lunes, 19 de febrero de 2024

 Historia


25 añitos: una historia personal y política desde uno de los nortes de México


Susana Vidales*


Primero preciso tres puntos esenciales:

  • La unidad entre diversas fue fundamental para el éxito y es un camino que tenemos que retomar.
  • Desde el inicio quedó claro que la paridad no era sinónimo de feministas en el poder.
  • Es necesario pasar a construir agenda para no estar sólo gritando en las calles.


En estos días, por primera vez, las mujeres son protagonistas en las luchas por el poder político en México, el aborto ha sido despenalizado y el feminismo está de moda. Buen momento para celebrar los 25 años de Cuadernos Feministas, recordar las luchas de aquellos tiempos y reflexionar sobre sus consecuencias hoy en día.

La segunda parte de la década de los años noventa del siglo XX, estuvo marcada por un importante impulso a la lucha de los derechos de las mujeres. Entre otras cosas por el surgimiento y fortalecimiento de organizaciones no gubernamentales (ONG) feministas o impulsadas por feministas, que estaban dedicadas a avanzar determinados y diversos temas de la agenda de las mujeres y que en una gran mayoría contaron con apoyo y financiamiento de agencias internacionales.

Además, y de manera muy importante, este impulso se generó por el proceso previo y posterior a la realización de la IV Conferencia Mundial de la Mujer en 1995 convocada por la ONU, que permitió una apertura gubernamental y social a esa agenda.

Milenio Feminista, la red de organizaciones no gubernamentales de mujeres que se constituyó como parte de los preparativos para la participación de las mexicanas en la conferencia de Beijing –proceso que fue impulsado desde la ciudad de México por Lucero González y Cecilia Loria(†)–, se enfocó en la elaboración de un documento que recogiera la experiencia y propuestas de los distintos grupos de mujeres en el país.

Participé en Milenio Feminista como parte del grupo Mujeres por la Democracia en Hermosillo, Sonora, y a lo largo de dos años realizamos cuatro reuniones estatales para discutir los documentos propuestos para la IV Conferencia y recoger las aportaciones de las feministas y los grupos. A éstas asistieron integrantes de la Casa de la Mujer de Álamos y de Hermosillo, de las Sociedades Solidarias de Álamos y de Ciudad Obregón, de la Asociación de Mujeres del Sur de Sonora, de la Red Fronte riza de Salud y Ambiente, y de Mujeres y Punto y Mujeres por la Democracia de Hermosillo, así como feministas en lo individual. Lo mismo sucedía en todo México, ya que 250 organizaciones de todo el país participaron en este proceso.



Antes y después de Beijing, como producto del trabajo de esta red y con el pretexto de la IV Conferencia, se habló ampliamente de los derechos reproductivos y la necesaria despenalización del aborto, de la presencia de la violencia contra las mujeres, de la importancia de la participación política femenina.

En la Casa de la Mujer en Hermosillo, espacio de convergencia de varias ONGs de mujeres, se realizaron múltiples reuniones con periodistas y se abordaron los temas de la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial, que fueron difundidos y debatidos positivamente en los medios de comunicación del estado, a pesar del conservadurismo de la mayoría de éstos. Fundamental en éstos esfuerzo de difusión fue el compromiso y activismo de la periodista feminista Silvia Núñez Esquer y de la Asociación de Comunicadoras de Sonora, A.C.

Todo este trabajo hizo de Milenio Feminista una red que construyó fuertes lazos de sororidad entre sus integrantes y acciones conjuntas. En el noroeste del país, Maricarmen Rioseco de Mexicali, Diana Alvares (†) de Chihuahua y yo en Sonora, formamos un trio de amistad y militancia feminista, y fuimos cómplices en cuanta ocurrencia tuvimos. Muchos de esos lazos a la fecha se mantienen.

Por otro lado, la Delegación Oficial Mexicana a la IV Conferencia, fue muy plural en su composición e integró a activistas, académicas, funcionarias y políticas del momento, entre las que recuerdo y que siguen vigentes estaban Beatriz Paredes, Dulce María Sauri, Cecilia Soto, Amalia García y Patricia Mercado, que como yo era representante de las ONGs feministas, ella desde la coordinación hacia la Conferencia de Cairo, sobre derechos sexuales y reproductivos.

