¡¡¡Cuidado con los cuidados¡¡¡
Sara Lovera*
El tema de los cuidados ha estado en voga en al menos los últimos 25 años, primero llamado economía de los cuidados, hoy, popularmente, considerado cómo “los cuidados”. Temática que en el último lustro se ha colocado en la discusión internacional entre los gobiernos, concluyendo que “el cuidado” es un nuevo derecho para todas las personas, “derecho a ser cuidado”, donde ese derecho se extiende a quienes cuidan: las mujeres, un asunto que ha ocupado históricamente a éstas.
Desde el momento en que las feministas ubicamos cómo la maternidad y la familia (con lo que implica: atención sentimental, física, nutricional a otros y otras), fueron labores asignadas a las mujeres desde la sociedad primitiva,1 consideramos que fue el origen de la esclavitud de las mujeres: fuente de control social y reproducción en el sistema capitalista, tal cómo el feminismo socialista lo planteó desde principios del siglo XX.
Lo que dicen los gobiernos, a través de la Organización de Naciones Unidas (ONU),2 es que las tareas de los “cuidados”, deberán ser asumidas por el Estado, involucrando a muy distintos actores y desarrollando políticas públicas, para dotar a todas las personas de cuidados –del nacimiento a la muerte–, asumiendo estas tareas a través de políticas e instituciones públicas.
Lo cierto es que el tema de los cuidados está a debate desde la perspectiva feminista: su definición, interpretación, análisis y enfoque, reconociendo a las mujeres por su tarea milenaria,3 con diferencias de enfoque se afirma que “los cuidados” son aquellas actividades que se realizan para el mantenimiento de la vida y la salud, históricamente invisibilizados, relegados al ámbito doméstico, sin remuneración y que atribuidos a las mujeres no formaron parte de la economía, pero deben asumirse por todas y todos.4 En México, según las mediciones de INEGI, el trabajo no remunerado de las mujeres significa el 25% del Producto Interno Bruto PIB.
Hoy en día, los “cuidados forman parte de la Agenda 2030, un plan de acción de las Naciones Unidas que dice buscar la prosperidad, la paz universal y el acceso a la justicia. Conformada por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abordan metas sociales, económicas y ambientales. Su 5º. Objetivo es lograr la igualdad de género y empoderar a las mujeres: Eliminar prácticas nocivas como el matrimonio infantil, precoz y forzado, y la mutilación genital femenina; reconocer y valorar el trabajo doméstico y los cuidados no remunerados; promover la responsabilidad compartida en el hogar y la familia; poner fin a la violencia contra las mujeres; promover la participación política y el liderazgo de las mujeres y promover el empoderamiento económico de las mujeres. Una definición repetida desde 1995 durante la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing y otros numerosos acuerdos.5
Es decir, se incluyen “los cuidados” ahora en la agenda global de los gobiernos del mundo, como parte de la parafernalia oficial de “integrar a las mujeres al desarrollo”,6 con nuevas palabras y nuevas metas. Se trata de redistribuir las tareas: cuidado de niños y niñas, limpieza del hogar; administración del hogar; asistencia para la salud de quienes enferman o tienen alguna discapacidad, adultos mayores (padres o madres, para incluso diversos integrantes de la familia); familias extendida. Estas tareas son asumidas por las mujeres como “obligatorias” por ser mujeres, y ahora, reconocidas como necesarias para la marcha del sistema, en toda la tierra.
La inclusión del cuidado en las políticas públicas ha suscitado una tensión entre diversos sectores sociales, porque revertiría la histórica familia patriarcal. En teoría sería la revolución necesaria para liberar a las mujer. Sin embargo, uno de los puntos de discusión ha sido entre el movimiento de las personas con discapacidad, las organizaciones de personas cuidadoras y los colectivos feministas,7 por incapacitarlas aún más a través de representaciones del cuidado como una carga.8 Lo cierto, y que parece ser consenso, es que el cuidado de la vida de las personas es una responsabilidad social y política fundamental. Las socialistas sostuvieron que un nuevo Estado tendría que crear la estructura para liberar a las mujeres de esas tareas invisibles y crear: guarderías, comedores comunitarios, lavanderías públicas, etc.
Con la pandemia (2020-2022), la discusión arreció en todo el mundo, ya que descarnadamente se hizo ver el significado de “los cuidados”, Cristina Carrasco, profesora titular de Teoría Económica en la Universitat de Barcelona, consideró que se abrió la oportunidad de oro para interpelar a las instituciones y exigir cambios radicales en el modelo de organización de los cuidados y, más aún, en el sistema capitalista, fue/es un momento clave para crear un punto de inflexión en la sociedad en términos de concienciación en torno a los cuidados.
