Josefina
Chávez Rodríguez*
“¡Lo
hemos hecho! ¡We made it¡”
Kelementyna
Suchanow, 9 de marzo 2017
El Paro
Internacional de Mujeres (PIM) del 8 de marzo de 2017, una protesta masiva de mujeres
en 57 países del mundo, ha sido una acción de la que no hay precedente en la
historia de las luchas feministas.
Dos aspectos destacan que le imprimen un sello característico.
En primer lugar, que se haya convocado a una huelga de labores en todas las
actividades que las mujeres realizamos en el ámbito doméstico, familiar y de
cuidados que recaen en las mujeres para cuidar de los otros. Labores que
corresponden a una división sexual del trabajo que no tiene nada de “natural”,
sino a un entramado estructural en donde el trabajo de las mujeres es
fundamental para el sostenimiento de la sociedad capitalista.
Con una contundente protesta, cientos de miles de mujeres
han visibilizado el papel que tienen en la reproducción de la vida y la
sociedad. El llamado a la huelga ese 8 de marzo se conecta con la historia y
recupera el verdadero sentido de esta fecha, sustentado en las luchas de las
mujeres trabajadoras de inicios del siglo XX que defendían su derecho a
sindicalizarse, para conseguir mejores condiciones laborales y salarios. “Si nuestras vidas no importan, produzcan
sin nosotras” simboliza el llamado del 2017 y lo une con aquel hilo
histórico.
Es una convocatoria inédita que estuvo precedida por
masivas movilizaciones como la huelga de mujeres en Polonia por el derecho al
aborto en octubre del año pasado, y a los actos en los Estados Unidos del día
21 de enero cuando las mujeres inauguraron la resistencia contra Trump y mucho
antes, desde el 3 de junio de 2015, con lo hecho por las argentinas hoy conocido
como el movimiento Ni Una Menos, retomado por las latinoamericanas que rebasó
las fronteras continentales. La violencia machista contra las mujeres en sus
múltiples expresiones y el feminicidio han sido los puntos centrales que
confrontan a los gobiernos por su ineficacia para proteger a las mujeres,
evidenciando que las políticas públicas están arraigadas en una estructura
patriarcal.
Un segundo aspecto se inscribe, principalmente, en las
nuevas alianzas de las mujeres de estos países para inspirarse, enlazarse e
impulsar, dar pasos y estrategias más contundentes. A esto habría que agregar y
destacar la construcción del proceso de huelga internacional convocado y
difundido por las redes sociales utilizando las nuevas tecnologías de la
comunicación. Los twitazos, los diversos sitios en Facebook, las reuniones y
comunicaciones vía Skype, mensajes electrónicos y otros, puso en movimiento, por
primera ocasión, desde el mes de octubre de 2016 este gran reto que tocó tierra
el día 8 de marzo y que explotó en todo el mundo cuando mujeres en 57 países
salieron a las calles. Esto es lo significativo y lo que permite hablar de un
nuevo movimiento de mujeres: no se trata de una huelga y movilización en las
redes sociales, sino de una huelga internacional y movilizaciones reales en las
calles, todas al mismo tiempo.
¡Somos fuego!
No se podía
creer lo que se estaba viviendo, el activismo se volvió febril en las redes.
Conforme pasaban las semanas, la atención y la emoción se acrecentaba, gota a
gota, mujeres de más países se fueron sumando, y la euforia de la huelga
recorría las redes. El llamado llegó a miles de mujeres, con impactos
particulares en cada país y se desplegó el proceso de organización a través de
una diversidad de eventos, marchas, asambleas, reuniones, chateos informativos,
la creatividad se desbordó. Enlaces de unas con otras, pasando la información, perfiló,
poco a poco, lo que hoy es una nueva emergencia, una resistencia y un
cuestionamiento al patriarcado y sus estructuras sociales y económicas de
control que se sustentan en una cotidiana y sistemática violencia contra las
mujeres. Se sabía, se sentía que algo muy importante se estaba viviendo. Como expresó
el 8 de marzo la compañera polaca Klementina Suchanow en la página del Paro
Internacional de Mujeres: ¡Lo hemos hecho!
De la Protesta Negra en Polonia al Ni Una Menos en
Argentina
Lo
acontecido el 8 de marzo requirió de un proceso inédito de alianzas entre
mujeres diversas y de un espectro feminista muy amplio durante varios meses.
