Por Rocío Duque
Malika El Aroud tiene 48 años y rizado pelo castaño . pero eso sólo lo puedes saber cuando ella se quita el shador que lleva siempre fuera de su casa en Bruselas:
“ En su sala [Malika] ...lleva el ordinario atuendo de una mujer de mediana edad: una playera negra y pantalones. Su único adorno son un par de pantuflas azules con la palabra SEXY bordadas en dorado” ( Al Qaeda Warrior Uses Internet to Rally Women , Elaine Sciolino Y Souad Mekhennet) .
Pero Malika lleva una doble vida en más de un sentido: bajo el seudónimo de Oum Obeyda, desde su sitio de Internet anima a hombres musulmanes a pelear la Jihad , o Guerra Santa, y llama a las mujeres a unirse a esa causa.
En una de las raras entrevistas que ha concedido (ver liga arriba) ella asegura que no pone bombas: “yo tengo un arma , es escribir...”
Aunque Malika alguna vez quiso usar otro tipo de arma, digamos, más contundente, ser mujer se lo impidió. La misma razón que ha impedido, paradojicamente, a muchas otras en países islámicos aprender a escribir.
Junto con su segundo marido, Abdessater Dahmane, quiso participar en la Jihad en Chechenia, pero: “ [los chechenos] ...sólo querían hombres experimentados, super bien entrenados...no querían mujeres”, explica Malika.
A su vez, Claude Moniquet , presidente del Centro Europeo de Estrategia y Seguridad, con sede en Bruselas, señala que : “ Las mujeres han comenzado a madurar en la jihad y a entrar a un mundo antes reservado sólo para hombres. Y Malika es un modelo, un ícono , lo suficientemente arrojada como para que se identifiquen con ella”
Durante este año el número de mujeres que han llevado a cabo ataques terroristas en Irak se ha incrementado dramáticamente. Algunas fuentes cuentan 27; otras, 18, a comparación de los 8 ocurridos el año pasado.
Por supuesto las preguntas que inmediatamente surgen son: Estan siendo cohercionadas estas mujeres por los jihadistas hombres para ello? Y si no es así, por qué están ellas dispuestas a morir y matar por una causa que las relega a una ciudadanía de segunda clase o, aún peor, por un régimen como el de los talibanes que perpetró uno de los más feroces feminicidios de los tiempos modernos y redujo a las mujeres a un estado similar al de la esclavitud? .
Linsday O'connor, de la Universidad de Chicago, ha estudiado el fenómeno de mujeres involucradas en este tipo de ataques y su investigación echa por tierra algunos de los mitos y preconcepciones sobre esto (Behind the Woman Behind the Bomb, Lindsey O'rourke)
Vale la pena citarla en extenso:
“Las mujeres, se nos ha dicho, se convierten en atacantes suicidas por desesperación, enfermedad mental, mandatos religiosos que las subordinan a los hombres, frustración por la inequidad sexual y una multitud de otros factores relacionados específicamente a su género. Sin duda , lo único en lo que todo mundo está de acuerdo es que hay algo fundamentalemente diferente que motiva a hombres y mujeres a convertirse en atacantes suicidas.
El único problema es que hay muy poca evidencia de que motivaciones únicamente femeninas llevan a las mujeres a atacar.
He pasado los últimos años examinando todos los ataques femeninos suicidas en todo el mundo desde 1981 – incidentes en Afganistán, Israel, Irak, India, Líbano, Pakistán, Rusia, Somalia, Sri Lanka, Turquía y Uzbekistán. Para determinar los motivos de esas mujeres, he comparado los datos en una base de datos de todos los atques suicidas conocidos durante ese período , compilados en el Chicago Project on Suicide Terrorism.
Esta investigación lleva a una clara conclusión: los principales motivos y circunstancias que llevan a las mujeres atacantes suicidas son muy similares a aquellas que motivan a los hombres. Inclusive, investigar las dinámicas que gobiernan a las mujeres atacantes no sólo ayuda a corregir comunes errores de percepción sino también revela importantes características sobre el terrorismo suicida en general.
Para empezar, no hay simplemente un perfil demográfico de las atacantes. Desde la comunista soltera quien primero adoptó el terrorismo suicida para expulsar a las tropas israelitas de Líbano en los 80's, a las así llamadas Viudas de Negro de Chechenia , quienes cometieron ataques suicidas después de que sus maridos murieron en combate, a las adherentes por largo tiempo al movimiento separatista los Tigres Tamiles en Sri Lanka, las biografías de muejres atacantes suicidas revela una amplia variedad de experiencia personales e ideologías”
Más del 85% de estas mujeres, ha encontrado el estudio de la O'rourke, llevaron a cabo sus ataques en nombre de causas y organizaciones seculares, y muchas de ellas crecieron en familias hinduistas y cristianas.