La propuesta actual nació de la necesidad de implementar políticas de cuidado que tengan en cuenta las transformaciones familiares y ponderen la igualdad de género, para que no recaiga sobre las mujeres el peso del cuidado de la población dependiente; por otra parte, se creó consciencia sobre la importancia de valorar los cambios demográficos que muestran el rápido incremento de las personas mayores y equilibrar la puesta en marcha de políticas de cuidado en la vejez en igualdad de importancia que las políticas de cuidado infantil.9
La reflexión para los cambios constitucionales en México
En el Senado de la República está pendiente una iniciativa para cambio constitucional que considera: “…establecer que en todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Se indica que los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento, así como a los servicios para la atención, cuidado, y desarrollo integral infantil, en términos de lo dispuesto en la Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil; este principio deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas a la niñez.10
Se precisa, asimismo, que toda persona tiene derecho al cuidado digno que sustente su vida y le otorgue los elementos materiales y simbólicos para vivir en sociedad a lo largo de toda su vida. Se indica que el Estado promoverá la corresponsabilidad entre mujeres y hombres en las actividades de cuidado, así como la libertad que tienen las personas para decidir si adquieren o no como obligación el cuidar a quien lo requiera, y el derecho para decidir la distribución del tiempo propio acorde a sus necesidades e intereses. Para garantizar el derecho al cuidado digno se implementará el Sistema Nacional de Cuidados.
Tendrán prioridad en dicho sistema las personas que requieran cuidados por enfermedad, discapacidad, niñas, niños, adolescentes y personas mayores, quienes vivan en condiciones de extrema pobreza, y las personas que realicen actividades de cuidados sin remuneración alguna. La prioridad es el derecho de todos y todas a los cuidados.
La propuesta gubernamental es poner los cuidados en el centro
En México, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador abordó este tema desde dos perspectivas: la legislativa, con una iniciativa para modificar la Constitución aprobada el 18 de noviembre 2020, que incluyó una modificación y la adición en el artículo 4º y 73 de la Constitución de la República, donde crea el Sistema Nacional de Cuidados, que debía entrar en vigor en mayo de 2021, pasó al Senado, donde está pendiente con dos iniciativas, una Ley que debía crear al sistema y otra propuesta, de la entonces diputada Dulce María Sauri Riancho, que modifica la Ley del Presupuesto para que ese sistema cuente con recursos económicos suficientes que permitan su operación. Argumentó que de otra manera quedaría en letra muerta puesto que el Sistema necesita recursos, año con año y que nunca disminuyan. El nudo principal es que el sistema, como lo observó la mayoría en la Cámara de Diputados, no puede desarrollarse en las dependencias y entidades encargadas de ponerlo sin dinero.11 La segunda perspectiva fue la internacional. El gobierno de México en 2021, impulsó con ONU Mujeres la Alianza Global por los Cuidados, con el argumento central de reducir las horas que las mujeres dedican al cuidado y trabajo doméstico.
Sin embargo, nada sucedió, pues hasta ahora la modificación Constitucional no se aprobó, a pesar de que existe una iniciativa reglamentaria a esos cambios constitucionales de 2020. La Alianza Global calculó que se necesita una inversión de 100 millones de dólares para construir una economía con igualdad de género, para hacer visible lo que ha sido invisible por años, el trabajo doméstico y de cuidados que debe redistribuirse y ser mejor y remunerarlo. Francia y México sostienen que esta Alianza Global por los Cuidados van a cambiar la vida de las mujeres y las niñas para que puedan cumplir sus “proyectos de vida”, es decir, integrarse a la fuerza de trabajo libres de la tarea milenaria.
Los argumentos a favor de crear un Sistema Nacional de Cuidados
Desde los años 70 del siglo pasado se han involucrado en el análisis de los cuidados agencias internacionales como la Organización Internacional del Trabajo OIT, y las feministas por una economía desde la perspectiva de género.
Las discusiones, promovidas por las feministas en diálogo con los gobiernos, plantearon, al analizar cómo funciona la economía en los estados capitalistas, reconocen en las mujeres las tareas milenarias resultado de la primera división del trabajo, y fueron colocando no sólo que esas tareas confinaron a las mujeres en el espacio privado, sino que esas tareas de la maternidad y la responsabilidad central en las familias, era un trabajo y que éste nunca ha sido remunerado. Eso que fue definido como trabajo no remunerado, tiene un valor para la acumulación de capital, tal cómo fue desarrollado por Federico Engels en El Origen de la Familia, la propiedad privada y el Estado. La OIT como otras agencias y feministas en estos últimos 40 años han analizado el valor económico del trabajo doméstico y han generado estudios y estadísticas.
El uso del tiempo de las mujeres en “los cuidados”, en 2016, en México, existían 31.7 millones de personas cuidadoras, de las cuales 75.1% son mujeres. Solo el 46% de las mujeres participan formalmente en la economía frente al 75% de los hombres. Sin un sistema nacional de Cuidados se reduce la participación económica de las mujeres. Más datos, en 2023 en México, 119 empresas afirmaron tener un impacto económico por las mujeres que son madres. De 72 mil trabajadoras y trabajadores de esas empresas, 26 mil son madres.