En Beijing, durante la IV Conferencia, la delegación oficial mexicana se reunía en el desayuno para organizar la jornada y discutir los puntos “encorchetados”, puntos en los que no había acuerdo; si se consideraba necesario se integraba un grupo para hacer alguna propuesta. La convivencia era intensa; no sólo en el trabajo, también en salidas de turismo que organizaba la embajada mexicana.

Así que, producto del trabajo conjunto de la delegación mexicana a la IV Conferencia, se establecieron relaciones y acercamientos entre feministas y mujeres militantes de partidos políticos, que para 1998 habían derivado en la creación de grupos plurales para empujar diversos temas de la agenda.

En Sonora el Grupo Plural pro Derechos de las Mujeres, estaba integrado por mujeres del PRI, PAN, PRD y feministas, con el objetivo de “alcanzar para todas las mujeres el pleno goce de sus derechos, en contra de cualquier forma de discriminación”. Con el argumento de las acciones afirmativas se logró la inclusión de las cuotas en la Ley Estatal Electoral. Se convocó y asistió a reuniones con el entonces gobernador Manlio Fabio Beltrones, desarrolló cabildeos con los diputados y una efectiva campaña de difusión, que llevó a reuniones con diversos sectores sociales que apoyaron la iniciativa. Sonora fue uno de los estados pioneros en esta lucha y el primero en contar con un Programa Estatal de la Mujer (1998-2003), que analizó más de 160 propuestas de organizaciones de mujeres sonorenses para su elaboración.

En 1998 se organizan dos grupos plurales más; uno que trabajó para la elaboración de la Ley de Atención y Prevención de la Violencia Intra familiar que fue aprobada en diciembre del año siguiente. Y un segundo grupo que contó con la participación de representantes de varios municipios del estado y de más de una docena de organizaciones feministas, además de políticas de todos los partidos, que logró la creación del Instituto Sonorense de la Mujer.

Fue un intenso trabajo de construcción de acuerdos entre feministas y con el movimiento amplio de mujeres. En el directorio del primer Consejo Consultivo aparecen 55 mujeres como integrantes y la mayoría participó del proceso. Quiero rescatar aquí los nombres de las integrantes de la comisión redactora: María Elena Barreras, Marta Lilián Calvo, Luci Navarro, Patricia Patiño, Edith Serrano, Mónica Soto Elizaga, Nidia Talamante y Susana Vidales. Su primera directora fue Carmelita Calles del PRI, quién venía desde años atrás trabajando en proyectos productivos para mujeres y tenía el respeto y el respaldo de la mayoría de los grupos.

Esta exitosa historia de los grupos plurales muestra el camino del diálogo y la negociación entre mujeres de diversas posturas políticas, como el adecuado para lograr compromisos y avances. En Sonora, en estos grupos colaboraron activamente la panista Alma Vucovich(†), la priísta Diana López y Marha Dalia Gastelum del PRD; así como mujeres del movimiento feminista.

Recuerdo reuniones con intensas y apasionadas discusiones, que a ratos se desbordaban por las emociones de las participantes ante temas tan sentidos, y por las inevitables competencias personales; pero al final se debatía con el ánimo de priorizar las convergencias. Fueron experiencias muy interesantes y efímeras, de una forma distinta de hacer política, ¿feminista? Eficaz.

1998 fue igualmente un año de trabajo a favor de los derechos sexuales y reproductivos, tanto en lo local, como en lo nacional. En mayo, la fracción parlamentaria del PAN, impulsa en la Cámara de Diputados una iniciativa para reformar la Ley Federal del Trabajo para evitar la discriminación hacia las mujeres, particularmente, la exigencia de la prueba de no embarazo. De nuevo esto es producto del trabajo conjunto de legisladoras de los diversos partidos, de ONG –el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), Diversa-Agrupación Política Feminista, Mujeres Trabajadoras Unidas, Mujeres en Acción Sindical, la Unión de Trabajadoras Mexicanas, el Centro de Investigación y Estudios de Sexualidad y expertas de la ONU.

El 29 de ese mismo mes, GIRE solicitó a la Cámara de Diputados, que se modifique el Código Penal del Distrito Federal y se incluyan como causas de aborto no punible: las razones eugenésicas, las de peligro para la salud de la madre y las económicas.

