domingo, 7 de julio de 2019

El aborto a debate en Michoacán

Lucero Circe López Riofrio*

El tema del aborto siempre ha estado envuelto en polémicas e históricas luchas. Hay personas que siguen pensando que estamos en el siglo XIII, en la Edad Media, pues sus argumentos son verdaderamente absurdos, mientras otros grupos, haciendo gala de la violencia verbal e institucional a través de la discriminación, pretenden regular “el uso indebido de un derecho” y también estamos los grupos de feministas que queremos que se despenalice el aborto en este país, así de simple.
Para la feministas, el aborto es un tema de salud pública, por la alta mortalidad materna debido a la clandestinidad que presenta esta práctica, alimentado por la ignorancia, la represión social y el abuso de poder de quien se dice saber hacer un aborto. Como ejemplo de lo anterior tenemos el caso de una menor de edad, quien en compañía de su madre buscaron en el gremio “médico” a quien pudiera ayudarle a interrumpir el embarazo, encontrándolo en Morelia y por la cantidad de $8,000.00 (ocho mil pesos) lo que le realizó fue una verdadera barbaridad, pues le introdujo vía vaginal una sustancia para el tratamiento de meningitis y durante la aplicación de este líquido le decía a la chica que le “prometiera que nunca se volvería a embarazar”. Un acto de barbarie y de una forma actualizada de tortura medieval, afortunadamente la chica nos contactó en compañía de su madre que siempre la apoyó, ahora la chica está bien, a salvo, ya que la pusimos en manos de profesionales que le ayudaron a interrumpir el embarazo, y actualmente retoma su vida y proyectos.
Desde mi punto de vista el acceso a un aborto seguro y gratuito por parte del Estado podría ser una forma de reparación del daño ante la agresión sexual y por la inacción administrativa para investigar y sancionar, específicamente por violación, situación que enfrentan niñas y adolescentes en el país. En Michoacán, tan sólo en 10 años del 2008-2018 fueron víctimas del delito de violación 1,663 niñas aproximadamente de 1 a 15 años.1 Además del 2011 al 2018 fueron agredidas sexualmente 2,940 mujeres; el agresor casi siempre es un familiar, ya sea padre, abuelo, padrastro, tío, etc. En el 2017, a 618 niñas de 10 a 14 años y a 17,086 mujeres adolescentes de 15 a 19 años las obligaron a parir contra su voluntad; los datos para el 2018, fueron de 439 niñas de 10 a 14 años y 13,003 adolescentes de 15 a 19 años.2
El aborto debe despenalizarse porque no se puede seguir culpando y criminalizando a las niñas, adolescentes y mujeres de ser las responsables de que sean agredidas sexualmente, siendo esto una aberración y una doble victimización, institucional y social, que se ejerce en contra de quien ha sido agraviada y humillada, pero nunca en contra de quien la agredió. En ese sentido, resulta difícil entender la posición de los grupos de derecha y de los partidos políticos como el PAN y MORENA en Michoacán que pretenden, por un lado, criminalizar y endurecer las penalidades contra las mujeres que se practiquen un aborto y, por otro, regular el ejercicio del derecho al aborto. En realidad, estos grupos pretenden seguir justificando social y jurídicamente al agresor, sus argumentos esconden una posición verdaderamente ruin, podrida e inconcebiblemente inhumana que pretende justificar que a este acto le precede la vida y eso no es verdad, ya que lo anterior refuerza estigmas y mitos orientados a la criminalización y encarcelamiento de niñas, adolescentes y mujeres por ejercer su derecho al aborto.
El estado de Michoacán tiene un código penal progresista que permite el aborto por las siguientes causales: cuando haya habido violación; por inseminación artificial o procreación asistida sin su consentimiento; cuando haya precariedad económica (pobreza, vulnerabilidad o marginación); cuando corra peligro la salud de la mujer; cuando el producto presente malformaciones graves en su desarrollo, por ejemplo: que no tenga extremidades ni cerebro; y cuando haya una imprudencia, por ejemplo: accidente, caídas, desconocimiento de que estaba embarazada, cualquier actividad que implique un riesgo para la mujer.
Pero está información no la saben las mujeres ni la población, no está en las conversaciones comunes, no se ha convertido en un discurso oficial que se de a conocer a través de programas de salud sexual y reproductiva, campañas de difusión, carteles en los hospitales y clínicas, por ello muy pocas personas tienen información de que el aborto en Michoacán no se castiga. Otro aspecto esencial es la regulación de las clínicas privadas, pues éstas contribuyen a la disparidad e injusticia social entre quienes pueden pagar un aborto seguro en un hospital privado y quienes asisten a uno público y este se les niega o se somete al famoso comité de bioética que en realidad es un grupo de control para la discriminación, que define quién sí y quién no.
En la actualidad hay un gran avance en materia de ética, medicina, tecnología médica a favor del aborto, que señalan y fundamentan que el hecho de que haya un cigoto eso no quiere decir que sea persona, lo cual es muy cierto a nivel jurídico. Nuestra lucha como grupo está centrada en la despenalización y descriminalización social del aborto no sólo en Michoacán sino en todo el país, hace exactamente 10 años luchamos por lo mismo y se acerca una nueva lucha contra los mismos fundamentalismos, así que aquí estaremos dando la batalla por defender el derecho humano de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y por su vida.

* Feminista, Directora de Humanas sin Violencia, A.C.

Notas a pie
1 Fuente: Análisis propio con datos de la Fiscalía General de Michoacán.
2 Datos obtenidos a partir de bases de datos del sector salud y Coespo Michoacán.

No hay comentarios.: