jueves, 26 de marzo de 2009

Retrospectiva y perspectiva del feminismo


NUESTROS RETOS HOY

El fin de posicionarnos políticamente como feminista se explica en el contenido trasgresor. Se trata, cierto, de un planteamiento radical que trasgrede mitos y fundamentos de la humanidad y su proceso histórico; la creación y la justicia quizá como los más representativos. Se trata de un planteamiento que haciendo lectura de nuestras condiciones materiales (reales de vida cotidiana) consigue visibilizar, nombrar, definir y denunciar la transversalidad opresora que del ejercicio de poder se resulta. Y no sólo eso, vincula esa realidad material con un falso sistema de valores e ideas que fungen al mismo tiempo como marcos de referencia y únicos fundamentos, en la hechura de las conciencias.

El carácter político desde nuestra referencia genérica, se relaciona tradicionalmente con lo público y ajeno hasta cierto punto, nuestra construcción como sujetas políticas tiene, según nuestra memoria histórica de sexo, bastas implicaciones políticas, sociales, familiares, personales e intimas. Partimos de lo personal para vernos públicamente y entonces poder ser movimiento político, esos son nuestros ejes y nuestra autonomía el espacio inviolable a partir del cual nos componemos como movimiento organizado, ese es nuestro planteamiento. Un movimiento político capaz de presentarse en la historia y accionar contra el sistema patriarcal, demandando programáticamente un mundo sin violencia. Aún siendo complejo e indeseable lo que se tiene que decir desde nuestra voz política, todas las ciencias, las estadísticas, los rastros de realidad dan razón en los hechos a nuestras consignas. La lectura es correcta, el sistema patriarcal existe y es nuestra consigna política e histórica su desaparición.

Hay miles de graficas, estadísticas, escrituras sagradas, planes de gobierno, reglamentos, normas, y demás, que perfectamente explican y caracterizan al sistema patriarcal, si se prefiere. En este caso se prefiere citar una palabra nueva en el lenguaje, que sin embargo concentra y conserva los valores fundacionales de nuestra sociedad patriarcal-capitalista (heterosexual, monogamica, judío-cristiana, moralina) de un sexo oprimiendo al otro hasta la muerte; Feminicidio, que en términos históricos y en su expresión contemporánea consuma una realidad política y de poder entre hombres y mujeres, vigente internacionalmente.

Desde esta perspectiva de clara diferencia en intereses, sí!! como feministas tenemos un conflicto con el sistema de cosas e ideas y sí, queremos materializar nuestros argumentos y que todas las experiencias y leyes opresoras se liberen, ahí reside la radicalidad de nuestra conciencia política y colectiva, como movimiento histórico.

Hoy en día se hace ineludible pensar nuestro feminismo hasta poder ver todo nuestro proceso histórico como movimiento; planteamientos como los enmarcados en la Revolución Francesa del siglo XVIII, siendo este el contexto que hace por primera vez visible a la mujer como sujeta política, propiciando que a partir de entonces a través de los siglos existieran tendencias en cuanto a actuares políticos del feminismo, cuyos resultados devinieron en la posibilidad de asumirse como una sujeta política que radicalizó el planteamiento feminista en los años 70’, consolidándolo y cimentándolo fuertemente en la región latinoamericana, colocándolo dentro de la coyuntura y movilización política, que sin embargo no pudo resistir (como ningún otro movimiento social en ese momento) el embate del sistema capitalista luego de la caída del muro de Berlín y el llamado bloque socialista.

El movimiento decae a partir de la premisa histórica de que el modelo capitalista y su supra-estructura de dominación, el Estado Neoliberal burgués, habían triunfado legítimamente y por tanto el socialismo había dejado de ser una opción política o de lucha. Es entonces donde discursos como el de la Tercera Vía y la humanización del capitalismo terminaron siendo estrategias de despolitización de conciencia a partir de ser un golpe político para los movimientos sociales en todo el mundo, dejándonos condiciones bajo las cuales la construcción de propuestas y organización política resulta complicada; esto significó no solo el debilitamiento del movimiento político en general, sino que también fue la irrupción del pensamiento hegemónico en nuestro planteamiento político, dándose entonces la transgisversación de nuestra propuesta colectiva y la desintegración, desincorporación y desorganización de nuestras acciones políticas concretas como movimiento.

El feminismo que nos toca vivir hoy en día, forma parte del reflujo de los años 80, que se caracteriza por la implementación de políticas económicas Neoliberales, con proceso de re-conceptualización cultural y enmarcarse en el proceso democratizador a través del cual se da la institucionalidad de la izquierda. En México una de sus expresiones es a través de la institucionalidad de la izquierda, PRD; expresada a través de un fraude electoral. Con la imposición de Salinas de Gortari en 1988 se demuestra la violación del Estado de derecho, representativo burgués y de todos los pactos político-sociales que sostienen la unidad de la nación Federada; un gobierno que se instaura con un programa político que impulsa la apertura de los mercados financieros del norte teniendo como consecuencias además de las económicas, la desvinculación de México de su región política-cultural Latinoamericana con quien había compartido una Historia particular.

Latinoamérica que se ha caracterizado por haber vivido procesos de represión militarizada, golpes de Estado y violentas dictaduras que hoy en día vuelven a aparecer con otros nombres y encabezados por los Estados soberanos donde el feminicidio, utilización de las mujeres bajo lógicas meramente mercantiles, la cosificación de las mujeres, entre otras; y donde la crisis del capitalismo golpea de forma particular a mujeres del tercer mundo que vivimos además de condiciones de subordinación, dominación y explotación, una dependencia económica, sobreexplotación y situaciones de extrema pobreza, donde además la Iglesia ha jugado un papel fundamental siendo el conciliador entre sociedad y gobierno, manteniendo un gran poder político y económico, violatorio del Estados laicos, creando todas las condiciones culturales para construir y fortalecer un pensamiento conservador y reaccionario que corresponde en todo momento con el pensamiento hegemónico del sistema patriarcal-capitalista.

Como parte de éste contexto, el movimiento feminista sufre la transgisversación de los objetivos con los que inicia su lucha, sus consignas y sus demandas; ejemplo de esto es la aparición y constitución de organizaciones de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales o instancias estatales como parte de programa del gobierno que son utilizadas como proyectos que tendrán que recoger en sus agendas particulares las demandas políticas y sociales del movimiento, enfocándose únicamente en llevar acabo su cumplimiento a partir de procesos reformistas, empantanándose en los procesos burocráticos del Estado burgués mediante un formato de demanda y exigencia al gobierno. Desde una perspectiva de movimiento, exigir al gobierno es legitimo y necesario, no obstante resulta importante para nuestra perspectiva no quedarnos sólo en la exigencia, ya que nuestro análisis no se enfatiza en eso, sino además y sobre todo, en continuar con un proceso transformador de toda nuestra realidad haciendo no solo un análisis como sexo, sino como parte de una clase en tanto que ninguna de nosotras somos propietarias realmente de todas las condiciones para nuestra supervivencia, es decir, todos los medios de producción de riqueza; por tanto somos todas cuerpos moralizados, interpretadas sólo como fuerza de trabajo romantizado, cuyo trabajo es invisible y (ahora también) visible, en un sistema de producción mundial, que tiene por lógica la explotación y apropiación de la humanidad por la humanidad.

La participación en el movimiento feminista ha sido bajo estas condiciones, un feminismo polarizado en la institucionalidad o en la radicalidad, consecuencia de degeneraciones conceptuales generacionales/contextuales/históricas que ha conllevado a estereotipos políticos, desmovilización y la negación de la propia diversidad de corrientes en nuestro interior. El movimiento feminista se ha diversificado de acuerdo a su espacio y su tiempo, sus condiciones y demandas sintetizándose finalmente en el devenir mismo de la lógica del sistema capitalista en su expresión neoliberal bajo la cual actualmente vivimos, la ola de feminismo desinformado ha despolitizado el discurso feminista y ha colocado nuestras demandas políticas en demandas meramente de genero -concepto que desplazó el de feminismo junto con todo su peso y contenido político- en tanto que es cosa de mujeres. Bajo estas circunstancias resulta trascendente reivindicar el feminismo como movimiento político que denuncia las relaciones de poder entre hombres y mujeres y lucha por construir un proyecto político diferente para la humanidad

Como movimiento nos vemos en una situación donde se hace trascendente retomar demandas que aun hoy, en el siglo XXI siguen sin haber sido resueltas, tales como el aborto libre y voluntario, que a trabajo igual corresponda salario igual y a la participación activa de la mujer en espacios públicos, políticos y de toma de decisión; porque no buscamos ese empoderamiento y liderazgo de las mujeres que hoy en día han resultado en grandes e importantes personajes de la política o economía pues ello finalmente no ha contribuido con la lucha y demandas de las mujeres. Este proceso ha sido intenso a partir de los 20 años pasados y suficiente para desmembrar un movimiento feminista acuerpado en consignas políticas claras, movilizadoras, transgresoras, liberadoras.

Si nos situamos en imaginar subsistir en una sincronía distinta quizá tendríamos que reunirnos para elaborarla sin perder de vista los elementos adquiridos. Nuestra propuesta se enmarca hacia la utópica idealización de un mundo sin opresión, dominación, explotación, subordinación; sin un sistema capitalista ni patriarcal. Por ello es importante accionar políticamente para transformar nuestra realidad en la que nos encontramos como humanidad

Nuestro objetivo final no es un gobierno que mande bien, ni el cumplimiento del estado laico- de derecho, queremos generar una realidad diferente en sus formas y sus contenidos, en sus relaciones personales y políticas. Nuestro objetivo final es la construcción de un movimiento feminista amplio, no exclusivo de las mujeres ya que no es una lucha genérica y mucho menos entre sexos, es una lucha y un movimiento que reivindica no solo las demandas de las mujeres, sino de la sociedad en general y que además no esta aislada ni desvinculada de los diversos movimientos sociales, un movimiento que busque bajo un proceso autónomo la desaparición del sistema patriarcal y la opresión, subordinación y dominación que este ha puesto sobre la mujer. Se hace necesario generar un proceso de liberación de la mujer para poder liberar a la sociedad en general y transformar este mundo en un mundo diferente. Porque sabemos que otro mundo sigue siendo posible.

COLECTIVO FEMINISTA SOCIALISTA ROSA CHILLANTE”

No hay comentarios.: