viernes, 18 de abril de 2025

 Mujeres presidentas: la importancia de ser político


Norma Loto*


¿Qué dejó a la Argentina el hecho de haber tenido dos presidentas? Tratar de dar una respuesta a esta pregunta requiere un análisis para revisar el tema en diferentes épocas. 

La primera presidenta que tuvo Argentina fue Estela Martínez, la tercera esposa de Juan Domingo Perón y la segunda fue Cristina Fernández. Martínez llegó a la presidencia del país luego del fallecimiento de su esposo y líder del peronismo, en junio del 1974. En cambio, Cristina Fernández llegó a ser primera mandataria después de haber transitado diversos cargos electivos. 

Estela Martínez de Perón fue una outsider de la política mientras que Fernández de Kirchner, era una militante con recorrido político. A la primera se la criticaba por inoperante y a la otra por el estilo firme de ejercer del poder. Una coincidencia entre ambas fue el ser mujer y la pertenencia al peronismo, otra sería que fueron amadas y odiadas, y que como cualquier mujer que llega al poder, debieron revalidarse a cada instante. Ambas sufrieron aquello que la filósofa española, Celia Amorós, sostiene: “la mujer gobierna sin la completa investidura […] a los líderes hombres la autoridad viene de forma natural, pero no ocurre lo mismo en el caso de las mujeres”.

Amorós también se refiere a la "detentación vacilante" donde el poder que ejercen no está totalmente consolidado o respaldado por la estructura establecida. En la presidencia de Estela Martínez de Perón, esto fue muy evidente y fue alimentado por los medios de comunicación de la época. Con Fernández de Kirchner el escenario fue similar, pero a diferencia de la anterior, supo enfrentar cada uno de los obstáculos.

También, para dar respuesta a la pregunta que inspira este recorrido es importante tener en cuenta el contexto histórico que acompañó a cada presidenta, y  necesario considerar que el acceso de las mujeres a lugares de poder no siempre son el resultado de luchas históricas porque, aunque nos pese, a veces son el resultado de estrategias y circunstancias.


Estela, la controvertida

Fueron las estrategias y las circunstancias las que llevaron a Estela Martínez a ser presidenta. Estela Martínez de Perón –que también respondía a Isabel o Isabelita, nombre artístico de su pasado como bailarina–, conformó la fórmula Perón-Perón, que el 23 de septiembre de 1973 resultó ganadora con el 62% de los votos. Con este resultado se inicia la tercera y última presidencia de Perón. Ella, una figura controvertida para la historia argentina llegó al máximo cargo del poder ejecutivo nacional, luego de la defunción de su marido, Juan Domingo Perón, de vicepresidenta pasó a ser la primera mujer presidenta argentina y la primera en el mundo en ocupar ese cargo en un gobierno republicano con un sistema presidencial. Aún con todo esto, nunca llegó a ser Evita, la figura más convocante y amada del pueblo argentino y recordada como “la abanderada de los humildes”.

En su primer discurso como presidenta, Estela Martínez de Perón remarcó: “como alumna de Perón cumpliré fielmente su doctrina, caiga quien caiga y cueste lo que cueste”. Estas palabras, sin dudas, resultó ser un mensaje que adelantaba mucho de lo que se vendría. 

Su falta de experiencia en el ámbito político y la gran influencia de su círculo íntimo, bastante oscurantista proveniente de la ultraderecha, se evidenciaron desde el inicio de su mandato. Tuvo diversas confrontaciones con el sindicalismo y con los sectores opositores dentro del mismo Partido Peronista, además, la represión a las organizaciones armadas ocupó gran parte de la agenda de la entonces presidenta. Fue ella, con su círculo de asesores, quien había abierto la puerta de la militarización del país con el Operativo Independencia, que puso en funciones al Ejército en la provincia norteña de Tucumán. Sobre este hecho la historiadora Alicia María Servetto y la antropóloga Melisa Paiaro, refieren: “Luego de la muerte del General, la lucha entre las dos vertientes del peronismo se había vuelto más cruenta. En ese marco, el gobierno de Isabel se propuso la eliminación de la guerrilla y la izquierda solicitando a las Fuerzas Armadas su colaboración directa en las acciones represivas”.

