Nadia De
Mond**
Hace más de
tres meses surgió en Italia un nuevo movimiento feminista que sorprende por su
amplitud, composición y radicalidad. Las primeras señales de la maduración de
una nueva generación feminista, con sus propios códigos de expresión y su
propia sensibilidad política, ya se percibieron en los dos últimos años con las
movilizaciones —particularmente en Roma, aunque no sólo— contra el vaciamiento
de la ley del aborto, la No. 194, y en apoyo a las luchas de las mujeres
españolas que se habían movilizado contra el proyecto de ley antiabortista del
ministro Alberto Ruiz-Gallardón.
Esta vez la inspiración vino de las movilizaciones feministas
internacionales contra la violencia machista en numerosos países
latinoamericanos y en favor de la igualdad salarial en Islandia, por el aborto
en Polonia…, que han reavivado el deseo de responder a una situación de
violencia estructural contra las mujeres que es propia de este país, de la que
la muerte de una mujer cada tres días a manos de maridos, novios y ex no es más
que la manifestación más visible.
Así, de la confluencia de las prácticas de colectivos de
jóvenes feministas y de la experiencia de los centros de acogida de mujeres
maltratadas, gestionados por mujeres, con motivo de la jornada del 25 de
noviembre, surgió un llamamiento a la movilización nacional como inicio de un
discurso que pasaría a denunciar todas las formas de violencia estructurales
contra las mujeres. El llamamiento, titulado Non Una di Meno, fue acogido con
entusiasmo en varias ciudades, donde se autoconvocaron asambleas preparatorias
de la manifestación, en las que participó un gran número de mujeres,
organizadas o no, con predominio de las de la última generación.
El 26 de noviembre, por lo menos 150,000 mujeres, personas
LGBTIQ y algunos hombres solidarios tomaron las plazas en una marea
impresionante que recorrió las calles de Roma, autoorganizada, rebosante de
energía y de voluntad de cambiar el mundo, sin el apoyo de las estructuras
tradicionales de la izquierda, en un espíritu unitario e inclusivo de las entidades
antirracistas, antipatriarcales, LGBTIQ. Un movimiento sin duda hostil a los
gobiernos del Partido Demócrata (primero el de Renzi y después el de Gentiloni)
por sus ataques a la escuela pública, a las condiciones de vida de las
trabajadoras y precarias, a la autodeterminación de las mujeres (véase la
iniciativa del “Fertiliday” de la ministra Lorenzin), por la falta de
financiamiento a los centros de acogida, por las políticas de supuesta recepción
de inmigrantes que encubren una bárbara explotación de su fuerza de trabajo…,
pero que no se reconoce en ninguna otra expresión política o sindical.
Aquella manifestación, que superó todas las expectativas,
vino seguida de una jornada de elaboración de los contenidos de la protesta,
con una asamblea organizada en ocho mesas, que examinaron los diversos aspectos
de la violencia (hetero)patriarcal: del marco jurídico legal a la violencia
económica, en el trabajo y en los servicios sociales; de la educación sexista
en la escuela a los medios de comunicación; de las prácticas de huida de la
violencia al plano de la salud sexual y reproductiva; de la violencia
estructural que padecen las mujeres migrantes al machismo en el seno de los
movimientos. En ella participaron 1,500 mujeres venidas de toda Italia. Esta
elaboración permitirá después preparar un plan feminista contra la violencia
desde abajo que se opondrá al que están proyectando las instancias
gubernamentales y que se presentará en el mes de junio.
Mientras tanto, Non Una di Meno ha hecho suyo el
llamamiento del movimiento Ni Una Menos argentino a una huelga internacional de
las mujeres con ocasión del 8 de marzo de 2017. Una jornada en que digamos que
“si nuestras vidas no valen, haremos huelga”, no produciremos, no practicaremos
cuidados, no consumiremos, dejaremos de observar los comportamientos de género
que nos habéis impuesto.
Fortalecido por la gran manifestación del 26 de noviembre,
en la que decenas de miles de chicas –y chicos– salieron a la calle por primera
vez, el movimiento se ha articulado posteriormente en asambleas locales que se
dedican a profundizar en los temas de las mesas nacionales y a la preparación
de la huelga de mujeres del próximo 8 de marzo en sus zonas respectivas.
Una segunda asamblea nacional, que acaba de concluir en
Bolonia el pasado fin de semana, ha definido una plataforma –fruto de las
discusiones desarrolladas en las mesas– y las modalidades de la huelga: elección
de lugares simbólicos para realizar flashmobs, apoyo a las trabajadoras
precarias e indefensas mediante acciones de denuncia, un símbolo único (colores
negro y fucsia, matrioshkas) para exponer y llevar a todas partes a fin de
expresar la adhesión a la huelga por parte de quienes no tengan la posibilidad material
de abandonar su lugar de trabajo, y realización de asambleas en los centros de
trabajo y las escuelas para bloquear la actividad lectiva y discutir la violencia.