Quizá todo comenzó con la huelga de las mujeres polacas
por el derecho al aborto el 3 de octubre de 2016 en respuesta a la decisión del
Parlamento (la Cámara baja) de discutir una propuesta de ley profundamente conservadora
que prohibía el aborto y permitía la criminalización con penalidad para las mujeres
que interrumpieran su embarazo. Esto desató una airada respuesta y el llamado a
una huelga nacional. El “Lunes negro” miles de mujeres polacas de todas las
clases sociales y generaciones1 realizaron paros o redujeron sus
actividades laborales en los centros de trabajo y en el ámbito doméstico, una movilización
masiva con paraguas y vestidas de negro llenaron las calles de Polonia en 143
ciudades que sumaron aproximadamente 100 mil personas.2 Con
repercusiones en otros países, la sorpresiva protesta logró que se retirara el
apoyo al proyecto y evidenció un cambio en la sociedad polaca.
En Argentina el 19 de octubre de 2016, a raíz del cruel
asesinato de Lucía Pérez de 16 años y de otros casos de feminicidio, el
movimiento Ni Una Menos convocó a un paro nacional de una hora. En América Latina
la mecha prendió y las mujeres se unieron solidariamente a esta protesta
conocida como el “miércoles negro”. Ese mismo año en Chile, Brasil, Uruguay, Perú,
también se llevaron a cabo protestas y marchas contra las violencias machistas,
el feminicidio, la impunidad, la desigualdad estructural y la defensa de los derechos
de las mujeres y el aborto en América Latina. En México nos hermanamos con la
consigna “Ni una menos, vivas nos
queremos”.
Desde el año anterior en Argentina, la primera convocatoria
masiva del 3 de junio de 2015, contra los feminicidios, se logró un gran
impacto mediático que contribuyó a la visibilización de todas las formas de
violencia, en esa ocasión más de 200 mil personas llenaron la plaza del
Congreso y un documento central fue leído por los artistas Maitena, Erica Rivas
y Juan Minujin. Ese año también las mujeres de Uruguay y Chile se sumaron y
salieron a las calles.3
En un contexto de represión a la marcha del Encuentro Nacional
de Mujeres en Mar de Plata en octubre de 2015 y la detención de Milagro Sala
dirigente de la asociación barrial Tupac Amaru, convocó a una marcha un año
después: el 3 de junio de 2016.
México: de la Primavera Violeta al Paro Internacional de
Mujeres
En México,
un antecedente histórico fue el 24 de abril, convocadas por las redes sociales
una ola de miles de mujeres participaron en la Marcha Contra las Violencias
Machistas: el 24A Ni Una Menos. Durante las semanas previas los medios
alternativos alimentaron con información sobre la violencia contra las mujeres por
medio de las redes sociales. Las activistas feministas Estefanía Vela y
Catalina Ruiz-Navarro, lanzaron el hashtag, #MiPrimerAcoso el cual se viralizó,
convirtiéndose en un trending topic en twitter. Bajo este impacto muchas
mujeres dijeron haber tomado conciencia de lo que en realidad fue su primer
acoso y lo denunciaron, incluso en los lugares o frente a las personas que
fueron responsables y denunciaron durante la marcha del 24A.
En la zona metropolitana, mujeres activistas del Estado
de México –un lugar de alto riesgo para las mujeres–, y de la Ciudad de México
se juntaron en el Palacio Municipal de Ecatepec, y en una acción simbólica
recorrieron las zonas donde ocurren los acosos y abusos sexuales para después
dirigirse a la Ciudad de México y caminar por las rutas de camiones y combis,
donde también ocurren con frecuencia estas agresiones sexuales, inundaron el
metro con tambores y consignas, hasta llegar al Monumento a la Revolución.
La llamada Primavera Violeta, estuvo presente en más de
30 ciudades de 25 estados: Guanajuato, Estado de México, Chihuahua, Jalisco,
Veracruz (Orizaba, Xalapa y el puerto de Veracruz), Chiapas (Tuxpan, Pijijapan
y San Cristóbal), Tlaxcala, Morelos, Nayarit, Baja California (Mexicali y
Ensenada), San Luis Potosí, Quintana Roo, Yucatán, Coahuila, Michoacán, Puebla,
Oaxaca, Guerrero, Zacatecas, Querétaro, Campeche, Sonora, Nuevo León, Ciudad de
México y Tamaulipas, éste último cuenta con un alto número de mujeres
desaparecidas en las ciudades de Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros y Ciudad Victoria.