Ambas académicas indican que la determinación de permitir a las Fuerzas Armadas intervenir en las cuestiones de seguridad interna no había sido una idea propia del gobierno argentino, pues sus fundamentos se encuentran en la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN) que fue “difundida durante los años de la Guerra Fría. La DSN se trató de una serie de acciones de política exterior de los Estados Unidos tendientes a que las Fuerzas Armadas de los países latinoamericanos modificaran su misión para dedicarse, con exclusividad, a garantizar el orden interno, con el fin de combatir aquellas ideologías, organizaciones o movimientos que, dentro de cada país, pudieran favorecer o apoyar ideas revolucionarias, marxistas, comunistas, terroristas o subversivas”. 

Así, la entonces presidenta hizo de los decretos de aniquilamiento un ejercicio cotidiano e impiadoso. En este sentido, el siguiente extracto de un discurso dado frente a la Confederación General del Trabajo el 1 de mayo de 1975: “Dios mediante, nosotros vamos progresando paulatinamente cada vez más, pero para que ello sea realidad los necesitamos cada día trabajando más. Y a la antipatria que se oponga, le daré con el látigo como a los fariseos en el templo. Hay un límite para la paciencia, hay un límite para la comprensión y hemos tenido demasiada paciencia y demasiada comprensión para ellos”.

El clima virulento, la injerencia de las Fuerza Armadas, las rupturas de pactos establecidos por el mismo Perón con ciertos sectores, la presencia de varias dictaduras en los países de la región propiciadas por el Plan Cóndor y su incapacidad de dirigencia política, dieron como resultado el escenario perfecto para el golpe cívico-eclesiástico-militar que derivaría en la mayor tragedia de la historia argentina. Así el 24 de marzo de 1976, Isabel Perón fue notificada de su derrocamiento y encarcelada.

A cinco décadas de su presidencia cabe reflexionar que, si bien tener a la primera mujer presidenta había sido disruptivo en aquella época, esto no fue suficiente, ya que su escasez de conocimiento de la vida política y su capacidad de liderazgo determinaron el fracaso de su gestión. Aunque sería mezquino no reconocer que la presidencia de Martínez de Perón se vio cercada también por un contexto internacional dominado por el avance de las dictaduras. Este escenario le hubiese sido adverso, incluso, para otras y otros con experiencia política en el mismo cargo.

Hasta ese entonces, los años setenta, no había sucedido que una mujer ocupara una presidencia de una nación democrática y esto la llevó a Estela Martínez de Perón a ser la “rara avis” del terreno político y para ella “la política” le era un campo totalmente extraño.


Cristina, la importancia del ser político

Más de tres décadas después de la presidencia de Estela Martínez de Perón, en 2007, Argentina tendrá a la primera presidenta electa del país, la doctora Cristina Fernández quien asumió la función inmediatamente después de su marido, el presidente Néstor Kirchner (2003-2007). 

A diferencia de Estela Martínez de Perón el recorrido político de Cristina Fernández era notorio. Fue diputada y senadora en el Congreso de la Nación Argentina; así mismo logró desarrollar su propia posición política y fue dos veces presidenta. El primer periodo presidencial fue desde 2007 hasta 2011.

La doctora Dora Barrancos calificó que la gestión presidencial de Cristina Kirchner fue muy ambigua y contradictoria en las cuestiones de género. Además, tuvo que enfrentar comparaciones con su marido, el expresidente Néstor Kirchner. A pesar de ser la mujer-presidenta, en su gabinete designó sólo a tres mujeres ministras: de Desarrollo Social, Defensa y Salud, éstas representaban la cuarta parte del total de ministerios. Respecto a las mujeres en cargo de secretarías, fue el 22 % de total y el 23 % en cuanto a las subsecretarías. 

El 27 de septiembre de 2010 falleció su marido, Néstor Kirchner con lo cual la oposición se entusiasmó con una supuesta debacle del poder de Cristina. Sin duda, fue un mal cálculo, porque lejos de retroceder fue reelecta presidenta de la Nación con más del 54% de los votos. 