Se fijará un lugar de convocatoria en las plazas centrales
de todas las ciudades al final de la tarde, donde se realizarán conexiones
nacionales e internacionales entre las manifestantes, seguidas de cortejos nocturnos
en algunas ciudades del tipo “las calles seguras las hacen las mujeres que las
recorren”.
Aunque velando celosamente por la autonomía del
movimiento, Non Una di Meno ha invitado y retado a todos los sindicatos,
confederales y de base, a participar en la batalla, convocando formalmente una
huelga de 24 horas, única manera de que las trabajadoras asalariadas puedan
hacer huelga con la necesaria cobertura legal. Sólo han respondido
positivamente algunos sindicatos de base, aunque sin comprometerse plenamente,
mientras que la CGIL ha decidido NO adherirse, llamando a cambio a sus bases a
realizar asambleas sobre el tema.
Este nuevo movimiento feminista, que expresa un rechazo
radical del mundo en que vivimos, extrae su fuerza de la combinación de
acciones de protesta masivas con prácticas feministas capilares de autogestión y
ayuda mutua, en los centros de acogida, en los programas de educación en la
diferencia, en los colectivos de estudiantes y en los espacios ocupados que
apuntan a la construcción de una sociedad libre de machismo, de racismo y de
homo-lesbo-transfobia, y que escape a las lógicas del mercado capitalista.
Se siente parte de una oleada –¿será la famosa tercera
ola?– de protagonismo de las mujeres que recorre el planeta y que denuncia las
políticas misóginas y excluyentes de un sistema que ha perdido toda credibilidad.
Es el primer movimiento masivo que se quita la sensación
de impotencia y la capa de pasividad que parece haber invadido Italia desde que
el centro- izquierda de Renzi llegó al poder, prometiendo modernizar el país,
relanzar la economía, renovar la clase política y alinear Italia con los
niveles de eficiencia europeos. Esperemos que este movimiento, inédito por su
capacidad de autoorganización y dirigido por una nueva generación de mujeres,
pueda consolidarse y generar el impulso necesario para el relanzamiento de los
movimientos sociales en sentido más amplio.
8 puntos para el 8 de marzo
Esta es la
plataforma política formulada por las 2,000 personas reunidas en asamblea
nacional en Bolonia los días 4 y 5 de febrero, que han continuado con los
trabajos en el ámbito feminista contra la violencia y están organizando la
huelga de las mujeres del 8 de marzo, convocada en varios países del mundo. Los
ocho puntos expresan el rechazo de la violencia de género en todas sus formas:
opresión, explotación, machismo, racismo, homofobia y transfobia.
El 8 de marzo nos cruzamos de brazos y suspendemos toda
actividad productiva y reproductiva: la violencia masculina contra las mujeres
no se combate con el agravamiento de las penas –como la cadena perpetua con
trabajos forzados para los autores de feminicidios que se debate actualmente en
el parlamento–, sino con una trasformación radical de la sociedad. Salgamos a
la calle una vez más en todas las ciudades organizando cortejos y asambleas en
el espacio público con manifestaciones creativas.
Vamos a la huelga para afirmar nuestra fuerza. Reiteramos
una vez más el llamamiento a todos los sindicatos a convocar para esta jornada
una huelga general de 24 horas, ni una hora menos, y pedimos a las
confederaciones, y en particular a la CGIL, que respondan públicamente con
respecto a la convocatoria de la huelga general.
Por qué hacemos huelga
Respuesta a la violencia y autonomía de las mujeres
Haremos
huelga en contra de la transformación de los centros de acogida de mujeres
maltratadas en servicios asistenciales. Los centros son y deben seguir siendo
espacios laicos y autónomos de mujeres, lugares feministas que pongan en marcha
procesos de transformación cultural para modificar las dinámicas estructurales
de las que se deriva la violencia machista contra las mujeres y la violencia de
género. Rechazamos el llamado Código Rosa en su aplicación institucional y
cualquier intervención de tipo represivo y de emergencia. Pretendemos que en la
elaboración de cualquier iniciativa de lucha contra la violencia participen activamente
los centros de acogida
Sin efectividad de los derechos no hay libertad ni
justicia para las mujeres
Haremos
huelga porque queremos que se aplique plenamente la Convención de Estambul
contra cualquier forma de violencia machista sobre las mujeres, desde la violencia
económica hasta los acosos sexuales en los lugares de trabajo, pasando por la
que se perpetra en internet y las redes sociales. Exigimos medidas de
protección inmediatas para las mujeres que denuncien, la eliminación de las
evaluaciones psicodiagnósticas sobre las mujeres, la exclusión de la potestad
compartida en los casos de violencia familiar.
Sobre nuestros cuerpos, sobre nuestra salud y sobre
nuestro placer decidimos nosotras
Haremos
huelga porque queremos el aborto libre, seguro y gratuito, la abolición de la
objeción de conciencia en los hospitales, las farmacias y las consultas, la
eliminación de las sanciones a las mujeres que recurren al aborto clandestino,
el pleno acceso a la Ru486, la eliminación de la violencia obstétrica y del
control médico sobre la maternidad. Haremos huelga para subvertir las normas de
género que nos oprimen, para disponer de más autoformación sobre la
contracepción y la prevención de las enfermedades de transmisión sexual, para
repolitizar las consultas, para abrirlas a las exigencias y deseos de las
mujeres, de las lesbianas, de los gays, de las personas trans e intersex,
independientemente de su condición económica y física, de su edad y de su
pasaporte.
Si nuestras vidas no valen, ¡haremos huelga!
Haremos huelga
para reivindicar una renta de autodeterminación, para liberarnos de relaciones
violentas, para resistir al chantaje de la precariedad, porque no aceptamos que
durante todos los instantes de nuestra vida tengamos que trabajar; un salario
mínimo europeo, porque no aceptamos que nos penalicen por el hecho de ser
mujeres, ni que otra mujer, sobre todo migrante, tenga que trabajar en las
casas y prestar cuidados a cambio de un salario de hambre; prestaciones sociales
para todas y todos, organizadas a partir de las necesidades de las mujeres, que
nos liberen de la obligación de trabajar cada vez más intensamente para
reproducir nuestras vidas.
Queremos ser libres de desplazarnos y asentarnos. Contra toda
frontera: permiso, asilo, derechos, ciudadanía
Haremos
huelga contra la violencia de las fronteras, de los centros de detención, de
las deportaciones que anulan la libertad de las migrantes, contra el racismo institucional
que sostiene la división sexual del trabajo. Apoyamos las luchas de las
migrantes y de todas las personas LGTBIQ frente a la gestión y al sistema securitario
de la acogida. Queremos un permiso de residencia incondicional, desvinculado
del trabajo, del estudio y de la familia; asilo para todas las migrantes que
han sufrido violencia; la ciudadanía para todas las que nacen y crecen en este
país y para todas y todos los migrantes que viven y trabajan aquí desde hace
años.
Queremos acabar con la cultura de la violencia a través de
la formación
Haremos
huelga para que la educación para la diferencia se practique desde la guardería
hasta la universidad, para hacer de la escuela pública un nodo crucial para
prevenir y combatir la violencia masculina contra las mujeres y todas las
formas de violencia de género. No nos interesa un fomento genérico de la
igualdad de oportunidades, sino cultivar un saber crítico hacia las relaciones
de poder entre los géneros y hacia los modelos estereotipados de feminidad y masculinidad.
Haremos huelga contra el sistema educativo de la “BuonaScuola” (Ley 107), que destruye
la posibilidad de que la escuela sea un laboratorio de ciudadanía capaz de
educar a personas libres, felices y autodeterminadas.
Queremos abrir espacio a los feminismos
Haremos
huelga porque la violencia y el machismo son elementos estructurales de la
sociedad que invaden incluso nuestros espacios y colectividades. Haremos huelga
para construir espacios políticos y físicos transfeministas y antimachistas en
los territorios, donde practicar la resistencia y la autogestión, espacios libres
de jerarquías de poder, de la división sexualizada del trabajo, de acosos.
Construyamos una cultura del consenso, en la que la gestión de los episodios de
machismo no sea responsabilidad tan sólo de algunas, sino de todas y todos;
experimentemos modalidades transfeministas de sociabilidad, cuidado y relación.
Haremos huelga para que el feminismo deje de ser un tema específico y se
convierta en una lectura global de la situación.
Rechazamos los lenguajes machistas y misóginos
Haremos
huelga contra el imaginario mediático misógino, machista, que discrimina a
lesbianas, gays y trans. Invirtamos la representación de las mujeres que sufren
violencia como víctimas complacientes y pasivas y la representación de nuestro
cuerpo como objeto. Actuemos con todos los medios y en todos los medios para
comunicar nuestras palabras, nuestra forma de ser, nuestros cuerpos rebeldes,
no estereotipados y llenos de deseos inauditos.
Si nuestras
vidas no valen, haremos huelga. #NonUnaDiMeno #LottoMarzo
* Texto y
traducción Revista Viento Sur http://www.vientosur.info /spip.php?article12202#sthash.XfEqpqib.dpuf
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Feminista italiana, activista de la red Communia.
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