Una nueva generación de mujeres jóvenes radicalizadas encabezaron
esta iniciativa. A ellas les ha tocado crecer en un contexto de violencia
agudizado en las dos últimas décadas, enfrentan el riesgo del feminicidio y
viven día a día el acoso sexual. Una generación que nace en la era de las
políticas neoliberales con pocas alternativas y un futuro incierto. El grito de
las jóvenes convocó a toda la diversidad del movimiento feminista. Más allá de
la lucha en contra del feminicidio y la Alerta de Violencia de Género, este movimiento
colocó como punto central todas las violencias que permean y sostienen el
entramado patriarcal, social, cultural, que las invisibiliza y naturaliza la violencia.
El lema “Actuemos como manada”, es un
llamado a la acción colectiva y solidaria, para remontar el miedo: “si nos tocan a una respondemos todas”.
El contagio llegó a México
La marcha
de las mujeres del 21 de enero en Estados Unidos contó con la solidaridad de
las mujeres alrededor del mundo, tuvo replicas en nuestro país en varios
estados donde hay consulados norteamericanos con acciones convocadas por la
comunidad norteamericana residente en el país y mexicanas que se sumaron a esta
protesta. Todo ello en un contexto nacional con un fuerte impacto por las
políticas antimigratorias de Trump, la construcción del muro de la ignominia en
la frontera y las acciones de resistencia nacional que iniciaron el 1 de enero
contra “el gasolinazo”, que canalizó el malestar social a lo largo y ancho del
país durante semanas.
Y las mexicanas se sumaron al Paro Internacional de
Mujeres en 20 estados: Baja California, Baja California Sur, Chiapas,
Chihuahua, Estado de México, Hidalgo, Jalisco, Puebla, Sonora, Tamaulipas,
Yucatán, Guerrero, Veracruz, Colima, Sinaloa, Ciudad de México, Michoacán,
Oaxaca, Nuevo León y Morelos. Se realizaron marchas, mítines, plantones, foros,
obras de teatro, performances y una gran diversidad de actividades culturales.
Las manifestaciones más numerosas fueron en Guadalajara, Monterrey, San
Cristóbal de las Casas, Chiapas. En la Ciudad de México, se movilizaron aproximadamente
10 mil personas, en una jornada de todo el día.
En la Ángela de la Independencia, Ciudad de México, coordinado
por el agrupamiento de Académicas Criticas, desde muy temprano se empezaron a
concentrar mujeres para elaborar pancartas, hacer teatro, grupos de debate,
intercambio de libros. Desde el micrófono leyeron el texto que mujeres intelectuales
en Estados Unidos publicaron sumándose y llamando a participar en el Paro
Internacional de Mujeres. Las organizaciones no gubernamentales feministas y
diversas redes feministas y sindicalistas organizaron una valla alrededor del
monumento y un acto. La Asamblea Metropolitana coordinó las acciones de metro popular
en varias estaciones. La marcha por la tarde fue encabezada por las madres de
los 43 normalistas desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa y Norma Andrade e
Irinea Buendía madres de mujeres víctimas de feminicidio, ambas que también
fueron oradoras centrales en el mitin en donde se leyó el pronunciamiento, como
en todo el mundo, del Paro Internacional de Mujeres.
En la marcha (originalmente aprobada en el Congreso de la
Nueva Central de Trabajadores por la iniciativa del Colectivo de Igualdad de
Género (CIGO) de esa central), participaron Colectivas feministas, expresiones diversas
del movimiento lésbico, lesbofeministas, transfeministas autónomas y feministas
de diversas redes feministas locales y nacionales, mujeres que se sumaron en lo
individual de distintos orígenes, contingentes estudiantiles, sindicalistas,
movimientos sociales como la ANUI, organizaciones de mujeres y de partidos y de
la izquierda socialista y anticapitalista.
