Compartimos aquí con ustedes algunas de sus palabras y las reflexiones que varias compañeras hacen sobre la vida de Ceci, como amiga, como luchadora, como mujer...
Nos vas a hacer falta, Ceci...
El equipo de Cuadernos Feministas
Palabras de Agradecimiento de Cecilia Loria al recibir el reconocimiento “Hermila Galindo”
En primer lugar deseo ofrecer a todas y todos ustedes, una disculpa por no poder estar presente en esta ceremonia, ya que mi situación de salud me lo impide, y reiterarles que de corazón estoy presente aquí y aunque inmerecidamente he aceptado esta distinción por provenir de quien viene y porque la comparto con organizaciones y mujeres que admiro y respeto profundamente y a quienes realmente les reconozco su enorme contribución a las causas de la defensa y respeto de los derechos humanos de las mujeres, como la organización que representa Hilda Pérez Vázquez y mis queridas amigas de Católicas por el Derecho a Decidir.
Quiero agradecer la distinción de este reconocimiento a la Comisión de los Derechos Humanos del Distrito Federal, y sobre todo expresar este agradecimiento al Comité que lo selecciona y que en esta ocasión pensó en mí para otorgarlo.
Sé que en estos tiempos convulsos, que algunos llamarán de “economía volátil” otros como recesión y para la sensación de muchos de pérdida de la brújula o de una especie de anomia total de la vida social, cultural y política, puede resultar hasta absurdo que yo aproveche esta oportunidad para hablar de “utopía” y esperanza.
Permítanme hacerlo y expresar mis razones para ello; en primer lugar quisiera referirme a la utopia como la define Eduardo Galeano, como aquella idea de la sociedad y del mundo que fija un gran objetivo y el deseo de vivir para alcanzarla y que cada vez que sentimos que ya fue alcanzada, resulta que se ha alejado un trecho más, así que siempre debemos caminar hacia ella.
Yo ahora entiendo más que nunca ese significado de “utopía” porque es la mejor forma de mantener viva la esperanza y seguir siempre luchando hasta que las fuerzas nos alcancen.
Nuestra causa - la igualdad de género - ¡ sigue viva ¡ dinámica, gracias a ello y ha ido cambiando en el tiempo adquiriendo cada vez mayor profundidad para identificar todas las formas de dominio y exclusión hacia las mujeres y buscar los mecanismos de políticas que desmonten esas estructuras sociales, culturales y políticas que las reproducen y las mantienen.
Tal vez nos faltan años luz para alcanzar realmente los mínimos de bienestar y justicia que deben garantizara la aplicación plena de los derechos humanos de las mujeres, sin embargo, no por ello podemos dejar de reconocer y sentirnos plenamente orgullosas de los grandes avances que se han alcanzado: como la ley contra la violencia, la que permite la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, y en cuanto a políticas públicas, todas las acciones que se han desarrollado en esta ciudad y a nivel nacional, por lograr la paridad en la participación política de las mujeres en cargos de elección, implementar mecanismos para alcanzar la equidad en los presupuestos, gubernamentales, y la atención de mujeres que han sido víctimas de la violencia, una lista que en fin, es enorme y no termina nunca pero no puedo dejar de sentirme inmensamente feliz cada vez que se ha logrado dar un paso hacia delante para alcanzar esa utopía.
Desde donde me encuentro avanzo con ustedes y hasta siento que vuelo porque al mirar hacia atrás, me doy cuenta de que hemos volado y la mayoría de las veces pisando superficies que son más que acantilados de piedra resbalosos y cuesta arriba, pero aprendimos a hacerlo así. Por eso siempre intentar volar en las condiciones más adversas para perseguir la utopía evitando los miedos que paralizan y enfrentando y trascendiendo los obstáculos que nos colocan en el camino.
Mantener viva la utopía y con ello la esperanza nos permite ir encarnando la igualdad de género en la vida de las mujeres y con ello la igualdad en la sociedad para alcanzar en paralelo un México más democrático y justo.
Es por ello que tal vez una de las cosas que más he admirado de la vida de Hermila Galindo es su valentía y tesón para enfrentar a la constituyente para que los derechos de las mujeres aparecieran por derecho propio en la nueva institucionalidad del México post revolucionario y a partir de lo cual las mujeres, sus grupos y la institucionalidad que se dieron, les permitió influir en las políticas públicas y encontrar aliados en instituciones tan importantes como la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, que se han convertido en impulsores fundamentales de la agenda de igualdad de género y del movimiento feminista y de mujeres.
Pero además de referirme a nuestra gran utopía y cómo esta no ha dejado de buscarse y lograrse a través del trabajo de miles de mujeres que han obtenido avances sustanciales hacia la consecución de la igualdad de género y la defensa y respeto de los derechos humanos, reconozco en la convicción de esta utopía la única forma de transformar la vida de las mujeres en una perspectiva social en la que ellas puedan desarrollarse plenamente y no deban renunciar ni escindir ninguno de sus derechos sexuales y reproductivos, ni sociales ni culturales ni políticos.
Y además de este gran tesón, las otras cosas que nos han acompañado y han llenado la vida de una gran riqueza, en particular la mía, son el movimiento feminista y la compañía de muchas mujeres con las que he compartido trechos y sueños. Gracias a todas ellas, a mi familia y a todas y todos los amigos entrañables que han sido el sostén fundamental para mantener mi mano agarrada de esperanza por la vida, más allá de pronósticos y diagnósticos, recibiendo de todas ellas y también de muchos varones valioso, su generosidad, su cariño, su solidaridad, su afecto.
Con esas armas tan poderosas es que podemos sostener en la otra mano la convicción por la igualdad de género y con ella la búsqueda por la utopía. Cómo no seguir soñando y caminando hacia delante, si así es como lo hemos hecho siempre y es así como las fuerzas no nos han abandonado o por lo menos hemos sabido hacer bien, y a tiempo, los relevos para que la flama de la utopía se mantenga siempre viva. Por eso tenemos que vivir también con serenidad y paz y porque gracias a eso se han mantenido también vivos los sueños y los esfuerzos, desde esa gran mujer que fue Hermila Galindo, hasta las mujeres que han retomado su estafeta a nivel federal, estatal y en el Distrito Federal.
Todas estas mujeres, pues, son las verdaderas protagonistas de estos logros y las que hoy están participando en miles de batallas, todos los días, son las que realmente deberían de recibir este y otros reconocimientos. Yo me siento totalmente pequeña ante todas ellas y con honestidad y sencillez, creo que mi participación siempre ha sido en compañía de todas ellas, a veces solamente sintiéndome orgullosa y honrada de ser parte de un todo. No puedo recibir este reconocimiento en representación de nadie, pero lo recibo como una oportunidad de reiterar mi orgullo y satisfacción por ser parte del movimiento feminista de México.
Muchas gracias
Cecilia Loria