En este sentido, la politóloga chilena María de los Ángeles Fernández, se refería a este momento de Cristina Fernández: “en medio del dolor, encontró la oportunidad para reinventarse. Renegoció su propio poder, en el escenario que el imprevisto le proveía. Tomó la posta que el mito le proporcionó y estableció la necesaria conexión emocional que su previa conducción, catalogada de racional, aparentemente ahogaba. Por otro lado, su condición de viuda la reconcilia, de alguna forma, con el género, pero también la ayuda a trascenderlo. Es cierto que ésta no es una explicación suficiente para su reelección, por un porcentaje histórico”.

Así, el 10 de diciembre de 2011 Cristina Fernández de Kirchner se convertía en la primera mujer en ser reelecta presidenta de Argentina: “La magnitud del apoyo electoral recibido la revalida, obteniendo, de paso, un poder sin precedentes”, remarcaba María de los Ángeles Fernández.

Una constante aclaración de Fernández de Kirchner fue: “no soy feminista, soy peronista”. Quizá esto ayude a entender su férrea oposición para promover una legislación a favor del aborto (aunque en 2021, ya siendo vicepresidenta de la nación, votó a favor).

Más allá de no identificarse como feminista es justo reconocer que durante sus dos presidencias dio espacio para los derechos de las mujeres y diversidades, entre ellos: Ley 26.485 Ley de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales; Ley 26618 de matrimonio igualitario; Ley 26743 de identidad de género; Ley 26862 de Fertilización asistida; Ley 26.364 de trata y sus modificaciones en la Ley 26.842; Decreto 936/2011, 2011el Congreso de la Nación empezó a trabajar sobre la ley que regulara las cuestiones de avisos sexuales. En 2012, impulsó una ley para habilitar el sufragio voluntario a partir de los 16 años. También se promulgó una ley que sanciona el trabajo infantil y la Ley 26.844 del Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares.

Sin duda, el compromiso político de Cristina Fernández de Kirchner y las demandas de los movimientos sociales de mujeres y feministas hicieron que en sus mandatos no se perdiera la brújula que conduce a la justicia social y a la importancia del compromiso político. Si bien hubo algunos gestos ambiguos, como el hecho de no haber auspiciado la discusión de la legalización del aborto o haber elegido el silencio cuando su ministra de salud, Graciela Ocaña (2007-2009) consideró públicamente que el aborto era “un tema del sistema penal”, no de salud pública, no se puede ignorar que dio lugar a otros temas de discusión de la agenda feminista.

Con sus dos presidencias y posterior vicepresidencia (2019-2023) hubo avances sustantivos en derechos sociales, políticos y económicos. También se evidenció su capacidad de liderazgo que creó sentido social para lograr una cultura igualitaria. Sin embargo, con estos avances también se demostró el odio contra el género como un discurso social que siempre existió, pero que en los últimos tiempos parecen haberse robustecido. Muchas veces estos discursos se convierten en acción y el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner en 2022, es prueba de ello.


El legado

Con dos mujeres presidentas en la historia de Argentina queda como aprendizaje que si bien las circunstancias históricas son determinantes, no se puede desconocer que la vocación política y capacidad de liderazgo son condiciones indispensables para gobernar. Asimismo, que no toda mujer que llega al poder es una aliada de la agenda por la igualdad.

Una mujer en la presidencia puede ser el inicio de un nuevo tiempo siempre por contribuir a un cambio cultural en la percepción de las capacidades de las mujeres en roles de liderazgo, desafiar a los estereotipos y normas tradicionales dentro del terreno político y social. 

Tuvimos dos presidentas, pero fue Cristina la que ejerció el poder y luego en su segunda gestión se revalidó. En cambio, Martínez de Perón, nunca logró liderazgo ni poder. 


*Norma Loto: Periodista y docente universitaria de Argentina: Autora de los libros La lengua no se calla y de la Guía Para contarla mejor,aportes para optimizar las narrativas periodísticas de los casos de violencias machistas..

No hay comentarios.: