Políticas
Públicas
Julia Pérez
Cervera*
Imagen: Mujeres
trabajando por mujeres.
No tiene mucho caso hacer toda una cronología de las fechas en que
se aprobaron las leyes con las que hoy cuenta México y cada uno de sus estados
para, supuestamente, garantizar los derechos de las mujeres.
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Solo diré
que a pesar de que cada estado de la federación tiene una Ley de Acceso de las
Mujeres a una vida libre de Violencia, lejos de alcanzar sus objetivos, la
violencia contra las mujeres ha aumentado.
En este
aniversario de Cuadernos feministas habría que
hacer diferentes recuentos. Por ejemplo: ¿cuántos años llevamos exigiendo a los
diferentes gobiernos la paridad en los puestos de decisión?; ¿cuántos años
llevamos las mujeres pidiendo políticas serias y contundentes para la
erradicación de la violencia contra las mujeres?; ¿cuántos años llevamos exigiendo
leyes que acaben con la discriminación, el acoso, el abuso de poder, de todos
los poderes?; ¿cuántos años llevamos explicando las consecuencias de la
inequidad de género? Y, ¿Dónde ESTAMOS?
Hace unos
meses para la conmemoración del 8 de marzo me pidieron que escribiera sobre si era necesaria la incorporación de la perspectiva de
género en la legislación mexicana.
Sinceramente
quede sorprendida. Resulta que ahora se plantea ¿si es necesario? No daba
crédito a la pregunta y otras compañeras quedaron igualmente sorprendidas. Se
ha difundido y repetido hasta la saciedad "Las recomendaciones del Grupo
de Alto Nivel del Secretario General de Naciones Unidas sobre la Equidad de
Género", "Los análisis y recomendaciones de la división para el
adelanto de la Mujer", "Los compromisos de las Conferencias mundiales
sobre la mujer", Los Convenios y Tratados internacionales, la OCDE, la
OEA, la OIT… ¿A qué viene ahora esa pregunta?
El problema,
según yo lo veo es la gran ceguera existente y tal como plantea Saramago en su
libro Ensayo sobre la ceguera, no reconocer o no querer
reconocer, que es peor, la ceguera existente. Y, ya se sabe, no hay peor ciego
que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír. Ante esa
realidad, qué sentido tiene señalar por donde sale el sol, o levantar la voz?
Aquí, hoy,
creo que la alternativa que tenemos que trabajar las mujeres es la de elaborar
nuevas estrategias entre, para y por nosotras, LAS MUJERES.
Diré por
qué. Llevamos años intentando convencer con razones, datos estadísticos,
argumentos, ejemplos, hechos… a los hombres que habitan el poder y los
resultados obtenidos son nimios, queriendo ser optimista. Y creo sinceramente
que no lo vamos a lograr.
“La envidia
es la tristeza por el progreso y la alegría ajena. Es, por tanto, la
resistencia al progreso social”. Ese es el estado en el que viven la mayoría de
los hombres en relación a las mujeres.
A cuento de
qué, entonces, seguir dando argumentos de si es necesaria la incorporación de
la perspectiva de género en la legislación.
Para las
mujeres, sí tiene sentido pues para nosotras la democracia va unida
irremisiblemente al acceso a la justicia. Pero tenemos problemas para entender
el significado de la palabra democracia y del sistema democrático porque desde
el poder no se está entendiendo o no se acepta simplemente que vivir en
democracia es vivir con las realidades de todas las personas que al mismo
tiempo que yo vivo también viven; aceptar esas otras realidades nos cuesta
porque las miradas ajenas cuestionan continuamente la propia libertad. Así que
han reducido democracia a elecciones, a ocupar cargos de poder (públicos y
privados) desde donde señalar a la gente que no nos gusta sin identificar
claramente qué no nos gusta, porque cuando nos miramos con sus ojos tampoco nos
gustamos.
Vivimos
entonces con miedo, con prevención frente a lo ajeno. Muchas personas a las que
el sistema les ha dado la atribución de decidir, en lugar de reconocer las
diferentes realidades como parte de su realidad , las excluyen, las niegan, las
condicionan y se olvidan que lo propio usurpa el centro de una realidad
habitada por lo ajeno, donde lo mismo le ocurre a cualquier habitante de lo
ajeno.
Si no se
reconoce la existencia de lo ajeno, ¿cómo establecer niveles de convivencia para
el progreso social cuyo motor es la alegría empática, es decir, la alegría por
la alegría ajena?
No estoy
hablando, como se habrán dado cuenta, de tolerancia. La tolerancia no permite
valorar la diferencia, no permite aprender, no permite crecer.
Tolerante es
quien tiene poder para suprimir u obstaculizar lo que le resulta incómodo,
contrario a sus creencias, intereses, etc.… lo cual significa que hay la
valoración de alguien como inferior, en poder o en derecho sobre quien se pude
actuar, a quien se puede reprimir.
Hoy día lo
único que cabe con seguridad es la intolerancia ante la violencia, la tortura,
la injusticia. Ahí si. Intolerancia total o dicho en términos bonitos: ante la
injusticia, la inequidad, la tortura, la violencia…TOLERANCIA CERO y en ese
lugar es en el que las mujeres debemos colocarnos para cambiar las raíces de la
inequidad, la injusticia, la invisibilización que hoy, siglo XXI, siglo de las
mujeres, seguimos viviendo.
La
tolerancia representa sólo la dificultad de reconocerles a las demás personas
los derechos que indudablemente nos autoreconocemos. Siendo tolerantes estamos
sencillamente ignorando valores diferentes y resignándonos a su existencia,
negando la posibilidad de conocer, de saber, de cuestionar. Descartando toda
posibilidad de ser también susceptibles de cuestionamientos y, por tanto,
eliminando la posibilidad de descubrir la verdad, más aún, la posibilidad de
entenderla.
Decía
Galileo que todas las verdades son entendibles, la cuestión es descubrirlas.
Sin embargo, preferimos seguir argumentando con tradiciones y dando esas
tradiciones por verdades; sin darnos cuenta de que la tradición persevera por
tradición. La costumbre, cuando persevera, es por buena costumbre que ayuda a
perseverar. La tradición más milenaria queda fulminada en un instante por una
súbita comprensión de la verdad.
Cómo se
relaciona esto con el acceso a la Justicia para las mujeres y la perspectiva de
género?
Sencillo:
mientras no se comprenda verdaderamente el significado de todo lo que implica
tomar la perspectiva de género en serio para descubrir la realidad, la verdad,
la situación en la que viven las mujeres, en la que se han desarrollado, la
forma en que les han permitido construir su identidad, las oportunidades reales
que tienen para sobrevivir por sí mismas, para diseñar sus vidas de forma
autónoma; mientras no se acepten sus deseos e intereses como legítimos y se las
siga viendo en las leyes y en la aplicación de las mismas como manda la
tradición, el acceso de las mujeres a la justicia será un ideal que nunca
podrán convertir en realidad.
En el foro
que organizó la Comisión de Derechos Humanos de Senado, donde se presentaron
los Resultados del Estudio Nacional sobre las fuentes, orígenes y factores que
producen y reproducen la violencia contra las Mujeres, realizado el 13 febrero
2013, se dijo que la violencia contra las mujeres no sólo no había disminuido
sino que en algunos casos había aumentado. Es decir, los derechos humanos de
las mujeres siguen siendo violados sistemáticamente para la gran mayoría de
éstas.
Ante la pregunta de ¿por qué sigue ocurriendo esto, a pesar de las leyes
aprobadas, de los programas establecidos, de las políticas públicas específicas
de los últimos años? Tengo una respuesta inicial: porque no se está tomando en
cuenta la perspectiva de género, de forma seria, en las instancias públicas.
Porque al poder, mayoritariamente masculino, ni lo quiere entender, ni le
interesa ni quiere cambiar realmente nada de esta sociedad que les mueva de su
precaria pero conocida sobrevivencia personal.
Más bien, en
los últimos 7 u 8 años, se ha estado cuestionando, tergiversando, enmascarando,
suavizando para no asustar a nadie (y decir nadie es decir mucho pero también
es una manera de no decir), porque hay que ser políticamente correctas, no
señalar, ser diplomáticas porque si no se nos van a venir abajo los avances
logrados… Y así, suavizando, hablando con prevención, con miedo, con mesura, sin
levantar la voz para que nadie se sienta agredido o amenazado… se han ido
modificando conceptos fundamentales del planteamiento básico de la perspectiva
de género: el Reconocimiento del Ser Mujer en su totalidad, Mujer con todos los
derechos, con todas las posibilidades, con la autonomía total que se necesita
para poder decirse en libertad y nombrarse Mujer Libre.