En la presentación de la propuesta, Marta Lamas, Directora de GIRE, es acompañada por un grupo de intelectuales entre los que estaban Héctor Aguilar Camin, Carlos Fuentes, René Drucker, Carlos Monsiváis, Cristina Pacheco y Luis Villoro. El presidente de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política, Porfirio Muñoz Ledo, recibe la propuesta y declara: “más allá de mis posiciones personales como católico, respeto y daré entrada a este tipo de iniciativas” (La Jornada 29/5/98). A nivel local, GIRE y la Casa de la Mujer de Hermosillo realizaron exitosos talleres de sexualidad para jóvenes y se elaboró una carpeta informativa, con diversos materiales en torno a los derechos sexuales y reproductivos que se entregó en conferencia de prensa y repercutió en diversos artículos y comentarios sobre el tema en los medios de comunicación estatales.

En 1998, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Norma Oficial de Prevención y Control de Cáncer Cérvicouterino, en cuya elaboración y revisión participaron diversas ONGs. También participan en el Programa Nacional contra la Violencia Intrafamiliar (PRONAVI). Se establecieron convenios de colaboración con organizaciones como ADIVAC, CORIAC y COVAC vinculadas al tema de la violencia. En educación, GEM y SEP trabajan conjuntamente en el proyecto: Otra forma de ser maestras… Es un largo listado de colaboraciones entre ONGs de mujeres e instancias e instituciones gubernamentales. De estas experiencias, “las ONGs perciben como principales obstáculos: la disponibilidad de los recursos y la administración de los mismos; la voluntad política de las instituciones de gobierno y/o de las/ los funcionarios públicos”. (Informe de México sobre la Ejecución de la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer).

Podemos decir, entonces, que 1998 año en que iniciaron los Cuadernos Feministas, fue un año en el que se realizaron exitosas acciones, que abrieron el camino de muchas legislaciones y derechos que hoy avanzan en la condición de las mujeres en nuestra sociedad y de la creación de instituciones y programas. Son años de inicio de luchas que son parte de la historia detrás de la paridad y de la despenalización del aborto, que hoy se celebran.

Escribiendo estas reflexiones, leo la entrevista de La Jornada a Elizabeth (Liz) Maier, donde señala que pueden considerarse a estos años, los de la segunda mitad de la década de los noventa, como los de una tercera ola del feminismo mexicano, que “es la más difícil de precisar”. “Algunas consideran que se refiere a la institucionalización del feminismo… remitiéndose a su contrincante, el feminismo autónomo, que desembocó, poco después, en el feminismo decolonial” (La Jornada, 7/09/ 2023).

Me gusta lo de la ola, lo comparto, lo veo reflejado en este recuento de apenas un estado del país. Cuadernos Feministas nace en la cresta de esta tercera ola. Desde el inicio, en esos años de la lucha por las cuotas, se realizó en el movimiento una importante reflexión en torno al significado de la participación de las mujeres en la política y el gobierno, y del impacto de ésta en la vida cotidiana de las mujeres. Y desde entonces se llegó, entre otras, a una conclusión: “cuerpo de mujer no garantiza conciencia de género”. Nunca nos hicimos ilusiones, pero era necesario abrir ese camino. Veinticinco años de avances en la paridad así lo confirman, ha habido de todo entre las mujeres que han ocupado los espacios y solo un puñado de feministas en la política y las instituciones. Pero es por esta lucha que hoy tendremos dos mujeres candidatas a la presidencia de México y muchas más estarán en las boletas electorales compitiendo por diversos cargos.

La tarea ahora es lograr que los mejores perfiles sean elegidos y que lleguen mujeres comprometidas, que estén dispuestas a defender las conquistas y los intereses de las mujeres, por encima de los de sus partidos. Y, por otro lado, la fuerza electoral de las mujeres es fundamental para que cualquiera de los candidatos/as obtenga el triunfo, así que hay que hacerla pesar. En tiempos de la tercera ola, cabría un pacto, un compromiso de las candidatas/ os con las mujeres.

Hoy, cuando el movimiento feminista está sacudiendo diversos espacios del poder masculino, es necesario revivir esas alianzas plurales entre mujeres del poder y las mujeres del movimiento para, como entonces, hacer propuestas de políticas públicas que nos permitan parar esta violencia que asesina a miles de mujeres y nos mata un poco a todas; para empujar una educación que transforme pensamientos a favor del respeto y la tolerancia, para que se valore e incorpore “lo femenino” de la sociedad, para que se defienda nuestro presupuesto.

Necesitamos urgentemente este diálogo, pues corremos el riesgo de quedar afónicas de tanto gritar.

  * Feminista de larga trayectoria desde los años setenta. 


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