Por Nellys Palomo*.
“Mientras reconozco a las otras, me puedo reconocer a misma.”
“Mi fuerza se expande cuando reconozco a las otras que estuvieron antes que yo y después de mi”.
Me forme como feminista en las faldas de mi madre, y en la cotidianidad de las historias de mis abuelas y bisabuelas negras e indígenas que pulularon mi infancia.Mujeres que en sus comunidades de origen rompieron con normas y practicas ancestrales que las mantenían en la opresión y sumisión.
Aprendí feminismo viendo a mi madre luchar por su respeto y dignidad como mujer, por no permitir ni un solo golpe de mi padre, ni agresiones hacia ella ni a sus hijas. Aprendí desde chiquitica que las mujeres valían y cuando no era así lo peleaban y se enfrentaban y preferían huir de su comunidad a los 12 años como fue la historia de mi madre. Pero yo no sabia que eso era feminismo.
En los 80 tome conciencia que esa vivencia de mujeres “que no se dejan” se llamaba feminismo, y que este pensamiento tenia una propuesta filosófica de acción política y de vida.
Desde que empece a militar en el movimiento feminista pude comprender mi situación de opresión y discriminación por ser mujer ; el estar en los 90 participando y construyendo el movimiento de mujeres indígenas me ha ayudado a entender mi condición de afrodescendiente(negra) e indígena); transformando así los hechos cotidianos de mi vida individual en una perspectiva histórica, colectiva y social que viven muchas otras mujeres, con las cuales he ido caminando y militando dándose coincidencias y desencuentros. Cada uno de estos eventos ha significado desafíos políticos, teóricos y de vida.
Fue en el Primer Encuentro Feminista en Bogotá (Colombia) donde no éramos mas de 200, debatiendo entre feministas troskistas, y comunistas que militaban en partidos, y las que venían de las experiencias de grupos de autoconciencia. En aquellos tiempos nos pudimos ver a los ojos, debatir frente a frente y tener ese nivel de sentido de grupo y de hablar un mismo lenguaje. Este largo caminar, nos permite llegar a esta IX Encuentro planteando nuevos retos y miradas al devenir del feminismo en nuestra región.
Es en este contexto actual donde se redefinen acciones y posturas acerca de la vigencia o no del feminismo de su globalización o trasnacionalizacion, e institucionalización debate que se continua para este IX encuentro feminista en Costa Rica.
La ONGizacion y trasnacionalizacion del feminismo latinoamericano1
La trayectoria de los movimientos de mujeres y feminista en estos últimos 20 años no ha sido rectilíneo, los acontecimientos y sucesos de los contextos y coyunturas políticas de la región marcada por desigualdades sociales y políticas, llevaron a muchas a comprometerse en “la lucha general " por la justicia social.
Siendo así que muchas de las feministas de la ola de los 80 y 90 provienen de organizaciones clandestinas de izquierda y partidos legales de oposición2 , como ha sido mi propia experiencia.
Los mismos cambios de procesos de apertura democrática y las recientes transiciones latinoamericanas de mandatos autoritarios, marco una etapa diferente donde la autonomía de la sociedad y de los movimientos, estaba delimitada por los vínculos sociales fuera del Estado autoritario, y la interlocucion separada de toda forma de comunicación estatal u oficial.
El movimiento feminista no ha sido ajeno a esta permutación y a sus proceso evolutivos de globalización que actualmente estamos viviendo.
Las ONGs algunas de las cuales conocieron en los años 70 la radicalizacion de izquierda, incluidas las de mujeres hoy están atravesadas también por signos manifiestos de crisis. Un gran numero de ellas entro en la órbita de sus gobiernos y de los organismos internacionales (BM, ONU, PNUD)3.
Siendo así que las Cumbres y Conferencias Mundiales convocadas por Naciones Unidas han sido los espacios globales institucionalizados donde se ha expresado la fuerza política de un sector de la llamada sociedad civil y de las feministas, siendo su concreción la IV Conferencia Mundial de la Mujer; representando una gran movilización importante a nivel regional de mujeres, redes, organizaciones y feministas en lo individual que lograron una visibilidad.