Cuando la
realidad se desdibuja, se dice a medias, se toma por partes… no hay posibilidad
de crear una ley, un programa, un sistema político que tenga como resultado el
total acceso a la justicia y, menos, que las personas obtengan justicia.
Sinceramente
creo que para poder establecer un sistema de justicia es necesario legislar e
impartir justicia, no desde los idealismos, menos si éstos van acompañados de
moralidad individual o valores particulares, sino desde la realidad. La
realidad que es la existencia de lo propio con lo ajeno y donde lo ajeno se
comprende como una verdad tan cierta como mi propia existencia.
Ese ha sido
y es el papel de la perspectiva de género. Poner en la mesa de la convivencia
democrática la realidad de las mujeres, no la idea tradicional y ajena a las
mujeres de las mujeres.
La
perspectiva de género nos permite acercarnos a la verdad cotidiana de cada
persona, de cada grupo, de cada particularidad personal, étnica, cultural…
porque desde ahí se accede a los sentimientos, a las penas, a los deseos y
necesidades concretas de las personas, a sus frustraciones, a sus verdaderas
capacidades y a sus derechos humanos. Sin embargo, según las últimas encuestas
realizadas por ONU-MUJER la equidad, la perspectiva de género, no sólo no se ha
transversalizado sino que se está dejando de lado y cada vez parece que cuenta
menos.
Un ejemplo:
Cruzada Nacional contra el Hambre
¿Se está tomando en cuenta que el hambre tiene un factor importante en
la pobreza que padecen las mujeres? ¿Se está tomando en consideración que son
las mujeres las que hasta el día de hoy se responsabilizan de la alimentación
familiar? ¿Se ha hecho algún planteamiento sobre la necesidad de que las
mujeres accedan a recursos económicos para poder hacer frente a la salud de sus
hijas e hijos?, pues no basta con que exista un Seguro Popular, se necesita
dinero para el transporte, para los medicamentos, para poder cocinar, para
tener agua… PARECE QUE NO. Que todo se reduce a que la ciudadanía sea más
solidaria y dé limosna a los pobres!!!!!
La
perspectiva de género sirve para reconocer las inequidades, las necesidades,
para definir entonces el significado de la palabra “Justicia”, para entender
porque hay hambre y porqué a pesar de estar trabajando 8 ó 10 horas las mujeres
de este país no alcanzan a cubrir las necesidades de las que el Estado las ha
hecho responsables. Sirve para entender el origen de la pobreza, las causas de
la pobreza y sirve para evaluar si los programas que se pretenden aplicar
resuelven realmente, no puntual o ficticiamente el problema.
Hay una gran
diferencia entre comprender y creer que se está comprendiendo, pero no la hay
entre tener y no tener hambre.
Invito, por
tanto, desde este espacio feminista, a conocer y conocer a fondo y sin miedo la
perspectiva de género y a evaluar desde ella los programas, propuestas y
proyectos de gobierno. Entendiendo que la crítica es cualquier intento de conocer
y reconocer errores. La manera, aunque no muy bien vista y poco aceptada, de
ser, no más, sino mejores personas.
Y esta invitación es especialmente para las mujeres. Si algún hombre le
interesa de verdad una situación social mejor y quiere estudiar puede hacerlo,
siempre han tenido el privilegio del acceso a la formación y la información,
nadie nunca les prohibió ir a la escuela o a la universidad. Pero creo que a
quien más le interesa construir una mejor vida, donde la garantía del acceso a
la Justicia y la justicia misma nos esté garantizada porque está garantizada
para cada persona, es a las mujeres, por eso, desde aquí felicito a aquellas
que siguen en el empeño sin dejarse abatir por la sin razón de quienes
controlan la vida, les ofrezco mi actuar desde el afidamento y mi compromiso de
no ceder mis convicciones por bienes dinerarios o posiciones privilegiadas.
¡Ah!, y
expresamente mi felicitación para quienes mantienen Cuadernos feministas.
*
Abogada, feminista, fundadora de Ciudadanas en Movimiento por la Democracia y
Vereda Themis, S. C.
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