“Todas las organizaciones seculares que emplearon ataques suicidas, usaron mujeres desde el inicio y frecuentemente. Por ejemplo, 76 % de los atacantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán en Turquía han sido mujeres, como lo han sido el 66% de los [perpetrados por] grupos separatistas de Chechenia , 45% del Partido Nacional Socialista de Siria y un cuarto de los [ataques] por los Tigres de Tamil.”
Un dato es constante en los ataques terroristas, tantro de hombres como mujeres: 95% de ellos se llevan a cabo durante campañas militares en contra de fuerzas de ocupación.
Pero Malika es una militante islámica y se considera a sí misma una “guerrera de la Guerra Santa para Al Quaeda”.
Nacida en Marruecos fue criada en Bélgica. En sus memorias (no hay refrencia de ellas) , de acuerdo a la entrevistadora, ella se rebeló en su juventud contra las tradiciones islámicas. Tuvo un primer matrimonio a los 18 y luego una hija fuera del matrimonio. Un record no muy ortodoxo para una “guerrera santa”
Como no sabía árabe leyó el Corán en francés y decidió abrazar su más estricta versión. Años después se casó con Abdessater Dahmane, un tunecino seguidor de Osama Bin Laden. En 2001 se fue con él a Afganistán, donde se entrenó en un campo de Al Quaeda para mujeres extranjeras ( esto estaba prohibido para las locales )
Malika considera que el brutal régimen misógino de los talibanes no lo es. “ Las mujeres no tenían problemas bajo los talibanes, ellas tenían seguridad” dice Malika, quien también cuenta que ella no tenía que llevar la burka (a la que llama “una bolsa de plástico”) sino un shador; en su calidad de extranjera eso le estaba permitido. De haber sido afgana y haberse negado a usar “la bolsa” , Malika no estaría ahora hablando y “peleando la guerra santa”.
Pero Malika tuvo la gran suerte de convertirse en la viuda de un “martir”. Un par de días antes de los ataques a las Torres Gemelas en Nueva York, su marido mató al líder de la resistencia anti-talibán, Ahmed Shah Massoud. Ella cayó en manos de los seguidores de éste pero las autoridades belgas lograron liberarla.
En Bélgica fue llevada a juicio por 22 cargos que la involucraban en el asesinato de Massoud: “ Como una viuda enlutada , ella persuadió al jurado de que estaba haciendo trabajo humanitario y no sabía nada de los planes de su esposo”. Desde entonces ha sido objeto de diversas investigaciones por sus ligas con el terrorismo pero ha salido bien librado, alegando en todo caso que ella no estaba directamente involucrada. Y como está ocupada con su sitio de Internet, recibe unos $ 1 100 dólares mensuales de apoyo por desempleo de las autoridades belgas.
La participación de las mujeres en la Jihad es un problema para la ortodoxia musulmana. Ahmed Yassin, fundador de Hamas declaró: “ Una mujer martir es problemática para la sociedad musulmana. Un hombre que recluta a una mujer está rompiendo la ley islámica”. Mohamed Atta, uno de los terroristas de septiembre 11, dejó claro en su testamento que no quería mujeres en su funeral. De hecho, en muchos países islámicos les está prohibido a las mujeres asistir junto a los hombres a los funerales , especialmente si están menstruando (un recordatorio clarísimo de su “impureza”.).
Y lo problemático proviene del hecho de que las mujeres son eficientes para eso de poner bombas: no son fácilmente detectables y una mujer no puede ser esculcada por hombres en los retenes militares. La idea de mujeres atacantes suicidas surgió por el éxito de la palestinas en los territorios ocupados llevando a cabo esas tareas.
Aunque entre los grupos, seculares y no, que han empleado mujeres estas constituyen sólo el 15% del total de atacantes. Sin embargo el incremento entre atacantes mujeres en Irak ha llevado a las autoridades y a las fuerzas de ocupación a organizar un grupo de mujeres policías (las “Hijas de Irak”) dedicado a supervisar a las muejres en los puestos de revisión.
Otra paradoja es que muchas mujeres musulmanas entusiasmadas con unirse a la “Guerra Santa” provienen de países occidentales , donde su situación de subordinación a los hombres no es como en los países extrictamente musulmanes.
Cuando a Malika se le pregunta sobre este rol subordinado, ella da una de esas respuestas que no lo son: “ Normalmente en el Islam el hombre es más fuerte , pero yo demuestro que hay que temer a Dios, a nadie más”
Y ciertamente Malika piensa en las mujeres. En su sitio, por ejemplo , les dice a los “enemigos del Islam”: “Pidan a su madres que ordenen sus ataudes”.
O sea, bolsas para sus hijos y...también para sus hijas?
Próxima entrega de Guerras y guerreras II – Irak , víctimas y victimarias.
La imágen de este artículo es parte de :
The Hidden Half: A Photo Essay
Photo Essay by Lana Slezic
Six years after the invasion, are women in Afghanistan
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