Por Lydia Cacho
07 Enero 2010 - De norte a sur el Ejército viola la Constitución, con eso de que hay guerra aquí todo se vale. Pasó inadvertido para las mayorías que hace tres semanas Greg Sánchez, el pastor cristiano que funge como alcalde de Cancún, despidió a los altos mandos de la policía municipal argumentando vínculos con el crimen organizado, pero no hubo arrestos. El general brigadier Alejandro Cárdenas fue nombrado director de la Policía Preventiva; otro general quedó a cargo de la Academia de Policía; dos coroneles de Infantería recibieron la Policía Turística y Tránsito. Son militares en activo llevando a cabo tareas policiacas, con las prerrogativas que su pertenecía al Ejército les otorga y las facilidades que les representa su designación en un contexto de guerra contra el crimen organizado. Los nombramientos se dieron en un ambiente que a Greg Sánchez le gusta. Tiene una pasión por los soldados; dos de ellos son parte de su escolta personal que paraliza la avenida Kukulcán cada vez que circula abriéndose paso al estilo presidencial. El presidente municipal ha dicho que quien cuestiona estos nombramientos seguro responde a intereses criminales.
Está claro que generalizar es inaceptable, hay tantos militares honestos como los hay corruptos y no debemos prejuzgar; sin embargo los hechos de Chihuahua, donde miembros del Ejército han fungido como policías infringiendo las leyes, so pretexto de estar en guerra, encienden una alerta.
Este domingo 3 de enero murió balaceada Josefina Reyes, activista de derechos humanos que enfrentó al Ejército mexicano por el asesinato y desaparición de sus dos hijos. Una vez que Josefina hizo públicos los abusos de poder de miembros del Ejército, el argumento de la guerra la dejó sin herramientas jurídicas para actuar en contra de los soldados que mataron a sus hijos. Militares allanaron su hogar en tres ocasiones supuestamente haciendo tareas policiacas. Su propósito era silenciarla. No era la única amenazada de muerte por parte de soldados; el visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Gustavo de la Rosa salió de Chihuahua por amenazas de soldados a quienes acusó de violar la Constitución. El asesinato de Josefina Reyes cambia la historia de esta guerra. Ella era nuestra Rosario Ibarra en el norte y su muerte anuncia una advertencia a los movimientos sociales.
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