Indudablemente Beijing es el parteaguas de lo que ya venia incubándose dentro del movimiento feminista, y de mujeres;la fragmentación post Beijing llevo a las exclusiones, los señalamientos y a las viejas practicas de la izquierda que tanto ha criticado el movimiento, desconociendo a las otras.
En este proceso de diáspora algunas feministas optaron por privilegiar espacios relacionados con el Estado y los escenarios internacionales de la política, dejando atrás la práctica inicial de los pequeños grupos de autoconciencia de la llamada segunda ola feminista de las décadas de los sesenta y setenta.
Otra parte del movimiento se ha dedicado ferozmente a criticar a las “otras” perdiendo de igual manera su caminar, ya que su reflexión, análisis, el (re) pensar, estar, hacer y sentir, que es parte del mismo ser, se ha perdido como experiencia vital y solo queda un discurso con mucha sorna y encono hacia aquellas que han ido por otros meandros, agudizado por la perdida de los espacios de discusión, trasladando el núcleo del conflicto a la señalización y estigmatizacion, llevado hasta el desprecio y desconocimiento. Nuestra lucha de muchos años por practicas democráticas, de ideas libertarias, de hermandad, sororidad entre las mujeres y la deconstrucción del universo simbólico patriarcal, se ha perdido en los procesos de Onegizacion, globalización, e institucionalización; o entre indicadores de proceso resultados, o presupuestos de gastos y egresos con perspectiva de genero; o en las confrontaciones destructivas, desconociendo nuestros propios poderes, saberes y liderazgos, en las unas y en las otras
Quisiera reconocer que todas hemos contribuido en este proceso de fragmentación del movimiento y mientras actuemos desde la culpa evadimos nuestras responsabilidades. Solo hay posibilidad de cambio cuando asumimos lo que nos corresponde. Indudablemente creo que todas, tenemos una responsabilidad, no porque el partido, la orden religiosa o el grupo social o la ONG nos cuestiona, sino porque nuestra propia conciencia sabe que en lo profundo de nuestro ser cada una como mujer anhela cambios profundos.
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El fondo de este debate es la crisis profunda de representación, combinado con una duda sobre la perdida de “La matriz discursiva “ del proyector emancipador, transformador de las mujeres.
Y mientras danzamos, nos peleamos y nos recreamos en los encuentros el modelo económico globalizado hegemónico, depredador, individualista, guerrerista, cada vez más agresivo, nos sigue imponiendo los campos de acción y definición entre los buenos(as) y los malos(as) y nos enfrenta con nuestras propias limitaciones y obstáculos que como movimiento social-político, tenemos.
La pregunta que subyace y que debemos de abrir en este encuentro, es si erramos al actuar en estos espacios globales, regionales y nacionales institucionalizados ? ¿o también hay otros elementos, como son el agotamiento del discurso inicial del feminismo; o la perdida de autorepresentacion?.
En la convocatoria al IX Encuentro feminista de América Latina y el Caribe se pregunta ¿ cuál es el movimiento feminista que podemos o debemos resucitar?(Convocatoria IX Encuentro feminista de América latina y el Caribe, Costa Rica, dic., 2003) Yo concluyo será el de las de las autónomas, las institucionales, las ONG, las libertarias, las apáticas, las criticaste.
Ante la perspectiva de la aldea global como dicen Alan Tourine requerimos construir espacios para seguir hablando de lo personal y lo colectivo no en la banalidad de la sin razón, sino hacer un acto de locura que trascienda nuestros cuerpos alma, espíritu, mente para entender estos nuevos momentos y buscar tácticas y estrategias y parafraseando a Marcela Serrano, seguir siendo mujeres con nuestras propias historias,actos, pensamientos, amores, desamores, de lo pequeño, lo trivial, de nuestras raíces, y origen, de nuestras ancestras
Pero también es la historia de una conciencia y de sus luchas interiores. También una mujer es la historia de su utopía.
*Texto de Nellys Palomo (1957 -2009) para el IX Encuentro feminista de América latina y el Caribe, Costa Rica, dic., 2003.
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