, la huelga
es aire fresco. En las movilizaciones estuvieron presentes los
múltiples casos emblemáticos de feminicidio de los estados y las
denuncias de impunidad y falta de justicia. En el país la lucha
contra la violencia sigue siendo una de las demandas mas sentidas
por el incremento de la violencia feminicida y la ineficacia de
muchas de las políticas de prevención que son insuficientes para la
erradicación de la violencia extrema. En algunos estados son muchas
las dificultades para la implementación de las Alertas de Violencia
de Género, producto de la falta de voluntad y de la simulación de
las autoridades, complicidad y omisiones de jueces y fiscales. La
estrategia de mantener viva la memoria de las mujeres asesinadas y
desparecidas se mostró al visibilizar los nombres de las mujeres.
También destaca la denuncia de la trata de mujeres y niñas, así
como el rechazo contra la ley de Seguridad Interior.
La exigencia por la
legalización del aborto y los derechos reproductivos fue otra de las
demandas que se pudieron ver en las pancartas y en los
pronunciamientos en el contexto de las movilizaciones del 8 de marzo
en más de 10 estados de la república, evidenciando el carácter
patriarcal del Estado y los profundos impactos de la violencia en el
tejido social que están afectando las vidas de las mujeres,
principalmente en algunos estados en donde se tienen que enfrentar
con situaciones de alto riesgo; desde el traslado cotidiano que les
obliga a tomar medidas de seguridad, establecer redes de protección,
hasta las activistas y defensoras de derechos humanos, quienes
enfrentan agresiones, amenazas de muerte, lo que les obliga a vivir
con protocolos de seguridad para protegerse ellas y sus familias.
Asimismo, el llamado a
la Huelga Internacional repercutió en el sindicalismo independiente,
por fuera de las burocracias sindicales cómplices de las políticas
neoliberales, mujeres sindicalistas, con amplia trayectoria de lucha
se sumaron utilizando la herramienta de la huelga para visibilizar el
trabajo no reconocido que realizan las mujeres. En el ámbito laboral
denunciaron el incremento de las condiciones de precariedad de las
mujeres, destacando la inestabilidad laboral, los despidos
injustificados por embarazo, y demandaron salarios dignos para las
mujeres, y el derecho a la seguridad social.
Pero este año el 8M en
México fue muy diferente. En el contexto previo destaca la lucha en
contra del acoso sexual de mujeres estudiantes en las universidades,
que ha generado redes para enfrentar la inseguridad, la violencia
sexual y feminicida en donde el tema de la autodefensa se vuelve uno
de los más sensibles. Las autoridades universitarias aún no logran
ir al fondo del problema que indudablemente requiere de voluntad, y
encarar la magnitud de cambios que se requieren implementar y asumir
que el acoso sexual permea a las universidades y generar las
estrategias para la protección y apoyo a las jóvenes y activistas
feministas universitarias.
La otra ruta: el
Encuentro de Mujeres que Luchan, las zapatistas.
Muchas mujeres de muy
diversos colectivos y movimientos que participaron activamente en la
Huelga del año pasado, en su mayoría ubicadas en una perspectiva
anticapitalista y de lucha contra el capitalismo patriarcal se
lanzaron respondieron a la convocatoria de las zapatistas.
El 20 de diciembre de
2017, el Comité Clandestino Indígena-Comandancia General del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional, hizo una invitación a
las “mujeres rebeldes del mundo” al Primer Encuentro
Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural a las
“mujeres
que luchan resisten y se rebelan en contra del sistema capitalista
machista y patriarcal”.
Firmada por las Comandantas: Jésica, Esmeralda, Lucía, Zenaida y la
Niña Defensa Zapatista. La cita fue en el Caracol de Morelia, zona
de Tzotz Choj, Chiapas, México, los días 8, 9 y 10 de marzo.
Se trataba de una
convocatoria amplia a todas las mujeres de México y del mundo, en
donde se lee que para el registro al Encuentro: “No
importa tu edad, tu color, tu tamaño, tu credo religioso, tu raza,
tu modo, sólo importa que eres mujer y que luchas como sea en contra
del capitalismo patriarcal y machista”.
Y algo que sorprendió y
rebasó las expectativas de la convocatoria fue la asistencia de más
de 7 mil mujeres que lograron arribar al lugar de la cita después de
largas horas de viaje desde remotas ciudades, comunidades, pueblos
indios, países. 2 mil zapatistas de los cinco Caracoles durante
meses prepararon colectivamente esta primera reunión de gran
magnitud. Para ellas fue una nueva experiencia, donde la comandanta
Ramona siempre estuvo presente.
Para las visitantes fue
una experiencia nunca vivida, para algunas, así lo dicen, fue como
“la utopía”, ”fuerte”, “único”, hasta “lloraron”.
Sin duda, las zapatistas
lograron crear una temporalidad autónoma y una tierra para las
mujeres, un espacio sólo para las mujeres, dentro y junto con pegado
de otra autonomía, la de los Caracoles. Muchas de las participantes
nunca habían estado en tierras zapatistas, y dicen que se sintieron
seguras y confiadas, y esto nos es cualquier cosa. La invitación fue
para “hablar, escuchar, mirarnos y festejarnos”. Y así fue.
8 de marzo. Muy
temprano las mañanitas
En este día las
zapatistas hablaron de su proceso organizativo y de sus luchas y
hacen colectiva su preocupación porque algo está pasando: “es
que nos están matando, que nos matan por ser mujeres, como que es
nuestro delito y nos ponen la sentencia de muerte”.
La suave música de las palabras de las zapatistas explica con la
metáfora del monte, que así le dicen ellas: “En
todo el mundo podemos decir que hay mujeres, un bosque de mujeres,
que lo que las hace iguales es que son mujeres”.
Somos iguales porque todas somos mujeres y somos diferentes como los
arboles del monte, que son pino, ocote y otros. Un encuentro por la
vida donde las mujeres resonaron, fueron espejos, bailaron, cantaron,
hicieron rituales, jugaron, compartieron sobre el autocuidado,
sexualidad, el amor romántico, las relaciones de las mujeres en las
organizaciones mixtas, la medicina alternativa para estar sana; se
encontraron con las familiares víctimas de feminicidio y muchas más.
Un encuentro de nuevo tipo, profundo, de asombros, descubrimientos,
reconocimiento y recargue de energías.
Las velas de la
despedida.
Al final las zapatistas se despiden: ”..te
lo está diciendo una mujer zapatista mientras te da un abrazo y te
dice al oído, en tu lengua, en tu modo, en tu tiempo: No te rindas,
no te vendas, no claudiques”.
Los acuerdos: seguir
vivas, seguir luchando, segundo encuentro el próximo año y también
encuentros en los lugares de origen de las asistentes.
*Directoras de Cuadernos
Feministas.