Desde hace 40 años la Organización Internacional del Trabajo, aboga por la conciliación laboral, de modo que las mujeres combinen su trabajo remunerado con las responsabilidades familiares, para que las mujeres puedan acceder a trabajos flexibles, reducción de horarios y permisos o ausencias por “razones familiares”, que no les impidan conservar sus puestos. Según INEGI y el Senado de la República las renuncias laborales de las mujeres, en 2021, una de cada cuatro mujeres (22%) ha renunciado a todo o parte de su trabajo para cuidar de sus hijos e hijas, el 11% solicitó reducción de jornada y 74% renunció a sus vacaciones por atender a los menores.12 Estas realidades, son la base de las propuestas para reconocer que las mujeres, solas, ya no pueden hacerse cargo de “los cuidados”.
Hay muchas actividades que se realizan dentro del hogar o la comunidad que son de vital importancia para el funcionamiento del sistema económico y social. Actividades como la preparación de los alimentos, el arreglo y mantenimiento del hogar y las prendas de vestir, actividades de cuidado a personas mayores, con discapacidad o niños (enseñanza de valores y habilidades), entre otras, también son necesarias para la reproducción del capital humano, dado que sirven para la manutención de los trabajadores actuales y futuros. Sin embargo, estas actividades son poco valoradas por la sociedad, principalmente porque la mayoría de ellas se realizan sin recibir una remuneración monetaria a cambio.
La economía de cuidado busca otorgar valor a las actividades de cuidado y de trabajo doméstico no remunerado, dado que estas actividades se consideran bienes o servicios económicos porque además de generar valor, también demandan costos representados en tiempo y energía necesarios para producirlos. Adicionalmente estas tareas también generan bienestar a las personas que los reciben.
De esta manera, la economía del cuidado busca en primer lugar reconocer económicamente el valor de las actividades no remuneradas como fuente de desarrollo económico y social, en segundo lugar analiza las cargas de trabajo no remunerado en términos de género, donde el mayor costo lo asumen las mujeres. Finalmente la economía del cuidado a través de políticas públicas de cuidado analiza los instrumentos y mecanismos que permitan retribuir y redistribuir el trabajo no remunerado entre los distintos agentes del sistema económico y social porque en definitiva los beneficiados de estas actividades es toda la sociedad y es injusto que la mayor parte de la provisión lo asuman las mujeres.
Por ejemplo, en México 80% de quienes cuidan a personas con discapacidad son mujeres; 96% de quienes cuidan a niñas y niños de cero a cinco años son mujeres; 90% de las cuidadoras de infantes y adolescentes de seis a 17 años son mujeres; y 67% de quienes están a cargo de personas de 60 años y más son mujeres.
La propuesta pendiente en el Senado, para Crear un Sistema Nacional de Cuidados, es la posibilidad de que el Estado ofrezca una estrategia coordinada de servicios básicos de cuidado, que garantice la autonomía de las personas, para que todas esas mujeres puedan acceder al mercado laboral formal; todas esas mujeres estarían aportando a su seguridad social, a su pensión y a ese sistema de cuidados. No sólo la vida de las mujeres cambiaría, sino también la economía del país.
Notas a pie
1. Evelyn Read, La Evolución de la Mujer: del Clan matriarcal a la familia patriarcal. Ed. Fontamara, Barcelona, 1980.
2. Véase: https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/women-and-the-sdgs/sdg-5-gender-equality
3. Evelyn Read, La Evolución de la Mujer… op. cit.
4. Diálogo entre Mari Luz Esteban e Isabel Otxoa, en Debate feminista, en torno al concepto de cuidados Olga Abasolo responsable del área de democracia, ciudadanía y diversidad, CIP-Ecosocial.
5. Véase: https://semmexico.mx/los-cuidados-para-resolver-todo-pobreza-igualdad-y-clima-mientras-la-reforma-constitucional-archivada-en-el-senado-de-la-republica/
6. Plan de Acción Mundial, Primera Conferencia Mundial de la Mujer, 1975.
7. Revuelta Rodríguez 2019; Roulstone y Prideaux 2012; Watson et al., 2004.
8. Campbell y Oliver, 2013; Piepzna-Samarasinha, 2018; Silvers, 1995; Thomas, 2004.
9. Véase: https://semmexico.mx/latinoamerica-por-una-apuesta-feminista-de-corresponsabilidad-y-revalorizacion-de-los-cuidados/
10. Extraído de la iniciativa para el cambio constitucional, pendiente en el Senado de la República (septiembre 2024).
11. Véase: https://semmexico.mx/mujeres-morenistas-piden-claudia-sheinbaum-pardo-reorientar-el-anexo-13-y-declarar-los-cuidados-un-bien-publico/
12. Véase: https://semmexico.mx/el-impacto-de-los-cuidados-en-las-mujeres/
*Sara Lovera López, es periodista y feminista. Editora en Género, en la Organización Editorial Mexicana (OEM), directora general del Servicio de Noticias de la Mujer de América Latina y El Caribe SEMlac y del portal SemMéxico. Integra el Consejo Editorial de Cuadernos Feministas desde su nacimiento.
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