La demanda más sentida a nivel nacional, sin lugar a
dudas, fue el grito al unísono por la erradicación del feminicido que lacera a
este país desde hace más de 23 años. Miles de pancartas incorporaron, con
distintos matices y énfasis, los diferentes casos de feminicidio y se
pronunciaron contra el acoso y abuso sexual, también había críticas a la
ineficacia del sistema de justicia, contra la desigualdad y violencia
estructural, por la legalización del aborto a nivel nacional, por el
desmantelamiento de las redes de trata, por el rescate de las mujeres que están
desaparecidas, por el respeto al estado laico, por estrategias y acciones
urgente y eficaces en donde esta la Alerta de Violencia de Género y por
mecanismos de seguimiento y de vigilancia; así como visibilizar la inequidad
laboral en el trabajo y en el salario; por el respeto a los derechos políticos
y contra la violencia política, contra el proyecto neoliberal y
empobrecimiento, por la autodefensa feminista y contra la alianza criminal del
patriarcado y el capital.
Los reclamos de mujeres indígenas
Mujeres
indígenas de diversos estados también se sumaron al Paro. El Centro para los
Derechos de la Mujer Nääxwiin realizó el V Encuentro Regional de Mujeres
Indígenas de la región del Istmo, como parte del Paro Internacional de Mujeres,
en Bocal del Monte, Guichicovi, Oaxaca. En el evento convocado como un diálogo
de mujeres sobre la participación comunitaria, estuvieron presentes mujeres
mixes, mixtecas, ikoots y otras. 110 mujeres de 22 comunidades se unieron al
Paro para que no haya una muerta más, para que se tomen medidas eficaces más
allá de los discursos oficiales, para decir que los servicios de salud siguen
siendo insuficientes y de mala calidad; para manifestarse en contra de la
violencia política que obstaculiza el ejercicio del derecho a la participación de
las mujeres en las comunidades, municipios y en partidos políticos; para
denunciar y decir basta a las descalificaciones y agresiones por parte de los
hombres que se ven amenazados con la participación de las mujeres que han sido
electas para servir a su comunidad, como legisladoras o como activas en las
organizaciones de mujeres.
“Paramos para decir que la defensa de la Madre Tierra y
de nuestros territorios indígenas es parte de nuestros derechos colectivos y
como mujeres indígenas, por lo que nos solidarizamos con las mujeres que se
encuentran defendiendo sus territorios de la ambición de las empresas y
estaremos atentas a lo que suceda en nuestra región”.4
Y lo logramos…
El Paro
indudablemente ha sido un éxito a nivel internacional con algunos incidentes de
represión policial como en Rusia y en Argentina, días antes de la marcha seis
mujeres fueron detenidas por realizar pintas y el 8 de marzo, 20 mujeres fueron
criminalizadas y reprimidas en Buenos Aires. En la Ciudad de México la
violencia de género se expresó en un repudiable e indignante hecho: un camión
del Frente Popular Francisco Villa, quienes no eran convocantes de la marcha,
intentaron avanzar hacia el zócalo, algunas compañeras les manifestaron
contundentemente que no podían pasar y que respetaran el contingente, los
hombres del camión reaccionaron violentamente.
Ésta experiencia muestra la necesidad de promover el
respeto a los contingentes sólo de mujeres en movilizaciones de carácter mixto.
Accionar en la diversidad con movimientos sociales requiere de empatía, sensibilidad
y respeto. En Cabo San Lucas, Baja California fueron hostilizadas mujeres que
se vistieron con burkas negras para la protesta. El nuevo movimiento internacional
reaccionó frente a la muerte cruel de las niñas quemadas en Guatemala ocurrida
precisamente el 8 de marzo, teniendo la responsabilidad directa de esta masacre
el Estado guatemalteco. ¡Fue el Estado!
Los retos son múltiples en un proceso de auto
organización de las mujeres como el que estamos viviendo, que nos estimula y
nos apasiona, nos llena de energía y requiere de estrategias de largo alcance. Somos
una presencia poderosa, podemos cambiar el mundo. Como escribió la compañera
polaca: ¿descansaron después del paro?, tenemos que hacer nuevos planes,
¿listas?
*
Feminista, investigadora y directora de Cuadernos Feministas.
Notas
2. Ibid.
3. Ibid.
4.
Información tomada del boletín de prensa del Centro para los Derechos de la
Mujer Naaxwiin A.C.
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