Nuestro gobierno, - no importa el color del que se pinte - siempre será lo mismo…
Hoy 15 de mayo de 2009 cumplir ías 45 años. Tenías apenas 37 cuando te mataron.
Eras abogada, como lo habías decidido de niña cuando escuchaste a tu papá y sus compañeros desesperarse por que los abogados eran muy caros y los pobres no podían pagarlos para defender sus derechos.
Habías recibido prem ios internacionales por tu trabajo de defensora de derechos hum anos, pero además había algo muy especial… ¡El amor había llegado a tu vida!
Tu novio te adoraba, así que ahora traías más fuerza que nunca.
Esa fuerza se mezclaba con la fé en Dios que alguna vez te hizo intentar ser monja y andar litigando vestida de novicia.
No llegaste a tomar los hábitos por no poner en peligro a las monjitas de la congregación.
Ya en esos tiempos habías descubierto que defender los derechos de los vulnerables es peligroso.
Trabajaste litigando tú solita, luego en el Centro de Derechos H umanos Agustín Pro y por último en un pequeño despacho de abogados, de esos pocos que toman los casos de los pobres.
A hí fue donde te mataron… unos cuantos días después de haber regresado de un viaje a Guerrero y de haber incomodado a un “respetable ganadero y empresario guerrerense“.
El 19 de octubre de 2001 era un viernes de trabajo como otros en el despachito de la colonia Roma.
Te encontró un colega que llegó en la tarde. Estabas tirada en la salita de espera, recargada en el sofá, golpeada y con un tiro en la pierna y otro en la cabeza. Ya estabas muerta.
Cuando le avisaron a tu familia, parecía que tu papá iba a estallar del dolor. Tu mamá no dijo nada solo alcanzó a llegar al altarcito en donde reza y caer de rodillas. Tus hermanos se ahogaron en llanto y en incredulidad y tu novio ni siquiera podia parpadear o moverse.
Tus colegas, tus amigos, tus defendidos, todos lloramos y seguimos llorando Digna, te seguimos llorando; pero queremos ser fuertes, como tú que aguantaste por años amenazas, agresiones, heridas… así tratamos de resistir y mantenernos en este camino largo y absurdo que empezó en 2001.
A veces hemos sentido desesperación; como cuando las autoridades dictaminaron que te habías suicidado porque cuando eras chiquita y caíste en un pozo, sufriste un transtorno mental que salió de pronto y provocó que te quitaras la vida para ser alguien importante
Algunos lograron reírse al escuchar el argumento de los desvergonzados… pues si, a veces uno logra reírse de asco.
En la tele, los periódicos… apenas salió algo . Ya sabes que las noticias en México solo son las que perm ite o le conviene a los que tu ya sabes.
Y nosotros preguntamos:
- ¿Por qué no tenías pólvora en las manos o en los guantes que nunca te lograron poner bien los asesinos? Los señores de la justicia dijeron que porque la pistola no dejaba manchas de pólvora
- ¿Por qué tenías un balazo en el muslo? Los señores de la justicia dijeron que te lo diste tú solita para que todo pareciera un verdadero asesinato.
- Pero ¿Cómo logró Digna darse un balazo desde atrás y por la izquierda si era diestra?...mmm con un poco de empeño y paciencia se logran esas cosas. Los señores de la justicia dijeron: - fue suicidio y punto.
Y el camino que tú recorriste tantas veces, el de la lucha contra el monstruo grande de la injusticia, em pezó para nosotros, los que todavía te lloramos Digna.
En este viaje, a tu familia la han acom pañado tristeza, rabia, enferm edad y pobreza., pero también nosotros, los que no te olvidamos en México y en muchas partes del mundo.
Te queremos, te recordamos y no lo vas a creer, pero muchos que no te conocían antes del 2001,ahora te quieren y te admiran. O sea que no te mataron del todo, Digna..
Entre muchos y con el tesón de tu familia especialmente de tu hermano Jesús, se logró la exhumación de tu cuerpo; se juntó dinero para nuevos dictámenes independientes de forenses y
expertos incluso del extranjero. Ellos dieron pruebas de que no te suicidaste, pero pasó mucho tiempo para que se lograra reabrir el caso.
Nos urgía que se reabriera porque poco después de que te asesinaran, se supo quién te mandó matar y hasta el nombre de los sicarios. Pero tú ya sabes… las autoridades en México y los señores de la justicia no son muy… “rápidos”, no quieren serlo… tal vez no es cómodo o conveniente serlo.
Así han pasado ocho años.
Tu caso se reabrió pero lo querían volver a cerrar sin tom ar en cuenta los nuevos peritajes que dicen que no te suicidaste. Mientras esta batalla se libraba, pasaron muchas cosas.
Al sicario que abrió la bocota y dijo quién los contrató para matarte, lo mataron; luego mataron a los otros. Quedaba uno, nos urgía que se aceptaran las pruebas… pero ya lo asesinaron también.
En mayo del 2008, al ”respetable em presario” que pagó tu asesinato, - sí, ese que andabas atosigando - se lo quiso llevar un comando de 40 hombres con armas de alto poder hasta en los dientes. Entraron a buscarlo a una fiesta familiar y al otro día a su casa. Èl logró huir, pero mataron a sus dos hijos y se llevaron a su hija de 18 años, - pobres muchachos, nadie escoge a sus padres-.
Apenas este año, las autoridades (como siempre lentas, ciegas, sordas y estúpidas), declararon que al que le decían “respetable empresario” pertenecía al Cártel de Sinaloa. Ahora el gobierno dice que lo está buscando y él anda prófugo.
Tu caso sigue estancado y casi todo igual – o peor - que cuando tú estabas por aquí. A los que les conviene que creamos que los defensores de derechos humanos defienden criminales siguen su vida
cómoda, mientras distraen la atención de todos con ese argumentito. Siempre han sido astutos.
Nuestro gobierno, - no importa el color del que se pinte - siempre será lo mismo… pero solo si no entramos e n razón.
Nosotros, los que te lloramos, creemos que un día en México habrá verdadera democracia y no dependerá del partido, ni de los gobernantes, sino de que muchos que tengan esa convicción que tu expresaste cuando dijiste:
“Es la injusticia la que nos motiva a hacer algo, a tomar los riesgos, sabiendo bien que si no lo hacemos, las cosas permanecerán igual”
Por tí, y por todos los que han dejado la vida por luchar por la justicia, vamos a tomar los riesgos.
Todo nuestro amor, nuestro respeto, nuestra admiración en donde quiera que estés, querida Digna.
Feliz cumpleaños .
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