por Soledad Jarquin Edgar en Mujeres y política
Como si fuera venta de verano, los candidatos ofertan sus propuestas para que las ciudadanas voten por ellos. Pero, en el caso de las mujeres, ha resultado claro que del dicho al hecho hay mucho trecho.
Mayoría de quienes eligen a los futuros gobernantes en el Congreso Federal, las mujeres estamos frente a una “inigualable oferta de promesas” que pareciera van a cambiar la condición de desigualdad que se vive en casi todos los ámbitos, por no decir todos los ámbitos y por los que las mujeres han luchado por siglos.
Prometer no empobrece, señalan la sabiduría cotidiana, pero quienes más lo saben son los políticos. La igualdad de derechos y oportunidades para mujeres no se puede concretar si siguen los vacíos legislativos. Otro ejemplo es el hecho de que en más de 10 estados han dado marcha atrás al derecho a decidir de las mujeres al penalizar el aborto en todos los casos, incluyendo el embarazo forzado producto de una violación.
En Oaxaca, dicha propuesta antiabortista fue presentada por la legisladora local y candidata del PAN a una diputación federal, Perla Woolrich y seguramente pretenderán accionar esta propuesta en cuanto pasen las elecciones y la pregunta es ¿la mayoría priista responderá a los intereses de las oaxaqueñas o a los intereses de la derecha representada por el PAN? Y qué pasará con el resto de las facciones políticas como el PRI y ¿de izquierda? que están representados en el Congreso local ¿a quién le van a responder al PAN o a las mujeres?
Así, en un abrir y cerrar de ojos, las mujeres que abortan, después de una violación sexual, pasan de víctimas a victimarias en algunos estados. La ley antiaborto es un salto hacia atrás en la conquista de los derechos de las mujeres, concretada totalmente en el DF después de 70 años de luchar para que se despenalizara en todas sus formas, como sucedió en abril de 2007. Ahora, en 12 entidades del país, la propuesta panista secundada por los priistas, se cristalizó y se criminaliza a las mujeres que deciden interrumpir un embarazo no deseado.
Los candidatos hablan de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Prometen “pruebas gratuitas para prevenir el cáncer”. Los propagandistas de los partidos políticos tendrían que saber que resolver el problema de la muerte de mujeres por cáncer cérvico uterino va más allá de la toma de un Papanicolaou. Los políticos tendrían que saber que la muerte materna, incluso, tiene que ver con educación sexual, con derechos humanos y la eliminación del machismo, además claro está de hospitales, medicamentos, mejor alimentación para las mujeres, personal médico sobresaliente en la atención a las mujeres y un sinfín de asuntos.
Y para evitar la violencia machista se requiere de un cambio en la educación que se brinda desde las escuelas y a la que tendrían que contribuir los medios de comunicación, los partidos políticos, las organizaciones, la iniciativa privada, las iglesias… toda la sociedad.
Insisto ¿de verdad creen que el duopolio televisivo, con su enorme poder de influencia entre las sociedad mexicana permitirá hablar de “los temas de la intimidad”, como todavía les dicen a través de sus pantallas y micrófonos radiofónicos? Lo pregunto porque no recuerdo bien si fue desde Vicente Fox o con Felipe Calderón, ambos mandatarios del PAN, que ya no se transmiten spots para prevenir el VIH-SIDA en México y que tanto ayudaban a entender el problema de la pandemia que, por cierto, afecta a muchas más mujeres de las que usted y yo creemos. Y me refiero a las “reinas del hogar” que esperan y creen en la fidelidad, porque así han sido educadas.
Los candidatos prometen a las mujeres leyes que castiguen la violencia. Pero las quieren a modo, como sucediócon el Frankenstein que aprobaron en muchos estados, al mutilar la propuesta de la Ley general para prevenir, erradicar y atender la violencia contra las mujeres. En Oaxaca, por cierto, aún no se ha reglamentado pese a que ya venció el plazo que ellos mismos determinaron. ¿Cómo creer en partidos políticos que violentan las leyes que hacen? Cómo y por qué, pregunto, los legisladores de todos los partidos políticos no reconocieron el feminicidio, acto que hoy permite a quienes deben procurar la justicia hacer mutis frente al cúmulo de crímenes de odio que casi todos los días se cometen a lo largo y ancho del país y que en Oaxaca suma 37 casos en este 2009.
Durante dos contiendas locales y federales anteriores, grupos feministas plantearon a los partidos políticos una agenda que buscaba mejorar la condición social de las mujeres. En este proceso electoral las mujeres organizadas omitieron hacer ese esfuerzo porque los candidatos se comprometen siempre que buscan el voto ciudadano, pero pronto, muy pronto, ya acomodados en sus curules, se olvidan de las propuestas ciudadanas que dijeron “hacer suyas” y hacerlas realidad cuando fueran diputados.
Las desigualdades laborales es otro de los pendientes legislativos con las mujeres. No sólo se gana menos dinero, también se les limita en sus promociones de ascenso pese a estar mejor preparadas, se les limita por ser madres (eso que tanto defiende la derecha a su conveniencia), son despedidas cuando se embarazan o faltan a trabajar porque tuvieron que cuidar a un hijo o familiar enfermo, porque las mujeres y sólo las mujeres siguen operando en sus hogares como las cuidadoras y ahorran millones de pesos a los sistemas de salud de este país. Pero ¿quién cuida de las mujeres?
El gobierno de Felipe Calderón promovióatencióny partos gratuitos para todas las mujeres de este país hace apenas cosa de un mes, hecho que habría que recordar sucedió hace poco más de un año en Oaxaca. Es decir, Calderón protege la maternidad, pero se olvidan del resto de los derechos que hagan plenas ciudadanas a todas las mujeres, incluyendo a las madres ofreciéndoles lo que podríamos llamar “guarderías patito”, al concesionar y que ellos llaman subrogar este servicio, con resultados tan lamentables como la muerte de 48 niñas y niños por el incendio de la ABC en Hermosillo, Sonora, hace casi un mes. Eso, sin contar las múltiples violaciones sexuales que en estos pequeños se dan en esos espacios “subrogados” por el IMSS o la infinidad de “accidentes” que ocurren y que cuestan pequeñas vidas humanas. Pero Calderón y el Legislativo aseguran que cumplen.
El otro gran pendiente con las mujeres ha sido la paridad. Y, aunque como dice integrante del Consejo local del IFE en Oaxaca, María Eugenia Mata, no basta con que lleguen más mujeres sino que ellas, las diputadas pero también los diputados, sean capaces de cambiar la condición social de las mujeres, lo que requiere de capacitación y sensibilización en perspectiva de género.
La inequidad que vemos hoy en el proceso electoral donde lo que faltan son mujeres candidatas es resultado de los vacíos legales que impiden aplicar sanciones contra los partidos políticos que no cumplan con la disposición de aplicar la paridad para que haya igual número de hombres y mujeres en los procesos electorales y, por consiguiente, haya equilibrio en el Congreso. Pero son los propios partidos los que se han negado a reglamentar cómo deben sancionarse ellos mismos. No quieren darse puñaladas como dice la consejera Mata.
Si en verdad las mujeres inclinamos la balanza, como aseguran algunos, las ciudadanas con derecho a votar tenemos que tomar con toda seriedad esta responsabilidad y votar por quienes realmente responden a la construcción de una sociedad más igualitaria, donde podamos ejercer todos los derechos, sin tanta inequidad que lamentablemente aún se palpa y se ha incrementado en esta primera década del siglo XXI. Tenemos que votar contra los fundamentalismos, el fascismo y al intolerancia de los lobos disfrazados de ovejas.
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