Por Norma Loto
Buenos Aires, septiembre (Especial de SEMlac).- El miércoles 18 de agosto fue la última vez que él la maltrató. Ella, Fátima Catan, de 24 años, estaba embarazada de pocas semanas cuando en un confuso episodio su ex novio, Martín Santillan, la habría incinerado. La joven ingresó al hospital con 85 por ciento de su cuerpo quemado y falleció cuatro días después.
Según Santillán, se trató de un accidente por manipular alcohol. Sin embargo, el padre de Fátima sostuvo ante los medios que el hombre tenía varias denuncias por agresión contra su hija.
Fátima es la octava mujer incinerada en los últimos seis meses. Wanda Taddei, Sabrina Cennamo, Lidia Valiente, Betiana Chávez, Alejandra Céspedes, Carmen (no se ha registrado el apellido) y Gladys Beatriz Pereira fallecieron antes por la misma causa.
El caso más resonante fue el de Wanda Taddei ocurrido el 10 de febrero y es que el principal implicado es su pareja, Eduardo Vázquez, ex baterista del grupo musical Callejeros.
Tanto Vázquez como sus compañeros de Callejeros se vieron implicados en la recordada Tragedia de Cromagnon, acontecida el 30 de diciembre de 2004 en Buenos Aires. Cromagnon era un local bailable y aquel día Callejeros animaba con su música hasta que un incendio provocó la muerte de 193 personas y más de mil heridos.
Luego de la muerte de Wanda, Vázquez estuvo detenido, pero luego fue excarcelado. Aún su situación judicial no está definida, ya que el ex baterista declaró que la muerte de la mujer fue resultado de un accidente casero por manipular alcohol, aunque no negó que habían mantenido una fuerte riña. A la vez, hay quienes lo acusan de haberla maltratado en más de una ocasión.
Ada Beatriz Rico, directora del Observatorio de Femicidios en Argentina de la Sociedad Civil Adriana Marisel Zambrano, y Lucia Sabaté, investigadora y asesora Jurídica de ese Observatorio, emitieron un reciente comunicado en el cual manifiestan su preocupación por las muertes de mujeres incineradas, "No es casual que se hayan producido en un lapso tan corto con tanta similitud", señalan.
"Al tomar conocimiento de cada uno de estos ´accidentes con alcohol´ la sociedad en general se inclina primero por la negación, porque al tratar de explicar cualquiera de estos hechos atroces no queremos ni siquiera imaginar que pueda existir tanta crueldad. Esta negación nos deja en la inoperancia y en la indiferencia. Y así rápidamente lo elaboramos como accidente", expresa el documento.
Los potenciales feminicidas -sigue el comunicado- ya han experimentado y aprendido que contarán con impunidad. El ensayo para un drama final muchas veces contó previamente con otros actos que se consideraron "discusiones de pareja", "actos privados en los que no hay que meterse".
Registros
El estado argentino ha reglamentado recientemente la ley Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres y, sin duda, esto es un avance en las políticas de prevención. Con esta medida, el Estado tendría que desarrollar y elaborar las estadísticas oficiales de la violencia machista.
Mientras tanto, los recuentos de víctimas por violencia machista las realizan sectores de la sociedad civil. La Casa del Encuentro es una asociación civil que, desde hace tres años, elabora las estadísticas de feminicidio en Argentina.
En el último informe, que abarca desde enero hasta junio, se registraron 126 muertes de mujeres y niñas y se observa un incremento cercano al 40 por ciento de asesinatos por violencia sexista con respecto al mismo período del año 2009.
Entre las provincias con mayor índice de feminicidio figuran Buenos Aires, con 43 víctimas, seguida por Santa Fe con 12, Córdoba 11, Entre Ríos nueve, Misiones seis y cinco en las de San Luis, ciudad de Buenos Aires y Santiago del Estero.
En cuanto al vínculo del agresor con la víctima, el 38 por ciento corresponde a esposos, parejas y novios, el 43 a ex esposos, ex parejas y ex novios, cuatro por ciento a padres y padrastros, mientras que el nueve por ciento corresponde a vecinos y conocidos y el 27 por ciento a personas sin vínculo aparente.
Estos datos demuestran que, de los casos de feminicidios registrados, 99 fueron cometidos en el círculo afectivo o cercano y sólo 27 por personas sin vínculo aparente, afirma el estudio de La Casa del Encuentro.
Respecto a la edad de las víctimas, la mayoría tenía entre 19 a 30 años, seguida por el grupo de 31 a 50 años. Referente a la modalidad utilizada por el agresor, 30 fueron baleadas, 26 golpeadas, 24 apuñaladas, 13 degolladas, 12 estranguladas, seis incineradas, cuatro descuartizadas, tres ahogadas, una envenenada, una asfixiada y seis por causa desconocida.
Las representantes de La Casa del Encuentro sostienen que "estos datos demuestran el ensañamiento, la ferocidad, la planificación y la alevosía, de los feminicidas hacia las mujeres que consideran de su propiedad. Se registra un incremento de víctimas incineradas, con respecto al mismo período del año 2009".
Otro dato que arroja el informe y que sigue alarmando es que más del 14 por ciento de las víctimas habían efectuado denuncias por violencia contra los agresores y como la justicia es machista o inconsciente esos agresores fueron después los feminicidas.
Dar batalla desde todos los frentes
La Casa del Encuentro, desde hace tres años, viene realizando los análisis estadísticos de feminicidio y con ese fin se fundó en 2009 un Observatorio que lleva el nombre de Adriana Marisel Zambrano.
Adriana era una mujer de la norteña provincia de Jujuy que fue asesinada a golpes por su compañero, José Manuel Alejandro Zerda. Este fue condenado por homicidio preterintencional a cinco años de prisión. El hecho ocurrió el 13 de julio de 2008. Ambos tenían una niña de nueve meses.
"Desde el Observatorio pedimos la modificación del Código Penal para que se tipifique el feminicidio. Es imposible concebir, como es el caso de Adriana Marisel Zambrano, que el feminicida sea confinado a sólo cinco años de prisión. Estamos próximas a presentar -junto a algunas diputadas- un proyecto en este sentido" dijo a SEMlac Fabiana Tuñez, co fundadora de La Casa del Encuentro.
"También -continúa- exigimos la pérdida automática y definitiva de la patria potestad del feminicida, no así de sus obligaciones alimentarías. Se necesita una política de estado para enfrentar la violencia contra las mujeres y, aunque ahora está reglamentada la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, debemos luchar para que ésta tenga un presupuesto digno para ejecutar monitoreo, prevención y educación".
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