Mujeres y Política por Soledad Jarquin Edgar
Nada se hace de la nada. Después de muchos años de picar piedra finalmente esta semana el Congreso de Oaxaca decretó la imprescriptibilidad de la acción penal del abuso sexual infantil. La iniciativa tiene más o menos diez años rondando por las diferentes legislaturas, propuesta entonces por el sexólogo Mario de Jesús Arias Cruz. Que bueno que la idea fuera retomada por el presidente de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos de Oaxaca, Heriberto Antonio García, y que finalmente las y los diputados hicieran caso a esa vieja solicitud que por temores personales y no por el compromiso a servir -que debiera regir el quehacer del legislativo- ya existe una ley que proteja a las niñas y los niños víctimas de la violencia sexual en Oaxaca.
Tenemos que celebrar sin duda este avance legislativo que protege a la niñez oaxaqueña, lo que es criticable es el oportunismo con el que actúan algunas personas y lo digo por el comunicado del prensa de la CDDHO que se hace una fiesta con músicos prestados. Para avanzar tenemos que darnos cuenta que nadie inventa el agua tibia ni descubre el hilo negro (reitero), que nadie debe sentirse como héroe cuando lo que tienen que hacer es cumplir con su deber.
Estas reformas al Código Penal permitirán que aquellos infantes que sufrieron violencia sexual puedan denunciar a sus agresores aún cuando el tiempo haya pasado, porque como es sabido este tipo de agresiones deja en la niñez una profunda e imborrable huella que los lacera a lo largo de toda su existencia.
Eso es lo que tenemos que celebrar y no a quién se dice “el promotor” de la iniciativa. Celebremos que cuando lleguen a la edad adulta, los que antes fueron menores de edad puedan enfrentar a sus agresores, denunciarlos y que se les haga justicia tras todos los años de miedo e impunidad en la que vivieron no uno, ni cien sino cantidades inimaginables de niños y niñas, porque lo peor de la violencia sexual contra la infancia y las mujeres es que es un delito mucho más común de lo que creemos y deseamos como sociedad y tiene una alta frecuencia de impunidad.
Sin aplaudir a servidores públicos o legisladores, lo fundamental es el resultado del trabajo, que no debería tener etiquetas, como ahora sucede. Tal parece que estas personas a quienes se les pagan sueldos más que decorosos, alimentan su ego por lo que dicen de ellos los medios de comunicación y no lo que piensa la ciudadanía de su trabajo.
Celebro la decisión del Congreso, finalmente en Oaxaca y tras años de picar piedra –como decía antes- el delito siempre oculto y pasado por las amenazas, como es la violación sexual podrá ser castigado al paso de los años, nadie debería quedar a salvo de recibir castigo. Lástima que anteriores legislaturas no lo entendieron así.
Este tipo de celebraciones tendríamos que hacer las mujeres, a quienes por el contrario se les conculcan sus derechos debido a intereses políticos, muy ajenos a la vida de las ciudadanas, a quienes siempre se les ha visto como menores de edad y por tanto, otras personas y otros poderes visibles y no visibles, se sienten obligados a tomar las decisiones por ellas. Tal y como lo hacían y siguen haciendo padres, esposos, hijos y hasta los suegros, no sólo en poblaciones rurales e indígenas, también en zonas urbanas.
Me refiero a decisiones que tendrían que ser simples como asistir a la escuela, tener un trabajo y, en el peor de los casos, asistir al médico lo que en ocasiones termina por costarles la vida. Reflejo de ello son las estadísticas. Muchas mujeres siguen muriendo de enfermedades prevenibles como el cáncer cérvico uterino o durante el periodo de maternidad, por citar dos de muchos ejemplos.
Repito, las mujeres tendríamos estar celebrando que en las legislaturas priistas –que todavía son mayoría en las entidades del país- no se hubieran decretado las leyes antiaborto y digo priistas porque fueron sus antecesores los que favorecieron en mayor medida los avances legislativos en materia del derecho a decidir de las mujeres, claro cuando todavía no le debían nada a la derecha y no respondían a mandatos del oscurantismo.
Sin duda, nuestra aspiración es que alguna vez en el siglo XXI contemos estos episodios como cosa del pasado y de las malas noches para el desarrollo de México y el avance de la igualdad para las mujeres. Hoy, las decisiones del PRI tendrán un costo político al menos en las mujeres que ya se dieron cuenta cómos nos han arrebatado algunos de nuestros derechos. Por eso resulta irrisible cuando el legislador federal Heliodorio Díaz Escárraga, gasta varios miles de pesos, tal vez millones, para publicitarse para desacreditar la posible alianza de partidos políticos de oposición en busca de la gubernatura estatal, diciendo que no es concebible cómo dos partidos distintos (PRD y PAN) pueden aliarse.
Así como Díaz Escárraga, a quien le tocó hacer el papelón de su vida esta semana, no entiende cómo el PRD y el PAN podrían llegar juntos con otros partidos políticos a un acuerdo y hacer frente común al PRI-Verde Ecologista (no olvidemos su añadidura) en el proceso político estatal de este 2010 en busca de la gubernatura en Oaxaca, de la misma manera las mujeres no entendemos cómo hacen acuerdos el PRI con el PAN (que también dicen que son distintos ideológicamente) para fastidiar los derechos de las mujeres. En algo estamos de acuerdo, nadie entiende esos acuerdos oscuros y retrógrados.
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